32. Familia Smith

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HAVZEL POV

Nos detenemos frente a la gran residencia Smith. Una casa grande con aspecto moderno. No es secreto que la familia de Tyler tiene dinero. Su padre es un muy buen doctor. Además, es fácil de saberlo, nuestra escuela es privada, conocida por su alto nivel académico y prestigio, y Tyler no posee becas.

—Tengo nervios—digo mientras salgo del auto.

Él me alcanza y se coloca a mí lado.

—No pasa nada, todo estará bien.

Llegamos a la entrada, una gran puerta como de cuatro metros de altura. Es una casa muy grande. Tyler abre la puerta y me deja entrar. El aspecto es en colores blancos y grises, le da un aspecto muy limpio y elegante.

—Ven, aún no están.

—¿No están?

Comenzamos a subir las escaleras.

—No, mi papá está por salir de su guardia en el hospital, y mi mamá ha ido a ver a mi hermano jugar vóleibol.

—Oh okay.

—No tardan en llegar.

Abre una puerta blanca. Supongo que es su habitación, toda decorada en los mismos colores que toda la casa, es de un tamaño similar a la mía, un par de ventanas en una pared que da a ver al gran patio, y dos puertas grandes que no sé a que llevan.

Gris y Blanco.

—¿Y a ti te va a ver jugar seguido?

Niega mientras deja la maleta de deporte en una esquina de la gran habitación.

—No, papá no puede por su trabajo.

Me siento en la cama mientras lo miro abrir una de las puertas. Su closet.

—¿Y tu mamá y hermano?

Suelta una risa pequeña y sigue sacando ropa.

—A ellos no les gusta el fútbol, así que ni por equivocación van a verme. Ni siquiera a un campeonato. Nadie va a verme nunca.

—Pues ahora yo iré a verte—sonrío.

Se gira con una sonrisa dulce y se acerca. Toma mis mejillas entre sus manos y se acerca para darme un beso.

—Gracias, Love.

—De nada—susurro.

—Me daré una ducha rápida mientras mi familia llega. Puedes mirar la tele—me da un control remoto color blanco.

Asiento y él se mete a la otra puerta que ahora sé que es el baño.

Enciendo la tv y comienzo a buscar algo que ver.

Pasan tan solo quince minutos para verlo salir con unos vaqueros, sin playera y con el pelo mojado.

Confirmo, todos los chicos del equipo se ven así. Bien trabajados.

Aclaro un poco mi garganta y lo miro a los ojos.

—¿Cuál te gusta más?—pregunta mientras eleva dos playeras en ganchos. Una es roja y la otra negra.

—La roja debe quedarte muy bien.

—Tienes razón, para estar combinados.

Se la coloca frente a mí y luego toma unos tenis color negro y se los coloca. Con un peine se acomoda el cabello y luego se pone un poco de loción.

—¿Me veo bien?—pregunta con un tono como de niño pequeño.

—Muy bien.

Me tiende la mano y me jala para quedar juntos.

El Día Que Te Amé Where stories live. Discover now