[O C H O]

1K 131 40
                                    

Hago lo que me indica mamá, tratando de no rodar los ojos en cada palabra que suelta.

—¿Entendido?

No.

—Sí.

¿Qué quería? ¿Que sacara al perro? ¿Ya echará a su pareja?

—Por favor, Erick, no te portes mal con él.

Dejo de amasar, quedando con las manos en el aire.

—¿Disculpa? ¿No te vas llevarás a tu mas... a tu novio?

—No puedo, Erick. Además, dijo que prefiere quedarse para protegerte, y eso me deja más tranquila.

—Sí, claro —hablo con sarcasmo.

Cojo el rodillo y estiro la masa después de haber colocado harina para que no quede pegada.

Al despertar se me antojaron galletas, le pedí a mamá dinero para ir a comprar, pero me dijo que yo mismo las podía hacer. Al fin de cuentas no es tan complicado.

—¿Por qué no te agrada?

Si supieras.

Ignoro por varios minutos su pregunta, buscando la respuesta más acertada.

—Simplemente aún extraño a papá, y nadie va a reemplazarlo.

—Pero...

—¿Qué harías tú si descubres que tu pareja no es quien dice ser? —interrogo, dejando el cortador y viéndola fijamente— ¿Perdonarías que haya abusado de tu propio hijo en más de una ocasión? ¿Le creerías siquiera a tu propia sangre o preferirías al desgraciado ese?

Muerdo mi lengua, esperando su respuesta de posibles sucesos para ella, pero que fueron un martirio para mí.

De tan solo recordar me dan ganas de vomitar. Sentir repulsión de mí mismo por ser tan débil.

—No —suspira—, claro que no. Estaría loca si perdonaría tal atrocidad, tú serías quien estuviera encima de ese monstruo.

—Mamá...

Unos pasos interrumpen lo que estaba por decir.

—¡Aquí están! —se acerca a la mujer de cabellos castaños y deposita un beso en su cabeza.

Patético.

Retomo mi labor, colocando el cortador encima de la masa. Habrán de corazones, cuadrados, círculos, ositos y triángulos.

Simplemente perfecto.

—¡Es tarde, me tengo que ir! —siento un tirón en mi brazo, ocasionando que deje todo para abrazar a mi madre, y aunque a veces quiera irme lejos de ella, al final de cuentas siempre la voy a querer—. Adiós, mi niño. Cuídate mucho durante esta semana que no estaré. No faltes a la escuela ni hagas travesuras.

Bromea al último, o al menos lo intenta porque termina soltando una lágrima y su voz se quiebra.

—No haré nada de eso, lo prometo. Saludas a mi tía y mis primos. Sobre todo al tío Robert que está internado.

—Lo haré, pequeño. Obedece a Johann en todo, no quiero quejas.

—Amor, Erick es un niño inteligente y educado, no creo que vaya a dar quejas —muerde su labio inferior cuando se da cuenta que lo quedo viendo sin percatarse del odio que irradia mi mirada.

Mamá gira y se acerca a darle un abrazo.

Llevan las maletas al taxi y se alejan.

En estos momentos es cuando deseo tener amigos, aunque sea uno para poder estar en su hogar y no con el novio de mamá. Para evitar por esta vez lo de aquellas ocasiones.

Termino de cortar las galletas, retiro el sobrante y vuelvo al mismo procedimiento hasta que no queda nada de masa. Despego con cuidado cada una de ellas y las pongo en la bandeja ya lista con mantequilla y harina para ser introducidas al horno.

Una vez que ya están dentro del electrodoméstico, me dedico a limpiar y ordenar, para tener espacio cuando sean retiradas.

Saco el móvil del mandil y sonrío en grande al ver sus mensajes.

***
Holaaaa, lamentó haber dejado colgada esta novela, pero no sé qué me pasó. Literal, entraba a este apartado y no se me ocurría nada.

En fin, espero les haya gustado este pequeño capítulo.

Lxs quiero

Ganaste un amigo || JoerickOù les histoires vivent. Découvrez maintenant