47. Los Sentimientos Salen Cuando Quieren.

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KILIAN POV

Me despierto con un dolor de cabeza muy fuerte. Miro a mi alrededor y estoy en mi casa, ni siquiera sé como he llegado aquí, mejor dicho, ni siquiera sé si salí o no, porque yo estaba cuidando a mis hermanos.

Me levanto de la cama sintiendo casi de inmediato ganas de vomitar, pero por suerte pasan rápido.

Camino hasta la puerta y salgo encontrándome con un gran silencio. Cosa que no es nada normal.

—¡Via! —grito dirigiéndome a su habitación y percatandome de que está vacía.

Tal vez está dormida con Oliver. Así que me dirijo a esta y también está vacía.

—¡Niños!, ¡¿dónde están?!—grito mientras bajó las escaleras y los busco.

La sala, la cocina, el recibidor, el patio, el jardín, los baños; y en ningún lugar están.

¿Acaso los he dejado con los Allen?

Tomo rápidamente mi celular y busco el numero de Ian entre mis contactos. Los pequeños deben estar con él.

Al primer tono afortunadamente responde.

-¿Qué pasa?

-¿Los pequeños están contigo?, ¿sí verdad?

Un gran silencio se extiende entre la línea de llamada.

-No.

-No es momento de hacer bromas, iré por ellos.

-Kilian, tus hermanos no están en mi casa, están en... - nuevamente un silencio- no sé dónde pueden estar.

-Ian, no están en mi casa, los perdí, no están.

-Los dejaste solos ayer, fuiste a la fiesta de año nuevo que no  dejaste disfrutar ni a mí a Havz, por tratar de cuidarte. Te comportabas como idiota. Hiciste enfadar a Havzel. No me dejaste ni siquiera dar un maldito beso a alguien para comenzar el año, no me dejaste hacer nada.

-¿Entonces dejé...?

-Al parecer sí. Adiós, la verdad no me apetece mucho hablar contigo.

-Pero, Ian...

Ha colgado.

Subo a mi habitación para colocarme mis tenis, una gorra y lentes. Iré a buscarlos por las calles.

Tengo miedo, mucho miedo.

¿Cómo le diré a mamá que acabo de perder a sus hijos por culpa del alcohol?

Me va a matar.

Salgo de casa y comienzo mi camino. En una de los jardines vecinos se encuentra una mujer, una amiga de mamá que me ha ayudado en cuidar a mis hermanos en algunas ocasiones.

—Disculpe—llamo su atención—¿ha visto a mis hermanos?

—¿Los pequeños están perdidos?

—Este... sí.

Se sorprende y dice:

—No los he visto pero te avisaré si lo hago, también avisaré al vecindario.

—Muchas gracias.

Camino a mi auto y subo para que así sea mas fácil encontrarlos. Recorro calles, avenidas cercanas, tiendas, puestos de comida, y nada.

No están. Y si no están con los Allen no tengo idea de donde pueden estar.

No debí beber tanto cerca de ellos, o mejor dicho nada, no debí beber nada cerca de ellos.

El Día Que Te Amé Where stories live. Discover now