Capítulo 22.

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Estábamos en la sala de espera, mis padres y yo sin saber realmente que era lo que pasaba. Miriam,sabía que estaba muy débil en cuestión de emociones, pero tampoco quise detenerla, pues sabía en algún momento de su vida, todo aquello lo diría. Estaba débil en cualquier cosa y mi deber ers cuidarla.

-Tranquilo, todo saldrá bien y todo estará bien.-, mi madre, siempre dándome palabras para reconfortarme.

Me sentía mal, pues por yo no haber interferido ahora estaba pasando esto. Después de unos minutos más esperando, el doctor salió de las puertas.

-Ella está bien, sufrió un colapso nervioso.- reviso en su hija y después nos miro.- Si sigue sufriendo estás cosas, el bebé nacerá con problemas. Necesita tranquilizarse y llevar una vida tranquila. No puede tener estos desequilibrios tan seguido.- nos miro con regaño y ahora mismo me sentía muy culpable de todo, no la podía cuidar como se debía.

-Gracias, doctor.- dijeron mis padres al mismo tiempo, pues parecía que yo no tenía voz.

-En unos momentos ya se podrá ir a casa, pero necesita descansar. Le di algo para que el día de hoy estuviera lo más relajada posible.- yo asentí, desesperado.

Me sentía culpable por cada vez que le pasaba algo, definitivamente ella no podía seguir así. Ya no sabía si Anna lo hacía inconsciente o si de verdad quería perjudicar su estado. Me costaba pensar que era la segunda opción, pero algo me decía que aquella mujer inocente que conocí en el pasado, ya no quedaba nada. Mi trabajo era y será mantener siempre a salvó a mi mujer y ahora también a nuestra mitad de nuestro corazón. Fui con mis padres hacia la habitación donde se encontraban los amores de mi vida. Ella estaba plácidamente dormida y agradecía que estuviera descansando.

Era lo que mas necesitaba en estos momentos.

_Hijo, tienes que hacer algo para que estás cosas dejen de pasar. - mi padre tomo la palabra, poniéndome en mi lugar como lo merecía.-No puede seguir así, ahora esto fue leve, pero después se convierte en un peligro.-me palmeo la espalda mientras yo asentía, mirándola.

Jessica, mi madre, también tomo la palabra. Y lo que dijo, me dejó pensando bastante.

-Tal vez Anna, en su momento fue una mujer angelical, pero ahorita ya no sabemos de lo que pueda ser capaz. - todo aquello lo decía con angustia.- No te confíes de ella y mantén siempre a Miriam a salvó. Es una mujer buena, de las pocas ya que quedan.

- Te esperamos a fuera, será mejor que nos la llevemos aún dormida, de aquí para que no se altere.- de mi boca era imposible que salieran palabras o respuestas.- Le diré al doctor y enfermeros que nos ayuden a subirla.

Se veía tan tranquila dormida, estando en ese estado no sufría oara nada. Me senté a su lado y tome su mano delgada, delicada y fría.

-Mientras yo viva, todo estará bien y nada malo te pasará.- unas lágrimas viajaron por mi rostro y negué ya desesperado, cansado. Últimamente nada salía bien en nuestra vida. Al parecer Anna, no era la mujer que todos pensábamos. Iba a tratar de mantenerme lo más alejado posible. De poco, iba perdiendo la confianza que un día tuve hacia ella. Me daba mucho dolor, ver cómo Miriam tenía que estar pasando por todo esto cuando ni siquiera merecía nada de esto.

Devia cuidarla y mantenerla a salvó, para que pudiera pasar su embarazo tranquila.

Limpie mis lágrimas y me puse de pie en cuanto la puerta se abrió, entraron los enfermeros con una camilla, para sacar a mi mujer de aquí. Yo iba detrás de ellos, mis padres ya nos estaban esperando en la salida. Con cuidado la subieron, yo a un lado de ella. A los pocos segundos mis padres se pusieron en marcha.

Acariciaba su cara, el doctor había dicho que así se iba a estar por lo menos hoy. Necesitaba tranquilidad, estabilidad y últimamente no la tenía. De pronto, abrió los ojos y me sonrió.

