Capitulo 8.

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Bajo casi tambaleándose y tomando bocanadas de aire. Estar en nuestra posición era realmente difícil, yo no es que tuviera miedo de lo que fueran a decirme. Porque sinceramente estaba preparado para todo. Pero me daba mucho nervio el cual iba a ser su reacción.

Miriam, se veía preciosa en aquél vestido color azul marino; entallado, haciendo resaltar su pequeña figura. Se había colocado unos zapatos negros de tacón bajo, su cabello caía con suaves ondas sobre su cuerpo e iba maquillada sutilmente. Amaba como lucía con todo lo que se pusiera.

Le tome la mano para darle valor y caminamos para poder llegar hacia la puerta de entrada.

- ¿Lista?- la apreté fuerte y solo asintió. Toque el timbre y a los dos segundos mis hermanos menores abrieron la puerta. Ya se habían convertido en unos traviesos de lo peor

- Hermanito, te extrañamos.- ambos corrieron a abrazarme y yo los recibí feliz. Hace mucho que no los veía y al sentir su abrazo me recordo cuando Clara y yo éramos niños.

Mi hermana se llamaba Isidora y mi hermano se llamaba Eugenio. Ambos ya contaban con 8 años de edad. El tiempo pasa demasiado rápido y sin darnos cuenta la infancia se va y crecemos sin disfrutar bien lo que tenemos. Se le quedaron mirando a mi acompañante y Miriam cada vez se ponía más nerviosa. Era la primera vez que conocía a mis hermanos menores y yo sólo estaba divertido por como la miraban.

- ¿Quién es tu acompañante?- preguntaron al unísono.

Yo tomé la mano de ella y me agaché a su altura.- Es mi mujer, su nombre es Miriam.- la miré.- Te presento a mis hermanos latosos, Eugenio e Isidora.

Ella sonrió y se agachó a la misma altura que mis hermanos.- Mucho gusto en conocerlos.- les dio un beso a cada quien en su mejilla y después mi hermana soltó un comentario que a ambos nos hizo reír.

- Cuando sea grande quiero ser como tú. Es muy bonita, Matt. - mis hermanos sin pensarlo dos veces la guiaron hacia adentro de la casa y en el recibidor estaban mis padres.

-Qué gusto que ya estén aquí los estábamos esperando. Pasemos al comedor y enseguida nos servirán la comida.- mi madre tomo la mano de mi acompañante y la guío hacia el lugar.

- Clara, ven a comer,  ya te estamos esperando y los invitados ya llegaron.- el timbre volvió a sonar y sin pensarlo dos veces fui a abrir. Me encontré con la sorpresa de que eran mis abuelos de parte de mi papá. Esto sí que iba a ser difícil pues estaban invitando a toda la familia.

Clara bajo y todos juntos nos sentamos en el comedor.  Presenté a Miriam y todos estaban contentos de la mujer que había escogido para estar a mi lado. Le preguntaban sobre su vida; sobre lo que le gustaba o no le gustaba y ella encantada se desenvolvía hablando sobre la cocina y lo que le gustaba hacer.

- Muchas gracias por recibirme en su casa no, quise llegar con las manos vacías e hice yo misma un pastel de zanahoria. -se lo entregó a mi madre y con eso mi madre quedo más que satisfecha sabía que ella era la mujer indicada para mí.

Yo estaba al lado de mi mujer, pero cada vez notaba que se empezaba a poner más nerviosa de lo normal y tenía miedo que se sintiera mal. Mis abuelos también estaban satisfechos con la mujer que tenían enfrente; pues sabían que eran diferente, que no era aquella mujer interesada por el dinero o por lo que yo poseo, gracias a mi familia. Ellos sabían que de verdad me quería bien y que esta vez no me había equivocado en escoger a alguien para mí.

- Es un gusto que Matt nos trajera a una buena muchacha como tú. - Christian, soltó ese comentario y mi mujer se sonrojó más de lo normal.

- Yo les agradezco a ustedes por invitarme a su casa y convivir un rato en familia.- movía sus manos nerviosa.

