11. Segundo apodo.

9.6K 1.1K 225
                                    

KILIAN POV

Abro los ojos, me los tallo un poco, no es como un cliché donde el sol me da directo en los ojos, la tela de la tienda de campaña es azul marino, por lo que no ilumina mucho.

Me acurruco más con las cobijas mías y de Havzel. Ella está dormida aún, está dándome la espalda, por lo que que no puedo ver si tiene baba en la cara para poder reírme de ella después.

Busco mi celular y lo desconecto de la pila portátil, enciendo el celular y la pantalla se ilumina. Las ocho con quince minutos.

Me quito las cobijas de encima y se las acomodo a la castaña dormida a mi lado. Ella se acurruca más.

Salgo de la tienda después de ponerme mis chanclas negras.

No hay muchas personas fuera, es temprano, no saldremos a la siguiente excursión hasta las doce, realmente no sé por qué desperté tan temprano.

Camino entre las tiendas hasta llegar a la de Ian, la abro sin aviso, ambos se separan al instante y giran para ver quien les había interrumpido, se estaban besando solamente. Sin pena me quedo mirándolos, yo solo vengo por mi amigo. Ian me de una manera en la que espera que me vaya, pero no me iré sin él; gira los ojos y sale de entre todas mas cobijas, se coloca las chanclas, toma su celular y sale de la tienda.

Comenzamos a caminar rumbo a lago.

—Gracias, Kilian, eres un gran amigo—dice con ironía.

Suelto una pequeña risa.

—De nada.

—¿Qué no tienes nada que hacer en tu tienda?—pregunta.

¿Con Havzel? Iugh.

—No haría nada con el maldito dolor de cabeza.

—Oh sí, por un momento olvidé que te había tocado con Havzel.

—Te tengo envidia, hombre; sí me hubiera tocado con otra persona probablemente hubiéramos estado haciendo lo mismo que tú y tu pareja.

—No entiendo el por qué con Havzel no, es linda.

Me lo pienso medio segundo.

—No lo sé, solamente es un gran no.

Alza los brazos rendido, llegamos hasta el lago, justo a la orilla. Me quito los calcetines y subo la pijama hasta la rodilla. Entro al lago, está un poco frío, pero refrescante.

—Entra, no está tan mal, además, ya está subiendo la temperatura— le sugiero a Ian.

Sin opción comienza a quitarse los calcetines, después sube su pijama a la rodilla y entra junto conmigo.

—¿Qué tal la noche con el dolor de cabeza? —pregunta y luego ríe un poco.

Normal.

—Solo dormir, compartimos cobijas, pero dormimos a una distancia grande.

—¿Es enserio?, ¿nada?, ¿ni un abrazo, caricia, beso?, ¿eres el Kilian real?

Suelto una carcajada.

—No, Ian, y sí, soy el real— comienzo a jugar con un palo que encontré —todo entre el dolor de cabeza y yo... —Ian comienza a hacer ademanes para que deje de hablar.

—Linda forma de llamarme, apellido raro.

Me giro, ahí está Havzel, lleva una de las cobijas enrollada en alrededor de ella.

¿Me dijo apellido raro?

—Es un apodo cariñoso—sonrío de manera burlona.

Me mira mal. Nos quedamos mirando con el ceño fruncido y sin tratar de retirar la mirada. Yo ganaré.

El Día Que Te Amé Where stories live. Discover now