-¿Te he dicho ya lo guapo que eres? Levanto su mirada y acaricio mi mandíbula despacio. Me daba un poco de gracia como lo decía, se comportaba como si estuviera borracho, arrastraba las palabras. Sabía bien que era por el tranquilizante que traía encima.

-Claro que si, mi amor. Tu también eres una belleza.- bese su frente y coloque uno de sus rebeldes cabellos, atrás de su oreja. Llegamos a casa y los padres bajaron felices, sabía que les gustaba mucho poder estar cerca de ella y de su nieto. Su primer nieto, quien iba a decirlo.

Acto seguido, iba a ayudarla a bajar, pero nego y con esto me dió un leve manotazo para quitar mi mano.

-Yo puedo sola.- hablaba tranquila, pero siempre arrastrando las palabras.

Se bajó tambaleándose del coche y yo negué, está mujer era más necia que mi madre.

-Amor, por favor, entiende. Deja que te ayude, te caes y no solo te pasará algo malo a ti, si no a mí hijo también.- ella rodó los ojos y se hizo para atrás. Por poco no ve el escalón y se cae, si no es porque yo estoy detrás de ella.

La tomé en brazos sin pedir permiso, la subí a la habitación y la coloque recostada en la cama. Se quejo cuando hice eso, porque aún tenía lastimada la costilla.

-Esa mujer ya me tiene harta, me dan ganas de matarla.- apretó los dientes y sin más empezó a decir cosas así, de que la odiaba y no quería volverla a ver.

-Shh, tranquila que mientras yo esté vivo, cuidare de ti y no permitiré que alguien se te acerque si tú no quieres.

De pronto el llanto se apoderó de ella y se tapo los ojos con las manos, estaba muy sensible y la entendía a la perfección. Estaba pasando por muchos acontecimientos últimamente.

-Dios mío, he aprendido a vivir ya contigo, a amarte y quererte como jamás lo he hecho con nadie. El simple hecho de perderte, me volvería loca.-, un sollozo ahogado escapó de sus labios y me dolía verla de esa manera, tal ves todo lo que me decía ahora, era algo que ya tenía guardado desde siempre.

-No me vas a perder, nadie te apartará de mi y también de la misma manera que me amas tu, también lo hago yo. - quite sus manos de su cara y limpie sus lágrimas con mis labios.- Eres el amor de mi vida y nada ni nadie me separará de ti, ni de mi hijo.- tomándola desprevenida, tomé sus labios con los míos, aquellos labios suaves que me derretían en cuestión de segundos. Su sabor era algo que me encantaba, cómo encajaba perfectamente con los míos. Unimos nuestras lenguas, mientras que el beso se volvía más intenso. Ella me tomo del cabello, acercándome más a su cuerpo. Note como una parte de mi cuerpo despertaba ante ese contacto y un gemido ahogado salió de mi garganta. Sus manos recorrieron mi pecho y abrió sus ojos.

-Eres mi comida favorita.- se relamio los labios y sin esperar a que me diera permiso, volví a unir nuestras bocas, mientras me encargaba de deleitarme con su hermoso cuerpo. Era una delicia, algo que jamás me cansaría de probar.

*****
La temperatura subió con este capítulo. Disculpen si no había actualizado, el trabajo y cuestiones familiares, amorosas me tenían ocupada. Hay veces que saliendo de trabajar, no quiero saber nada y es por eso que me desconecto un poco.

Pero les prometo que por lo menos tres capítulos al mes, los tienen asegurados. Gracias por todo el apoyo y adivinen que?
Se viene el lanzamiento de "Matrimonio a cambio de Engaños" por Amazon. Así que espero su apoyo y ya les estaré avisando cuando sale a la venta.

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Pregunta, ¿Quisieran que hiciéramos un grupo de WhatsApp? Yo encantada, déjenme saber en los comentarios 💜
Las amo!!!!

Matrimonio a cambio de Amor III (Trilogía)Where stories live. Discover now