Capitulo 11.

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Al día siguiente me levanté con mucho ánimo

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Al día siguiente me levanté con mucho ánimo. Me di una ducha rápida y solo desayuné un café. Me aliste para ir a la oficina y mi mente ya la tenía más que aclarada. Quería estar con Miriam y ni ella misma lo podía impedir. Tenía que demostrar que lo mío con ella era serio.

Llegué a la oficina y saludé a mi secretaria, en cuanto entre supe todo el trabajo que me esperaba. Montones de papeles esperaban sobre mi escritorio y yo solo suspire. La correspondencia estaba en un mueble a lado de mi escritorio; vi un sobre rosado que claramente llamo mi atención, asi que deje todos los pendientes de un lado, tome aquel sobre en mis manos y me senté para ver de que trataba.


Al ver la letra supe de inmediato que era de Miriam; mi corazón sin querer comenzó a palpitar fuertemente, lo abrí desesperado y desdoble esa carta. Me encantaba como era ella, muy a la antigua, muy de escribir cartas y de ser una romántica como yo siempre la había conocido. Aquella caligrafía bien cuidada llamo mi atención, pero mas todo lo que en esa carta decía. Mi ceño se fruncía cada vez mas y al leer el final, la doble entre mis puños arrugándola toda. Eso quería decir que me quedaba poco tiempo para alcanzarla; para decirle mis verdaderas intenciones con ella. La tire en cualquier lugar de mi oficina y fui a buscarla.

Salí de mi oficina hecho una furia y muy alterado. Mi secretaria se me quedo mirando muy raro y yo solo la ignore, corrí hacia mi auto y acelere lo mas que pude para poderla alcanzar. No podía creer lo que en esa carta me escribía, se iba a ir dejándome sin mi hijo y sin ella. No quería perderla ni podía permitirlo; en su vientre ella llevaba el fruto de nuestro amor, algo que ella podía hacer para unirnos mas. Simplemente era una mujer espectacular, cuando de verdad te aman lo demuestran. Ella siempre ha estado para mi tanto en las buenas como en las malas y yo no me podía permitir perderla ni dejarla ir.  A veces los hombres somos muy estúpidos y dejamos ir a personas tan maravillosas, por alguien tan simple.

En el recorrido a su encuentro yo no dejaba de apretar el volante, de apretar la mandíbula, de maldecir cuando los semáforos se ponían en rojo y de que cuando tenia una urgencia, la gente se volvía mas lenta de lo normal. Al fin estacione a fuera de su departamento. Baje rápidamente, salude al portero y entre presionando el ascensor como loco. Llegado al piso indicado, subí y presione el numero de su departamento para así poder encontrarla. Solo le rogaba a Dios que ella estuviera ahí y que no haya sido demasiado tarde. Llegue al piso correspondiente y me dirigí hacia la puerta; toque el timbre y espere pacientemente a que alguien abriera. Estaba desesperado, no podía ni quería perderla. 


De repente la puerta se abrió dejándome ver a una señora, fruncí el ceño. L a señora tenia los ojos rojos y era notable que ella era su tía o algo, yo sabia que no tenia padres. Pase saliva despacio temiendo lo peor, pues ella solo podía estar llorando por dos razones; una que algo malo le haya pasado a Miriam, o dos que se haya enterado del estado de su pariente.

Matrimonio a cambio de Amor III (Trilogía)Where stories live. Discover now