[T R E I N T A -Y- C I N C O]

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Mi pecho sube y baja con rapidez al tratar de regular mi respiración. Joel está igual.

Permanecemos con la mirada en el techo, un poco de sudor resbala por mi sien y sé que deberé tomar un baño antes de dormir.

Juro que ambos tenemos una sonrisa en el rostro.

—Hace mucho no me divertía así —habla entre bajas risas.

—Opino igual —jadeo leve, alzo mis piernas y las vuelvo a tirar para quedar sentado—. Iré a darme un baño, apesto.

Me pongo de pie, alzo los brazos y suspiro cuando escucho crujir los huesos. Joel me ha dejado agotado luego de estar jugando como niños por toda la habitación.

Una mano rodea mi muñeca y me hace girar.

Él se encuentra frente a mí, puedo sentir como tiembla. Muerde el interior de su mejilla. Al parecer no comprende lo que ha hecho porque su ceño está fruncido. Veo asomarse la punta de su lengua para relamer sus labios.

—¿Joel?

Suspira fuerte, baja su mano hasta tomar la mía y acercarme más a su cuerpo.

Estoy estático, con la mirada fija en Joel y apreciando todos los gestos que realiza en menos de dos segundos.

Continúa acariciando mis dedos tiernamente.

—Tu piel es muy suave.

Me sonrojo ante lo que escucho.

—No mientas.

—No lo hago.

Estoy por soltarme debido a la extraña corriente que siento, sumando a ello que mi cuerpo reacciona de una manera rara por ese simple estimulo. Pero la mano puesta en mi nuca me detiene.

Cierro los ojos esperando un beso que jamás llega.

Ahora vuelve el frío, ya no tengo el calor que me estaba brindando Joel hace segundos.

—L-Lo siento, no sé qué me pasó. ¿Er?

Empujo su cuerpo hacia atrás mirándolo con rabia, una molestia crece en mi pecho y mis ojos se llenan de lágrimas.

—¿Tanto asco te produzco que no puedes siquiera besarme?

Me mira alarmado y niega con la cabeza. Sus piernas chocan con el borde de la cama para más adelante terminar cayendo conmigo encima.

—No, cariño. No es así, ¿qué te hace pensar eso?

Recargo mi frente sobre la suya, mis rodillas están hundidas en el colchón a cada lado de su cadera. Nuestros pechos no se topan directamente, salvo la tela que choca con la suya.

—Entonces hazme olvidar —susurro muy cerca de su boca, pero sin rozar nuestros labios—, ¿harías eso por mí?

Su respuesta es sujetar mis hombros y quitarme de encima.

—No sé qué sucede contigo, pero definitivamente es un no.

—¿Por qué? Ya fui usado, una vez más... no hará la diferencia.

Joel tira de sus cabellos exasperado, soltando un grito agudo.

—¿Si quiera piensas un segundo antes de abrir la boca? ¿Lo haces? —pregunta muy enojado—. No soy el imbécil de tupadrastro, jamás te haría daño de esa forma.

—Joel...

—No tendré sexo contigo sabiendo que mis sentimientos crecen al tenerte cerca. No soy ningún desalmado para obligarte, porque sé muy bien que tú no quieres esto.

Es lo último que escucho antes que Joel ingrese al baño cerrando la puerta de manera estruendosa. Me acerco a la madera cuando empieza a romper algo dentro del pequeño cuarto.

—¡Joel, por favor! ¡Ven aquí! ¡Abre!

Se queda en silencio cuando grito entre sollozos.

—¡Alista tus cosas, Erick! ¡Nos vamos!

La felicidad solamente dura un segundo.

O a veces creemos que existe.

***

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Besos.

Ganaste un amigo || JoerickWhere stories live. Discover now