Capítulo 28.

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La comida pasó bastante a gusto, sin contar ese pequeño acontecimiento que nos interrumpió unos largos minutos.

Yo le conté un poco de mi vida a mi suegra y ella me contaba cómo es que era Matt de bebé y como siempre la protegió. Yo siempre supe que ese hombre es y sería un amor.

Sin querer nos habíamos dado cuenta que ya estaba anocheciendo, saqué el celular de mi bolsa y vi en él varios mensajes y llamadas perdidas de mi amor. Rodé los ojos pero amaba que me cuidara de esa forma que solo él sabía. Siempre soñé que un hombre me amara y me cuidara como Matt lo hacía conmigo.

Pagamos la cuenta, pese a que intenté darle una parte a Jess, no se dejó. Por poco olvidaba que tenían ellos una cena hoy; la cuál yo no tenía muchas ganas de asistir para ser honesta.

Nos subimos a la camioneta y nos encaminamos hacia la casa, lo único que quería era descansar. Realmente aunque la he pasado tranquila, me sentía como cansada.

Me recargue en la ventana y de pronto un mareo me invadió, todo a mi alrededor daba vueltas y lo único que hice fue cerrar los ojos. Quería que ese malestar pasará; inhalé y exhalé varias veces, pues sentía cómo la comida quería regresarse.

-Cariño, ¿te sientes bien?- Jess, me tomó de la mano y su tono de voz era de preocupación.

-Todo bien, solo un simple mareo que me llegó.- respondí mientras intenté apretar su mano en señal de agradecimiento.

En el camino empezó a hacer llamadas para ver si la cena ya estaba lista, yo no sabía si iba a asistir pues no me sentía del todo bien.

Al llegar a casa, vi que en las escalera ya nos esperaban Christian y Matt. Yo cerré los ojos y esperé a que se estacionarán para poderme bajar.

Matt, como lo suponía vino a abrirme la puerta. Yo lo miré feliz o lo que sea que pudiera demostrar con mi cara en estos momentos.

Me tomó de las manos y me miro frunciendo el ceño.

Lucía demasiado guapo con aquél traje azul marino, camisa blanca y los primeros botones desabrochados. Rodé los ojos internamente, tenía que controlarme.

-¿Qué pasa?- pregunté aun sin bajarme pero con su agarre firme en mi mano.

-Estas muy fría, probablemente te haya bajado la presión.- no lo había pensado, quizás eran mareos o una baja de presión lo que estaba haciendo que me sintiera así. Intenté bajarme pero mis piernas flaquearon.- Vamos, yo te ayudo.- me tomó en sus fuertes brazos y escondí mi cara en su cuello. Aqui en sus brazos era donde me sentía segura y en paz; para mí él era mi hogar, mi luz y el amor.

-De regresó para acá, empezó a tener ese síntoma. Es mejor que cancelé la cena.- escuché murmurar a sus padres detrás de nosotros, mientras que pasábamos por la entrada.

-No, no vale la pena que cancelen esto por mi. Estaré bien, un buen baño y acostarme un rato me ayudará a sentirme mejor.- la miré para que se sintiera segura, no quería estar ocasionando más problemas de los que ya había hecho.

-Si, ma. Ahorita subimos a la habitación, la ayudo y cuando lleguen las visitas bajamos.- sin esperar a que su madre respondiera, subió conmigo en brazos hacia la habitación.

Me coloco en la cama con mucho cuidado, fue hacia el closet y saco el aparato para checar la presión. Amaba cuando era tan cuidadoso conmigo.

-No es necesario, Matt. Son síntomas del embarazo.- extendí mis brazos en la cama y vi como me miraba con preocupación.

-Yo lo sé, mi amor. Pero prefiero prevenir que lamentar.- yo asentí sin remedio, se colocó a mi lado y puso el aparato en mi brazo. Cerré los ojos y deje que hiciera su trabajo, cuando sentí que ya había terminado, los abrí y el estaba mirándome.

-Amo cuando me ves así.- dije con una sonrisa mientras observaba a detalle cada uno de sus gestos y movimientos.

