Fuga.

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Desperté y en seguida me puse en alerta. Alguien gritaba, y sus gritos eran espeluznantes, aterradores... Intenté levantarme de la cama en donde estaba acostada pero un par de manos me detuvieron.

.- No te levantes aún, sigues débil-. Fue George.

A decir verdad, me sentía mareada y sin fuerzas.

.- ¿Qué está pasando? ¿Quién grita?-. Entre todo el alboroto no podía identificar la procedencia de los gritos.

.- Es Aina-.

No terminó de decirlo, cuando ya estaba de pie. Un leve mareo me hizo trastabillar pero de inmediato recobré la compostura y puse atención a mi entorno.

Aina estaba recostada boca abajo hecha un ovillo; su rostro estaba escondido entre las sábanas de la cama, y sus puños aferraban el colchón, pero lo que me impactó fue la sangre que le corría por la espalda.

.- ¿Qué sucede? ¿Por qué está sangrando?-. Lo primero en mi mente fue pensar que la cirugía había salido mal. Me alarmé.

.- Es parte del procedimiento, ella tiene que desplegar las alas y al hacerlo, éstas le desgarrarán la espalda-. Dijo una enfermera con calma.

.- ¿Y porque no la sedan?-. Casi grité. Aina no dejaba de gritar y lloraba.

.- Porque si lo hacemos, no quedará suficiente sedante para usted-. Dijo el doctor mientras empezaba a sudar.

.- ¡Sédela!-. Grité.

.- Pero...-.

.- ¡Que lo haga le digo!-. Ordené.

No dijo otra palabra, corrió hacia su estante y tomó lo que quedaba de anestesia en el frasco; una vez que el cuerpo de Aina hubo absorbido la anestesia, ella dejó de gritar y su cuerpo se relajó.

Y entonces, pasó algo aterrorizante. De las heridas que sangraban sin control, comenzaron a surgir lo que parecían dos masas de metal brillante; las heridas se extendían más y más hasta el punto en que alcanzaron los 50 centímetros de largo, a cada lado de la columna de Aina. Y entonces, de ese par de masas, empezaron a formarse unas largas y brillosas alas.

Cuando las hubo extendido por completo, las heridas dejaron de sangrar y una especie de tinta se extendió a lo largo de la herida.

Cuando ella retrajo sus alas, estás desaparecieron por las heridas que ellas mismas habían abierto en el cuerpo de Aina, y en vez de dejar una herida abierta, sangrante e irritada, había solo una línea de 54cm de largo por tres de ancho; parecía un tatuaje grabado con tinta color plata.

.- ¿Qué es eso?-. Pregunté.

.- Verás, éstas alas no son metal que ya tiene forma y composición, más bien es líquido en espera de ser moldeado, por eso no se nota aún cuando están dentro del cuerpo de ella, la línea que quedó es el sello por el cual las alas saldrán del cuerpo sin dañar más al huésped, y también servirán como camuflaje, puesto que si alguien las ve, creerán que solo es un tatuaje hecho a cada lado de la columna-. Explicó.

.- Brillante-. Dijo George.

.- Impresionante-. Coincidí.

Aina se veía pálida y estaba sudorosa.

.- ¿Estás bien?-. Me acerqué a ella.

.- Me siento... tan cansada-. Susurró.

.- Perdieron mucha sangre en la cirugía, sumándole el desgarre de su piel para que las alas salieran más el dolor que sufrió, está agotada física y mentalmente-. Dijo mientras le tomaba el pulso.- Será mejor que la lleven a su recámara para que descanse, nos quedaremos con ella-. Dijo señalándome.

Lady Killer II .- Perfeccionando a la AsesinaWhere stories live. Discover now