- Cuéntanos, ¿Cómo se conocieron mi hijo y tú? - le tome de las manos para darle valor a que ella hablara.

- Nos conocimos hace muchos años ya, solíamos ir al mismo bar cada fin de semana y él en su borrachera me invitó a bailar; me invito un trago,  platicamos y desde ahí supe que él era un hombre completamente diferente a los que yo había conocido. Y no me refiero a su posición social o económica, no no me malinterpreten. Creo que su hijo es uno de los pocos hombres buenos que existen.- al decir ella todo aquello supe de inmediato que a mis padres ya los tenía ganados y sinceramente a mí también me sorprendió la manera en cómo pensaba de mí.

- Vaya, se ve que tú quieres bien a mi hijo y eso nos da mucho gusto tanto a mi esposa como a mí.

- Yo puedo contarles la otra parte de la historia.- tome una bocanada grande de aire y mientras todos comíamos empecé a platicar.- ella y yo fuimos novios hace unos años pero por yo ser un hombre inmaduro o un niño inmaduro no me di cuenta de la mujer que tenía lado y desgraciadamente la deje ir.  Claramente ella nunca se fue de mi lado; se convirtió en mi amiga, es mi mejor amiga, mi confidente y sabía bien que mujeres como ella muy pocas veces hay. Por lo tanto me decidí a dejar de ser un cobarde y darle ese hombre que ella merecía.

La mirada de Miriam, me derritió y me atreví a darle un beso en la mejilla con la mirada expectante de mis padres.

- Sabía bien que tu madre y yo te habíamos educado para bien y que si yo en mi juventud pude cambiar, tú también lo harias. Recuerda muy bien lo que te digo hijo, nunca dejes ir a la mujer que te hace mejor hombre y que te quiere por cómo eres no por el dinero. Salud.- nos habían servido vino espumoso, pero ella tomó la copa nerviosamente; sabíamos bien que ella no podía tomar alcohol por el estado tan delicado en el que se encontraba. Al momento de chocar nuestras copas y todos tomar un trago excepto Miriam, hubo un silencio grande.

Mis hermanos pequeños estaban jugando así que ellos no se dieron cuenta, Clara, por su parte simplemente abrió los ojos sorprendida y mis padres se miraron mutuamente. Mis abuelos simplemente sonrieron y se miraron cómplices y yo tomé la copa de mi mujer y la dejé en la mesa.

Sabía que se estaba sintiendo un poco incómoda por como todos estaban mirando aquello, pues en la familia era común que si no tomabas alcohol era porque estabas embarazada. Si mal no me equivoco tanto mi madre como mi abuela habían hecho eso unos años atrás.

Jessica,mi madre, sabía lo del hospital así que ella se podía dar una idea de lo que estaba pasando. Por otro lado, mi padre sólo nos miraba intrigados y esperando supongo que no fuera lo que él estaba pensando.

- ¿Por qué ese silencio?- pregunté.

- Por nada, cielo.- mi mamá me sonrió

- Espero que no sea lo que estoy pensando.- mi padre tomó la palabra y después se metió un trozo de comida a la boca, mirándome fijamente.

Aquel comentario que soltó no me había gustado para nada, pues ellos más que nada no eran nadie para juzgar. Se entendía que como padres querían lo mejor para mí, pero ese tipo de cosas simplemente pasan en el momento que Dios lo tiene planeado. Me puse de pie, recorrí mi silla y todas las miradas fueron puestas en mí. Ella agachó la mirada y yo la tomé por los hombros mirando a toda mi familia. Aquí vamos, tenía que decir aquello que tanto me daba miedo.

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¡¡Nuevo capítulo!! Gracias por leerla y estar en la espera de un nuevo capítulo. Agradezco cada comentario tan lindo que me escriben.

Veamos que tal va avanzando la historia y esperemos que todo esto no sea un conflicto para ellos.

Las amo.
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Matrimonio a cambio de Amor III (Trilogía)Where stories live. Discover now