¿Tenía problemas y no me lo dijo?
¿Qué es lo que no pudo resolver?
¿Una chica que ayudara a qué?
¿Nunca quiso lastimarme?
¿No quería perderme?

El mensaje me dejó con una infinidad de preguntas. Preguntas que me fue imposible hacerlas por ese medio, solo respondí con un "Hablamos luego". El resto de la mañana me mantuve ocupado con mi madre revisando el resultado de mi calendario para el 2020 y ajustando los últimos detalles.

Al fin se llegó la hora de dirigirme al concierto. Estaba emocionado, pero también estaba preocupado por el mensaje que había leído unas horas antes. Ya no sabía qué sentir, tenía todos mis sentimientos y emociones revueltas.

Llegué al lugar y me encaminé al camerino. Emilio ya estaba ahí pero me asustó la manera en que lo vi, sentado en una esquina, con las rodillas flexionadas y los brazos alrededor de ellas, tenía la cabeza agachado pero lo escuché sollozar.

- ¿Qué pasó? - cerré la puerta tras de mí y corrí a abrazarlo. Para nuestra suerte, su padre estaba afuera ajustando detalles, de hecho no se dio cuenta cuando llegué, de haber sido así no habría dejado que entrara solo con Emilio.

- Todo está perdido - habló aún entre sollozos.

- Emilio, necesito que me cuentes todo - tomé asiento en el piso junto a él y coloqué mi mano sobre su rodilla en señal de apoyo.
Emilio empezó a hablar, hacía pausas para tomar aire pero me contó todo, yo lo escuché con mucha atención. Me resumió todo lo que había pasado en todos esos meses, por lo que había pasado y a lo que estaba obligado a hacer.

Puedo jurar que nunca antes había visto a mi novio así, tan roto, tan arrepentido y sintiéndose tan culpable.
Se notaba que en verdad le dolía no haber podido resolverlo. Al principio me molesté un poco por el hecho de que me ocultó mucha información en mucho tiempo pero sabía que así no íbamos a solucionar nada, entonces lo apoyé. Me encargué de intentar hacerle ver nada de eso había sido su culpa.

- Salgamos ahora mismo y confirmemos nosotros primero - hablé yo mientras intentaba abrazarlo desde las posiciones que teníamos en el suelo.

- No se puede Joaquín, mira - sacó su teléfono y me mostró en pantalla la historia que su madre había publicado en Instagram. Era una foto de ella, Romina y la que al parecer era la chica del contrato que hasta ese momento desconocía su nombre. - Además está en el contrato, no puedo fallar en algo o mi padre tendrá consecuencias -

Al oír esas palabras, unas cuantas lágrimas que había retenido por algunos minutos comenzaron a salir. Lloré con él; y no solo era agua saliendo de mis ojos, eran nuestros planes tirados a la basura por un absurdo contrato, era nuestra valentía, eran las posibilidades que teníamos de gritarle al mundo entero lo mucho que nos amábamos.

Estábamos conscientes de que llorando no solucionaríamos nada, pero tampoco pudimos evitarlo. El hecho de que te separen de la persona que más amas duele hasta lo más profundo de ti y era una situación que en ese entonces aún no sabíamos cómo afrontar.

- ¿Entonces es el final? - me puse de pie para seguir con la conversación, intenté dejar de llorar para poder hablar bien.

- No quiero que lo sea, no quiero que te alejes de mí - suspiró y se levantó de donde estaba - Pero entenderé si quieres terminar conmigo después de esto - comenzó a caminar dando vueltas por toda la habitación.

- Yo tampoco quiero alejarme de ti... Pero no sé si seguir así sea sano, no sé cuánto daño nos hará, no sé si pueda soportar verte con ella - me recargué de espaldas en la barra debajo de los espejos.

- Lo peor es que tengo que lucir feliz a su lado - corrió hacia mí para tomarme de las manos - Yo solo puedo ser feliz contigo. Solo te amo a ti. Hace meses que no puedo ver a otra persona como te veo a ti - había dejado de llorar pero su voz seguía escuchándose quebrada.
Yo estaba con la mirada perdida en el suelo, suspiré y sorbí por la nariz.

After [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora