[T R E I N T A -Y- O C H O]

765 105 22
                                    

El tiempo solamente se dedica a avanzar sin importar nada.

Dos semanas más y seguimos acá encerrados. Pensamos en irnos a otro lado, tal vez ahora sí queríamos huir definitivamente, sin embargo, resultaba imposible.

La abuela de Joel fue a hacer las compras hace unos días, debido a su avanzada edad fue muy poco lo que trajo. Además, no quiso que su nieto o yo le acompañáramos por obvias razones.

Todo es tan frustrante a cada segundo que pasa.

No sé si mi madre se empeña en hacerme infeliz o simplemente jamás estaré por encima de su novio porque no soy importante.

Hago una mueca al quedar sentando en el borde de la cama, divisando mi ropa en el suelo junto a la de Joel. Estoy por retirar la sábana que cubre parte de mi cuerpo, pero soy detenido por unas manos en mi logrando que brinque del susto.

—¿Recién despiertas? —pregunta en un bajo susurro, abrazando mi cuerpo por detrás y apoyando su mentón sobre mi hombro.

—Hace dos horas, no pude volver a dormir.

Quieto sus manos para levantarme. Me siento nervioso, tonto.

—¿Erick?

Comienzo a recoger mi ropa sintiendo un nudo en la garganta y las lágrimas rompiendo mi corazón al querer desbordarse luego de aquello que hicimos.

No estoy arrepentido.

Pero sí confundido.

—Iré a darme un baño —aviso sin dirigirle una mirada, saliendo con mucha rapidez para encerrarme en el cuarto pequeño al final del pasillo.

Después de abrir el caño me pongo debajo del chorro de agua fría, permitiendo ahora sí que mis lágrimas se combinen con la lluvia artificial. Mantengo ambas manos cubriendo mi boca para ahogar los gritos que salen. Necesito golpear algo.

Necesito hacerme daño.

Con cuidado y sigilo corro la cortina, sosteniéndome de la pared para no trastabillar. Llego hasta el lavabo para tomar el jabón, pero la afeitadora de Joel acapara mi atención.

La vida es solo un soplo.

Un día estás... y al otro no.

—Erick, cielo. ¿Estás aquí?

Sostengo el jabón y regreso a la ducha para terminar rápido.

—¡En un momento salgo, señora Alicia!

A veces pienso que no quiero morir, porque si así fuera, lo hubiese hecho antes de conocer a Joel. Tal vez sí esperaba una ayuda después de todo.

Cuando vuelvo a la habitación no hay nadie, en completo silencio me pongo rompa limpia. El sonido del agua se escucha nuevamente, lo que me da a entender que Joel está en el baño. La señora Alicia no suele ingresar a menos que sea mediodía, pues en esa hora no hace tanto frío.

Me dirijo a la cocina dispuesto a preparar el desayuno para los tres. Encuentro naranjas, pan y mantequilla. Ahora sí creo que debemos salir nosotros para ir de compras, sabiendo que es un gran problema.

Ni siquiera me percato de Joel hasta que carraspea y dejo de observar el cuchillo, poniéndolo encima de la tabla doy un giro.

Las gotas de agua escurren por su frente, parte de su camisa está húmeda y, aun así, continúa viéndose bonito.

—Erick, sobre lo de anoche. ¿Te gustó?

Bueno. No creí que sería tan directo y mucho menos que lo preguntara de esa forma.

—Joel...

—¿Hice algo que te lastimó?

Niego cabizbajo, mordiendo el interior de mi mejilla.

Fue un acto sublime, igual a lo que siempre soñé. Me sentí sobre nubes todo el tiempo y pude olvidar durante todo ese lapso el pasado. Aun así, continuaba siendo abrumador. Joel fue muy cariñoso, se preocupó por mí en todo momento. Hizo que mi corazón llorara de felicidad.

Avanzo hasta él, rodeo su cintura con mis brazos.

—Todo estuvo perfecto, Joel.

—Pero...

—Pero creo que yo soy el problema. Me gustas —confieso por fin—, sin embargo, esto no podrá funcionar.

Esa es la verdad.

¿Por qué seguir encariñándome con Joel si en cualquier momento lo van a apartar de mi lado?

***

Final ya te siento.

Besos.

Ganaste un amigo || JoerickOnde histórias criam vida. Descubra agora