[V E I N T I S I E T E]

746 113 22
                                    

—¿Necesitas que pida algo?

Camino hacia la cama que es más grande que la mía, apenas me siento en el borde y ya estoy llorando nuevamente. Tengo un nudo en la garganta, siento que presionan mis pulmones hasta dejarlos sin aire.

—D-Debiste... dejar que me lanzara —susurro.

Se apresura en llegar hasta mí, quedando de rodillas y sujetando mis manos de manera suave.

—Erick...

—Joel, no quiero seguir. No puedo prometer algo que no pienso cumplir, cada vez... cada vez que ocurre una cosa buena todo se destruye.

—Cariño, tú puedes.

Ahogo un jadeo, pensando en ese desconocido cuando me llamó de esa forma.

—S-Soy un cobarde —gimoteo—. ¡Dios, no debí nacer!

Rodea mis muñecas cuando me suelto para arañar mis brazos, quedo inmóvil bajo su agarre. De manera cuidadosa hace que recueste mi cuerpo sobre la cama, y aunque sé que no me hará daño, me resulta imposible creerlo.

—No quiero, Joel —suplico.

Permanece en silencio, imita mi posición y luego me estrecha entre sus brazos. Siento sus lágrimas bañar mi rostro, los pequeños besos que deja en mi frente.

—Jamás podría hacerte daño. Te aseguro que nunca más pasarás por esto, pero no te rindas —implora tristemente—. S-Sé que apenas nos conocemos, y-yo... simplemente no puedo permitir que lo hagas.

—Estoy cansado de vivir.

—Lo sé, cariño, lo sé —responde en voz ahogada— Tal vez se escuche impertinente, pero quiero conocerte, saber más de ti —hace más fuerte el abrazo.

Mi corazón se desemboca en latidos fuertes, trato de alejarme, sin embargo, no lo permite. Es una sensación diferente, algo que no había experimentado antes y también indescifrable. 

—Solo lo dices para que no me suicide —contraataco con la verdad.

—No, no. Realmente quiero hacerlo.

Lamento romper tu deseo, pero es tarde para querer algo que nunca podrás tener.

—Erick, sentí una extraña conexión contigo desde que te vi. A lo mejor es una señal.

—Joel...

—Una oportunidad, deja que esté cerca de ti ahora que lo necesitas —pide—. Si luego quieres que me aleje, lo haré.

—N-No valgo nada, pierdes tu tiempo.

Es lo último que digo antes de separarme y esconderme a toda prisa en el baño. Adhiero mi espalda a la pared, voy deslizándome con lentitud, abrazo mis piernas sintiendo un dolor profundo, una incomodidad que no me deja respirar.

Respiro un poco el perfume que está impregnado en la casaca.

—No me puedes querer en tu vida —susurro, los ojos me arden al igual que mi nariz, la cabeza duele muy fuerte.

—¡Erick, no cometas ninguna locura!

Las locuras solo son soluciones para mí.

—J-Joel —llamo con mucho esfuerzo.

Me pongo de pie trastabillando en el intento, la puerta es golpeada brutalmente y los gritos de Joel solamente me dañan más. Él merece a una buena persona, alguien que no haya sido utilizado.

La perilla se mueve a todos lados, Joel está tratando de abrirla.

—¿Puedes escucharme, Erick? Háblame, por favor.

Una soga parece que se ata a mi cuello, los dedos me tiemblan y la vista me falla.

—Erick —aclama entre lágrimas cuando me ve, rodea mi cuerpo que a cada segundo se desvanece.

—D-Dime... que estaré en calma.

—No, no. Llamaré un doctor.

Sostengo su mano, nos encontramos en el suelo, parezco un bebé entre sus brazos. Niego sin poder sonreír.

—J-Joel...

—Vas a estar bien, Erick, lo juro —anuncia con voz ahogada.

—Lo sé —susurro por última vez.

***

Mejor iré a escribir el siguiente capítulo.

Besos.

Ganaste un amigo || JoerickWhere stories live. Discover now