Lady Killer II .- Perfeccionando a la Asesina

Escape.

No llegaron muy lejos, puesto que ninguno de ellos era un corredor innato, yo los seguí de cerca; en el camino fui colocándome los Shukos para estar preparada ante cualquier ataque mano a mano, tomé unos pares de shuriken y los lancé a su posición.

Entonces disparé la bengala al cielo; cuando ellos se voltearon para mirar el destello, las shuriken les dieron, solo tres de ellos recibieron una herida mortal; los demás solo salieron lastimados y me miraron entornando los ojos.

No perdí tiempo y empecé a correr por donde había venido; en mi estado humano no era tan rápida, pero si tanto como ellos, por lo que pude mantenerme a una buena distancia.

“Audrey” La voz de Mark me tomó por sorpresa haciendo que casi cayera.

“Vimos una bengala” Volvió a hablar en mi mente.

Era ciertamente desconcertante que hubiera alguien más en mi mente.

“Fui yo” Pensé “Los hombres de Aron iban hacia ustedes e hice que regresaran”

“No debiste hacer eso, creemos que había un contingente escondido, solo capturamos a 20” Dijo preocupado.

“Solo quedan cuatro más de este lado” Respondí.

“Ya vamos para allá”

Y salió de mi mente.

 Corría saltando piedras y árboles caídos, evitando los ataques de los hombres que me seguían. Una antorcha iluminó el cielo; ellos perdieron tiempo observándola, yo me dirigí hacia ella, no estaba tan cerca como pensé.

Y mientras seguía corriendo noté que ellos se detenían. Fue de lo más extraño, como si hubiesen recibido alguna clase de orden que los hizo retroceder.

Corrí aún más rápido temiendo lo peor, pude escuchar el rápido palpitar de un corazón humano, Aina no estaba lejos.

La segunda bengala iluminó el cielo, a unos metros de mí, corrí directamente hacia ella; escuchó que la alcanzaba y se volteó a mirarme, a tiempo de que disparaba en mi dirección, gracias a Dios tenía buenos reflejos y solo rozó mi hombro derecho.

.- ¡Audrey!-. Dejó caer el arma-. Perdóname, pensé que eras alguien más-. Dijo realmente avergonzada.

Recogí el arma y me arrodillé delante de ella.

.- No importa, sube en mi espalda y estate atenta-.

Así lo hizo, ella era realmente menuda, por lo que cargarla no significó mucho esfuerzo; descubrí que podía correr igual de rápido que antes, continué corriendo lo más rápido que podía sin descuidar mi entorno, no conseguía escuchar nada cerca, y antes de darnos cuenta, ya estábamos en la playa.

Deje de correr y la bajé de mi espalda; caminamos y entramos al agua, ahí estábamos seguras.

.- ¿Te di?-.

.- Estoy bien-. Le sonreí.

Esperamos a que nuestras respiraciones se normalizaran, a lo lejos empecé a escuchar 11 corazones desbocados que corrían en nuestra dirección.

.- Ya vienen-. Le dije, ella se tensó.

Damon fue el primero en aparecer, pero antes de que pudiera verlo salir por completo de la selva, algo me golpeó desde mi flanco derecho, y salí volando. Solo que no impacté con el suelo, estaba volando.

Un hombre delgado y desgarbado me sostenía boca abajo, sujetando firmemente mi cintura, pero lo que me dejó paralizada unos instantes fueron las terribles garras que sostenían mi cintura y las poderosas alas que salían de sus omóplatos.