Negó queriendo reírse.- No la traes tan baja, pero si. Toma un chocolate del cajón y cómelo. Después te ayudaré a que tomes una ducha.- bufé, mientras me estiraba para tomar un chocolate y meterlo en mi boca.

-Eres mandón cuando te lo propones.- me levante de la cama ya con el chocolate en mi boca y cuando estaba por entrar al baño, me interceptó de frente.- Déjame, ya tengo que arreglarme. No pienso quedarle mal a tu madre.- no lo miré, solo intentaba que se quitará.

-Lo sé, pero mientras podemos tener tiempo tú y yo.- me tomó de la cintura y empezó a retroceder conmigo hasta sentir detrás de mi la cama.

Estas cosas me prendían al mil; empecé a sentir la presión de él contra mi. Lo miré y aquellos ojos dilatados ya me estaban comiendo, trague saliva despacio y mi respiración empezó a acelerarse. Cuando me di cuenta, había perdido de vista su mano y ya estaba haciendo con ella su recorrido por mi cuerpo; subiendo con eso mi vestido. Sin querer, se me empezaron a escapar pequeños gemidos de placer. Sentí como toda mi piel se erizo y como aquél lugar se empezaba a sentir más caliente de lo normal.

Yo empecé a devolverle el favor, mientras mis ojos no se despegaban de los suyos, recorrí con mis manos sus brazos; tomé las solapas de su traje y lo deslicé, mientras que él disfrutaba tocando mi cuerpo y ver en mi las reacciones de placer. Acaricié sus brazos bien marcados y tomé los primeros botones en mis manos, para empezar a desabrochar su camisa. Dios, es que simplemente este hombre era demasiado para mi. Mordí mi labio sin darme cuenta y sin esperarlo me tomó del cuello y me beso.

Un beso lleno de desesperación, inmediatamente introduje mi lengua en su boca u ante aquello; mi hombre soltó un gemido de placer, me tumbo en la cama y se subió arriba de mi, con cuidado de no lastimarme. Al sentir su tacto en mi cuerpo, me encendí y jalé de su cabello mientras lo devoraba a besos. Intenté que mis pequeños gemidos de placer no se escucharan tanto; sentí mis mejillas arder mientras que él baja sus besos hacia mi cuello y yo me erguía disfrutando de las sensaciones que estaba sintiendo en mi cuerpo.

Mis hormonas estaban a mil por hora; yo parecía una mujer desenfrenada con ganas de más y de que no parará. Ambos nos desnudamos y nos estregamos con aquella pasión, lujuria y amor que siempre nos ha caracterizado desde que éramos más jóvenes.

-Dios, sigues siendo maravillosa.- beso mi cabeza mientras yo me mantenía abrazada a él. Sonreí sin querer, que un hombre te lo dijera, era más que un halago.

-Te amo, Matt.- bese su abdomen y cerré los ojos. Ya era hora de que empezará a arreglarme, ya iban a dar las 10 de ma noche y sus padres tenían a los invitados ya citados.

-Y yo a ti, cómo no tienes idea.- apreté mi mano en un puño, tenía miedo de que esto fuera un sueño.

Después de besarnos, nos dispusimos a arreglarnos. Vi en mi closet que sería buena opción ponerme y lo agarre en mis manos. Un vestido largo, color vino, manga larga. Unos pendientes y el collar que me había regalado, junto con mi anillo de compromiso que aún no me creía.

Me hice el cabello lacio y me maquille algo más de lo que solía hacerlo; me puse perfume y salí de la habitación, para encontrarme con Matt en las escaleras.

-Te ves preciosa, eres todo un sueño hecho realidad.- estupró su mano y yo me sonrojé.

-Eres guapísimo.- bese sus labios y agarrados de las manos, bajamos.

Ya se oían risas en el salón, instintivamente apreté más su mano y nos preparamos para entrar y saludar de nuevo a aquella pareja.

Veamos esta cena qué tal avanzaba y qué tal eran ellos estando con los padres de mi casi marido.

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Gracias por leer!!! Me gustaría ver más sus comentarios y sus opiniones por acá, estoy amando escribir esta historia.

Gracias por todo!! Nos leemos pronto.

Matrimonio a cambio de Amor III (Trilogía)Where stories live. Discover now