15. LUCAS y las conversaciones pendientes.

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Lucas le tendió a Juan una cerveza de las que llevaban enfriándose en su refrigerador desde por la mañana, juzgó que estaban a buena temperatura y se reunió con su amigo después de tomar también una.

-¿Entonces ahora vive contigo? -preguntó su amigo, delgaducho y desgarbado, se sentó casi tumbado en su sofá juzgándole con esos ojitos impresionables. El levantamiento de hombros de Lucas, elevando las palmas de sus manos indicaba bien lo muchísimo que se le escapaba esas respuestas.

Pasito a pasito, se decía a sí mismo a menudo, habían tardado meses en aceptar que eran novios; todavía les quedaba otro tanto para aceptar que ya estaban viviendo juntos.

-Nolan no vive en ningún sitio, él va y viene... y luego duerme en lugares -Abrió la lata y sonrió antes de sorber un poco-. Últimamente ese lugar es mi cama.

Juan rodó los ojos.

-Claro, también se sentará normalmente aquí y allá pero últimamente lo hará en tu polla.

Lucas estalló en una carcajada negando frente a su amigo.

-Juanito, eres un bruto -Se mordió el labio, antes de decirle entornando los ojos-: A veces soy yo el que se sienta en la suya. Depende del día.

Juan se atragantó con su bebida y se le quedó mirando tan sorprendido que Lucas volvió a reír.

-¿Tú te estás viendo, Lucas? ¿Recuerdas cuando tartamudeabas? ¿Te está pasando drogas de las que él se mete? Pareces... otro tío. No, en realidad... Pareces tú. El tú de verdad. Vuelves a ser como antes, antes de irte a vivir con Esteban. No sé, pareces...

-¿Feliz?

-Pues... sí. En realidad sí -Vio a Juan asentir pensativo antes de sonreír ilusionado-. Sí que pareces más feliz. Pero oye, todo esto me sigue pareciendo una putada para mí.

Se le arrugó el rostro por la extrañeza al instante.

-¿Para ti, Juanito?

-Sí, lo que me faltaba ahora es que folles tú mas que yo, no te ofendas -soltó bajando los hombros hundido por el pesimismo-. Antes me quedaba ese consuelo y mira, ya ni eso. Me parece muy fuerte. HASTA LUCAS LE DA MÁS QUE YO. Pero, eh. No te ofendas.

-¿Pero cómo no me voy a ofender? -replicó Lucas frunciendo el ceño alucinando. Chasqueó la lengua inclinándose para apartar la lata de él unos centímetros deslizándolo por la mesa- Anda, suelta mi cerveza y vete de mi casa.

-¿Qué?

-Es broma, Juan. Puedes llevártela y beberte la cerveza en la maldita calle.

Juan se carcajeó negando como si le pareciera una locura, pero viendo lo contento que estaba solo se quedó sonriendo compartiendo su alegría.

-Pues vaya novio te has buscado, Lucas. En la vida pensé que te liarías con alguien así. Te lo juro.

-Pues mira, así son las cosas. Me gusta y me lo quedo. Igual te sorprende p...

-¿Porque es un chapero delincuente?

Lucas, ignorando la interrupción, siguió la frase decidido a acabarla:

-Pero con él estoy muy bien.

Juan se encogió, no parecía creérselo.

-Yo siempre te hice con Fede, el amigo de mi hermano.

-¿Fede? Pues ni me acuerdo... Así que fíjate lo buen casamentero que eres.

-No sé, te lo presentó en mi cumpleaños pero al final se fue porque pasabas de él. Bueno, tampoco le gustaste mucho. Me comentó que le pareciste un poquito gordo.

IF IT HADN'T BEEN FOR LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora