Capitulo 7.

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Bajamos agarrados de las manos y así entramos por el pasillo, para después poder tomar el ascensor. La gente nos miraba muy raro; en especial las mujeres cuchicheaban entre ellas y sabia que de ahora en adelante mi reputación de hombre soltero ya no iba a estar mas. No me molestaba, en lo absoluto. Yo quería darle el lugar que Miriam se merecía y así iba a ser.

Llegamos al piso correspondiente y ella estaba muy nerviosa, muy pocas veces la traía a mi lugar de trabajo.

-Buenos días. -salude y nos metimos directo a mi oficina. -sientate, no pienso dejarte sola.- le recorrí la silla e ella hizo lo que pedí. - Si quieres dormir, ahí hay un sofá. Lo más importante es que estés bien.- bese su frente y di vuelta a mi escritorio para sentarme en frente de ella.

-Gracias por todo lo que hiciste por mi, en especial por no dejarme sola y querer enfrentar esto conmigo.- sonrió de lado  y cruzo sus piernas. ¿Ya había dicho que aquella mujer que tenia delante de mis ojos era sensacional? Me levante de mi lugar y fui directo hacia ella, tome sus manos entre las mías y la mire con aquella intensidad con la que sentía ser padre.

-No tienes porque darme las gracias, eres mi mujer de ahora en adelante y dentro de ti llevas a mi hijo; aquel ser humano que hará que tu y yo nos unamos cada vez mas.

Simplemente me sonrió y bostezo. Sabía que estaba cansada, sus días habían estado algo locos y con muchas emociones. La tome de la mano; la guié hacia el sofá e hice que se acomodará ahí para que durmiera un poco. Le coloque una frazada y le di un beso en la frente. Ella me sonrió y me apretó la mano.

Fui hacia mi escritorio y empecé a hacer los pendientes del día, llamadas de clientes y mucho papeleo que tenía que ver y checar. De vez en cuando la miraba para saber que ella estaba bien y si, lo estaba. Dormía tranquilamente; su bella cara lucía muy relajada y me gustaba verla tan tranquila y saber que estaba conmigo.

Las horas se pasaban demasiado rápido y con ellas el trabajo aumentaba un poco más. Yo me estresaba de tantos papeles que veía en la mesa y de no poder terminar con ellos. El teléfono sonaba, pidiendo citas. A la 1:00 de la tarde yo tenía que estar en una junta. Mi mente se estaba preparando mentalmente para decirles a mis padres lo que estaba pasando. No sabía bien si lo tomarían para bien o para mal; lo único que sabía es que independientemente de su decisión, jamás dejaría a mi mujer de lado.

Con todo lo ocurrido me di cuenta que no necesitas tener a miles mujeres a tu lado; si no, solamente a una que te ame y este contigo en las buenas y malas. En las buenas cualquiera puede estar, pero en las malas casi nadie lo está. Estaba divagando en mis pensamientos cuando tocaron la puerta. Suspire y fui a abrir.

Al otro lado de mi puerta estaban mis padres. Cerré la puerta de la oficina, pues no quería que la despertarán.

- Mamá, papá, ¿Qué hacen aquí?- pregunté pasándome la mano por el cabello.

-Queríamos invitarte a comer a la casa, hace mucho que no estamos en familia.- mi madre se acercó a mi y me dio un beso en la mejilla.

Mi padre la mantenía abrazada de los hombros y yo Sonreí al ver aquella imagen.

-Claro, ¿puedo llevar a alguien?- el nerviosismo se notó en mis palabras. Sentí que mi saliva cada vez se espesaba más.

-Ni porque lo preguntes, siempre eres bienvenido con quién desees invitar, siempre y cuando sea algo serio.- mi padre tomo la palabra y yo sonreí. Antes de responder la puerta de mi oficina fue abierta y todo quedó en silencio.

Miriam salía de ella tallandose los ojos sin darse cuenta quien estaba en frente de nosotros, su instinto fue abrazarme y yo la rodeé con mis brazos. - Te extrañe.- me dio un corto beso y por un instante solo éramos ella y yo.

Un carraspeo de garganta se escuchó y ella dio un pequeño brinco.

-Tranquila.- la tome de la cintura y al ver a mis padres sus ojos se abrieron lo suficiente para estar sorprendida- Mamá, papá, ella es Miriam.- con la timidez andando, ella extendió su mano y mi mamá sin tomarla. Simplemente la abrazo y ambos nos quedamos sorprendidos.

-Es un gran gusto conocerte. Eres tan linda, me recuerdas a mi cuando estaba de tu edad.- la tomo de las manos y se le quedó mirando.

- Un gusto en conocerla, señorita.- mi padre le dió un beso en su mano y de pronto ambos se acordaron de dónde la habían visto.- Fue por quién te peleaste en el restaurante, ¿no?- ambos se miraron confundidos y yo asentí.

- Así es, ella es la mujer por quién cualquier hombre se pelearia.- la junte más hacia mis brazos y ella no decía nada. Sabía que todo esto le ponía los nervios de punta y más por el estado en el que se encontraba.

- Nos ha encantado conocerte, los vemos en casa a las tres. Ya puedes dejar todo aquí por hoy, hijo.- me guiñaron un ojo y se despidieron de mi acompañante. Para así desaparecer de mi vista.

Ella y yo también nos fuimos de la oficina, para ir a su departamento. Quería cambiarse y ponerse mejor cara. Que decir, así eran las mujeres de hoy en día y por más que yo le dijera que se veía preciosa tal y como estaba. Sabía que no me haría caso.

- Oh, Matt. Estoy nerviosa, no creo que tus papás tomen muy buena esta noticia.- ella daba vueltas por toda la habitación, ya llevaba media hora haciendo eso y yo solo me divertía.

- No tienen porque no tomarla bien, ellos quieren que haga mi vida y creo que serían los menos indicados en decirme algo. - la coloque entre mis piernas y se escondió entre el hueco de mi cuello.

- Si, pero supongo que ellos querían lo mejor para ti y no esto. Tal vez sea un error que te quedes a mi lado en esta etapa. Yo puedo sacarlo adelante y hacerme cargo de él. - no me miró, pero mi mandíbula apreté, era algo que jamás haría.

La tome de su cara y me puse serio.- Jamás vuelvas a decir que es un error que me quedé contigo. Ambos fallamos en esto, pero podemos permanecer juntos. No pienso irme a otro lado y dejarte sola.- no deje que respondiera, cuando tome sus labios con los míos y le di un beso apasionado; amoroso y realmente ella siempre me daba lo mejor de si y yo no pensaba fallarle nunca.

Después de una sesión de besos, se terminó de arreglar y de cambiar. Había dejado horneando un pastel de zanahoria que ella mismo había hecho. Le encantaba todo lo que tenía que ver con cocina, sabía hacer muchas cosas y yo disfrutaba probar aquellos manjares que cocinaba.

Cuando ambos estuvimos listos, salimos de su casa y emprendimos camino hacia la de mis padres. Tenía que admitir que yo también estaba nervioso, no sabía que reacción iban a tener. Pero trate de guardar la compostura, para darle la fuerza que ella necesitaba.

Estacione a fuera de la gran casa donde antes vivía y la mire. Una capa de sudor cubrió su frente y poco a poco palideció.

- Tranquila, pase lo que pase no me voy a ir a ningún lado ni te dejaré sola. - la bese y me baje para abrirle la puerta.

Aquí vamos.

*****
Después de tanta espera, al fin les tengo un capítulo nuevo. Lo siento si no actualizaba. Mi vida ha sido un verdadero caos, pase por cosas que jamás imaginé. Pero ya estoy mejor.

Espero que el capitulo les guste y yo cada vez amo más la pareja que ambos hacen. Espero me sigan apoyando y gracias por sus bellos comentarios. Ya saben que la primera parte de esta historia, estará publicada próximamente por Amazon.

Les mando un beso y abrazo enorme y las amo. Cada día somos más lectoras y espero pronto llegar muy lejos con el apoyo de todas ustedes.

Matrimonio a cambio de Amor III (Trilogía)Where stories live. Discover now