Es la segunda vez en la tarde que estoy haciendo algo de lo que no me siento seguro, decidí quedarme a cenar con ella y por alguna extraña razón siento que debo justificarme conmigo mismo por mis acciones. Su Nana preparo la mesa para dos y dejo la comida en ella, Sophie le dijo que se podía ir a descansar, que no debía preocuparse ella podía ocuparse de la cena, lo que me sorprende, pensé que estaba acostumbrada a que todo hicieran por ella. Nos sentamos de frente y ella sigue luciendo esa hermosa sonrisa. Me sirve una clase de crema, la pruebo y mis ojos se cierran, tiene un sabor delicioso, su Nana cocina demasiado bien. Ella la prueba, y al momento de que la cuchara toca sus labios, pone una expresión de felicidad, algo que por muy extraño que suene alegra mi noche, verla de esta manera, feliz.

– No puedo creerlo es tan deliciosa, mi Nana recuerda que esta es mi crema favorita, crema de espinacas. –Dice con alegría, ella está feliz y presiento que no es muy común verla de esta manera– ¿Te gusta Louis? –Me pregunta mientras me sirve un poco de agua.

– ¿Espinacas? –Tomó otra cucharada para comprobar– Tu Nana cocina delicioso –Respondo mientras tomo otro sorbo de ella.

Durante la cena ella se porta amigable, demasiado, diría yo. No soy capaz de creerlo, esta no es la niña mimada de la que todos nosotros nos burlamos o hablamos, no creo, la verdad algunas veces en el pasado quise tratarla, pero conforme creció mi interés decayó, hasta ser nulo. Siempre la vi llegar en carros lujosos y a las dos semanas se iba, desaparecía por meses y volvía por una o dos semanas a lo mucho. Pero hora, entre más platico más divertida parece, no presume de sus múltiples viajes ni de lo que compra o hace en ellos, se limita a contar cosas sencillas, como su película preferida o que hace en las tardes mientras su padre sale a alguna junta de negocios, parece más sorprendida con lo que yo le cuento de los chicos que con lo que ella cuenta de sus viajes. Terminamos la crema entre una charla muy amena y enseguida sirve el guisado, carne asada con una ensalada de verduras extrañas, es muy atenta y deja en claro que aunque es rica tiene excelentes modales, estoy sorprendido, es diferente a todos los comentarios que he escuchado de ella. Es más como una típica niña rica de la época antigua, de esas que siempre son niñas buenas y tienen excelentes valores morales, no como las clásicas niñas ricas de hoy en día que suelen gastar su fortuna en cosas irrelevantes, como fiestas, alcohol y sexo. En un momento de silencio ella gira su mirada hacia la foto del portarretrato, mi curiosidad puede más y hablo.

– ¿Quién es ella? –Señalo hacia el portarretrato, ella se queda callada, algo me dice que no debí preguntar eso, aun no hay tanta confianza, sus ojos se nublan, se han inundado de tristeza y me siento como un idiota al arruinar su hermosa sonrisa.

– Es mi madre, dicen que soy muy parecida a ella –Dice con expresión impasible. Cambio de actitud inmediatamente, paso de triste a disimular que nada pasaba, no puedo evitar hacerle otra pregunta, las palabras salen de mi boca de una manera inesperada, siempre he sido curioso.

– ¿Es verdad que ella los dejó? –Abre sus enormes ojos y me fulmina– ¿Por qué nunca la has buscado? Es tu... Emmm... mamá– Digo en tono más bajo, se sienta recta y todo en el ambiente se tensa, su semblante cambia y toma aire notablemente, está recuperándose de mi comentario. Me mira con una expresión extraña en su rostro, no me ve con enojo, ahora hay dolor. Suelta el tenedor, limpia su boca con la servilleta, toma algo de agua, aclara su garganta y gira su mirada al cuadro, ella esta tensa y puedo sentirlo.

– Créeme Louis, hubiera preferido que nos abandonará –Suspira– Ella falleció cuando yo nací, no creo que hubiera querido dejarnos solos –Se gira a verme, su mano agarra la servilleta con fuerza, tanto que sus nudillos se tornan blancos– Esa es la razón por la que siempre estoy con mi padre, por la que viajo con él y no me deja aquí en Londres, no tenemos más familia cercana, sólo nos tenemos el uno al otro, no podemos perdernos– Musita, el tono de su voz flaquea al decir las últimas palabras, está por llorar, sus ojos se notan acuosos y aunque ella no lo note su labio inferior tiembla ligeramente. Aunque la comida está muy buena dejo de comer –Soy el chico más estúpido del mundo– Repito en mi mente. Jamás pensé que su madre estaba muerta, la historia que todos nuestros padres cuentan es muy diferente. Siento remordimiento por las veces que he hablado mal de ella, por ponerle el sobrenombres cada que la veíamos llegar de algún viaje, la juzgue sin conocerla.

Don't You Remember... || Louis Tomlinson [Terminada/Editando]Where stories live. Discover now