[D I E C I S É I S]

784 117 21
                                    

Lamo la bola de helado prestando atención a esa máquina que se supone te entrega un peluche. Claro, si tienes suerte solamente.

—Empiezo a creer que es mentira —musito, limpiando mis labios con una servilleta.

—¿Qué cosa?

Y sí, Joel continúa estando conmigo.

Es la primera vez que una compañía desconocida resulta siendo agradable, no tengo con qué compararlo porque la única amistad que tengo es con ese desconocido.

—Eso —señalo con mi dedo—, nadie gana hasta ahora.

—Ninguno sabe jugar —contesta vagamente.

—No tienen suerte.

Dudo mucho que exista algún tipo de patrón o algo por el estilo para ganar uno de los peluches que está dentro. La suerte no los acompaña y punto.

—Olvidé que eras un niño —masculla con ironía, dejándome solo.

Ni siquiera me dio tiempo para replicar. Bueno, seguiré comiendo el helado antes que se derrita. Podría vivir a base de este alimento sin importar la época del año.

De pronto las dudas comienzan a surgir.

¿Mamá habrá mandado algún mensaje a mi teléfono? Como no sé dónde está, pensará que la estoy ignorando. ¿Y si llamó a casa? ¿Y si Johann contestó? ¿Y si le dijo que todavía no me aparezco?

Salto del susto cuando la voz de Joel espabila esas preguntas, ocasionando que la bola de helado acabe sobre las baldosas del suelo. Alzo la cabeza mirándolo con enojo.

—Acabo de perder mi dinero.

—Yo lo compré —se defiende.

—Pero era mío al final de cuentas.

Resoplo frustrado, calmando mis nervios porque él no tiene la culpa de nada. Sería muy injusto de mi parte hacerle sentir mal. Los problemas que tengo no deben interferir en esta especie de salida porque luego terminaría llorando frente a un desconocido.

De un momento a otro ya me encontraba nuevamente en el asiento del copiloto, teniendo entre mis manos el peluche que ganó Joel y me lo obsequió en señal de disculpas por haber ocasionado que mi delicioso helado tuviera un fatídico final.

La hora avanzó muy rápido para mi gusto, el cielo ya no se notaba tan clarito como por la mañana y eso indicaba que era tarde. Sin embargo, no he dicho ningún comentario y Joel tampoco.

—Quería ir al cine —miento en un susurro al distinguir que ya estamos cerca de mi casa.

—Pues irás mañana o pasado, es muy tarde y vas a recibir un regaño.

No hay burla ni enojo en su voz, al contrario, se escucha sereno y muy calmado.

Al girar para verlo puedo reafirmar que tiene un perfil muy hermoso. No es que me haya fijado antes, tal vez sí. ¡Pero bueno! ¿Acaso los ojos no fueron creados para apreciar la belleza humana?

—Frota algo sobre tu tobillo para que no se inflame —habla cuando se estaciona—, y si te causa mucha incomodidad pide a tus padres que te lleven a sacar placas.

Asiento sin ganas, queriendo pasar más tiempo fuera de casa.

—¿Me darías tu número?

—¿Por qué debería?

Muerdo el interior de mi mejilla, buscando la manera de pedir ayuda o diciendo una mentira más.

—No importa, déjalo así.

Abro la puerta decidido a bajar, pero el agarre en mi brazo me detiene. Volteo hacia él, no tengo expresión en el rostro contrario a Joel que se muestra inquieto por la forma en que sus ojos viajan a la unión que impuso.

—Procura llamar cuando tengas una emergencia —quita su mano para entregarme una tarjetita negra con su teléfono y su nombre—. No estoy para jueguitos tontos o algo por el estilo.

Sonrió un poco.

—Lo haré —aseguro.

***

Besos💕

Ganaste un amigo || JoerickWhere stories live. Discover now