10. JOEL y el sexo.

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Permanecía con la espalda pegada a una pared que no había sido pintada en décadas.

Desde luego, si no hubiese sido por la acalorada pelea que se mantenía en el salón del apartamento hubiese reparado en el olor a humedad y el precario estado del techo sobre sus cabezas, de eso estaba seguro; Pero en lugar de mirar esos nimios detalles, como la falta de mobiliario o las goteras, Joel permanecía apartado tímidamente como un corderito asustado mirando a ese joven apodado Nolan enfrentarse a sus compañeros de piso con la fiereza de un león.

Él y otro chico de tez morena y cabello rizado se gritaban acaloradamente dispuestos a llegar a los puños en cualquier momento. Joel no sabía qué hacer mientras aquellos jóvenes altos y fuertes se gritaban porque, al fin y al cabo, el motivo de la discusión era... él.

—¡Este niño va a dormir aquí, Muller! ¡No va a dormir en la calle hoy! —rugió Nolan señalándolo con la mano. Se acercó peligrosamente mirándole con expresión inflexible—. Quieras tú o no.

El chico moreno se acercó a su cara intentando imitar su tono, pero su voz rabiosa sonó mucho menos tenaz de lo que debía ser su intención, y solo parecía la queja de un adolescente malcriado lleno de ira.

—No pago dos mil euros al mes vendiendo mi culo para que venga un niñato a dormir aquí gratis. Aquí pagamos TO-DOS.

Ira que no parecía impresionar en absoluto al chico de cabello negro aunque los labios de ese chico temblasen por la cólera del momento.

Se empezaba a arrepentir de haber aceptado la invitación de ese misterioso chico. Deseó volver en el tiempo a cuando se encorvaba llorando en el portal de Diego, o incluso un poco antes cuando en su cama y entre sus besos todavía se sentía bien.

—¿Muller, Después de lo que le ha pasado a Sky vas a dejar que este niño duerma en la calle? —La voz de Nolan congelaba el aire.

—¿Desde cuándo te importa lo que le pase a la gente? ¿Te has unido a una ONG o algo? ¡Nolan el santo! ¡No te preocupaste tanto cuando le partiste la cara a Sky!

Joel aguantó la respiración sobresaltado cuando Nolan agarró al chico del cuello empujándole contra la pared cerca de él, se apresuró a salir corriendo dando un respingo por si al final también acababan zurrándole a él.

Los otros dos prostitutos que vivían en el piso se dieron prisa en intentar separarles. Joel, en cambio, se quedó paralizado mirando completamente excitado la escena de violencia que veía frente a él. Solo supo apretar su cruz cayendo en la cuenta de lo jodidamente enfermo que estaba.

Observó a Nolan murmurar algo contra sus labios, que no era otra forma de humillación que Joel no conocía. Hasta ese día él no sospechaba que no hacía falta golpear para someter a alguien. El chico estaba tan confundido por ese roce que se había quedado quieto respirando agitado.

—Tu nene está asustado —comentó burlón uno de sus compañeros, malinterpretando su turbación, Joel ni se giró para comprobar cual de ellos.

"El nene lo que está es muy cachondo" corrigió, eso sí, solo en su mente.

Nolan soltó al chico con desprecio y se giró hacia Joel, que la verdad no tenía la sangre en el lugar correcto en ese momento.

—Tú métete en esa habitación —Joel obedeció. Tenía demasiado en juego para no obedecer, pero le hubiese gustado ver su rostro cuando le oyó decir desde el interior de ese pequeño dormitorio de dos camas—: Dormirá esta noche en mi cama, que la pago YO. Si tienes algún problema con eso vas a Nacho y se lo dices. Volvemos a ser amigos del alma, ¿No te lo ha contado?

Nadie le contestó. Tras un silencio escuchó que uno de los otros chicos decía "Mira, Muller. Me la suda, no quiero problemas".

Se apoyó en la cama más cercana a la puerta, junto a un armario vacío. Estaba fría. Las sábanas nuevas lucían bien estiradas como si nadie la usara.

IF IT HADN'T BEEN FOR LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora