[T R E I N T A -Y- U N O]

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Una semana había pasado.

Yo continúo viviendo.

Lastimosamente a pesar de la alta velocidad en que íbamos, Joel terminó reduciéndola minutos más tarde cuando ya nos encontrábamos lo suficiente lejos de casa.

Ninguno habló en todo el trayecto, cada uno se encontraba sumergido en su propio mundo.

Doy vuelta en la cama, abriendo un poco los ojos, encontrando a Joel viendo por la ventana mientras se coloca una camisa blanca. Me cubro por completo hasta la nariz, fingiendo que sigo profundamente dormido para que no lo note.

No he vuelto a hacer nada en contra de mi vida por el momento, sin embargo, Joel no me deja solo.

Aquel día fuimos a un centro comercial, sin decírmelo ni preguntarme terminó comprando ropa para mí. Supe que mi regreso a casa no sería pronto.

También recuerdo que Joel fue encarcelado por una noche debido a que estuvo a punto de golpear a uno de los oficiales, apenas pude cerrar los ojos, tenía miedo al haberme quedado solo. Las llaves del auto las portaba Joel, así que permanecí en las incómodas sillas.

¿La razón?

No me creyeron.

—Sé que estás despierto —murmura, una parte del colchón se hunde y es específicamente donde él toma asiento. Otorga caricias en mi cabeza, pasando sus dedos por mi cabello—. Arriba, dormilón.

—Tengo sueño.

Mis días se basan en eso: en sentirme cansado sin hacer nada.

Dejé la escuela por ahora, no me sentiría bien si veo a Francisco. Un escalofrío me recorre de pies a cabeza al recordar ese momento.

—Siempre tienes sueño, Er.

—Al menos es lo único que me queda —susurro dándole la espalda.

Escucho a Joel bufar, levantándose de la cama y yendo a quién sabe dónde.

—Erick —reclama con cierto enojo.

—No me pidas que cambie mi actitud o mi forma de pensar —respondo en una súplica, sintiendo cómo las lágrimas se derraman hasta impactar con la almohada—. Te dije que las promesas no son lo mío.

—Siempre se puede intentar.

—¿Y qué sucede cuando no existe un siempre en mi vida? —quedo sentando en medio con las sábanas enredadas entre las piernas y mi torso—. Dime, Joel. ¿En serio crees que voy a seguir luego de que mi padrastro abusara de mí? ¿O luego de que las autoridades no creyeran lo que les dije? No le importo a nadie.

—Cariño...

—Tengo sueño, Pimentel.

Esperaba que dijera algo, una maldita palabra más para tener un incentivo.

Pero no lo hizo.

Quedando en la soledad de la habitación volví a llorar como cada noche.

Sufriendo por un pasado tormentoso. 

Y porque me estaba enamorado.

***

El capítulo iba a ser diferente, pero ya ven que nunca sigo al pie de la letra lo que pienso.

No olviden que tengo otras historias, solamente si les interesan.

Besos.

Ganaste un amigo || JoerickWhere stories live. Discover now