CAPITULO 125

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· MARTHA: Por eso mismo ─repitió ella ─Lo conozco mejor que nadie. Y si hace dos días me dijo que le dolía un poco el abdomen, es porque ya no estaba soportando el dolor. ¿Cómo pude creer que eran simples gases o que le había sentado mal alguna comida? Casi le da un infarto.
POCHE: Pero no le dio. ─concluí yo, captando su mirada ─Eso es lo importante ahora.
Victor: POCHE tiene razón. Además, ese hombre es demasiado inteligente, seguro que hizo todo esto para traerla. ─me miró ─Tiene nuestro padre que llamar la atención, para que te dignes a visitarnos.
Le lancé a mi hermano la mirada más asesina que me salió en ese instante.
POCHE: Si cada vez que vengo, dejaras de echarme en cara que nunca vengo, tal vez vendría más a menudo.
Victor: Psicóloga e inventora de trabalenguas. Tenemos el futuro asegurado contigo, hermanita.
MARTHA: ¡Sh! ─exclamó mi madre, dándonos un pequeño manotazo a ambos ─Dejen de pelear. Victor: No estamos peleando. ─aclaró él ─Es nuestra forma de demostrarnos amor.
Me lanzó una mirada cómplice y me guiñó un ojo, a lo que correspondí ofreciéndole una sonrisa. Lo cierto, es que poco a poco ha ido desapareciendo esa tensión que tenía acumulada mientras venía de camino.
Victor: ¿Por qué no vamos a comer algo en lo que papá sigue en el quirófano? ─volvió a hablar mi hermano ─Me muero de hambre y seguro que hasta dentro de un rato, no vamos a tener noticias.
MARTHA: Sí, ─confirmó mi madre ─Estar aquí parados no va a conseguir que terminen más pronto. Mejor vamos a recuperar un poco de fuerzas.
POCHE: Vayan ustedes. ─sugerí ─Más tarde los alcanzo. Tengo que llamar a mi trabajo.
Victor: No te preocupes por eso. ─intervino Victor, alzando su teléfono ─Tu jefa está al tanto de todo.
La información, sumada a la cara de triunfo y picardía que expresaba mi hermano, consiguió confundirme bastante.
POCHE: De todas formas quiero hablar con ella personalmente. Además, tengo que ir un momento a casa para llevar a RAMON. Debe estar desesperado por ver algo más que el interior de mi coche.
Ambos asintieron sorprendidos. Supongo que hasta el momento, ni se habían detenido a pensar que vine con el pequeño. MARTHA: Estaremos en la cafetería del hospital. ─informó mi madre ─Llámanos cuando vayas a regresar, para pedirte algo de comer.
POCHE: Está bien.
Mi hermano me dio un pequeño beso en la frente justo antes de que ambos se encaminaran hacia la mencionada cafetería. En cuanto los vi desaparecer, busqué mi teléfono, lo miré fijamente durante un instante, y respiré hondo, tomando la fuerza necesaria para llamar a PAULA. Decidí comunicarme directamente con su móvil personal, en vez de llamar a La Cascada, porque de esta forma era más rápido. Efectivamente, al segundo tono, la voz de mi amiga apareció al otro lado.
PAULA📞: ¿POCHE? ─preguntó sin siquiera saludar ─¿Cómo va todo?
POCHE📞: Lo están operando ahora ─informé ─Creo que mi hermano ya te contó más o menos lo que había pasado.
PAULA📞: Sí. En cuento te fuiste, le avisé para que estuviera pendiente de tu llegada. Y ha estado toda la mañana manteniéndome al tanto. ¿Pero hay alguna novedad?
POCHE📞: Hay que esperar a que salga de la operación para ver cómo fue todo. Mi madre dice que es sencilla, pero los médicos dijeron que el postoperatorio sería complicado por lo del amago de infarto.
PAULA📞: Es normal. Deberá cuidarse mucho más a partir de ahora. Pero bueno, lo importante es que sólo fue un susto.
POCHE📞: Así es. No sé si pueda volver hoy, me gustaría primero asegurarme de que todo está bien.
PAULA📞: POCHE, ni se te ocurra regresar hasta que tu padre salga del hospital. Va a necesitar muchas atenciones y mientras más personas sean, más podrán compartir la carga. Así que, tómate el tiempo que necesites.

POCHE📞: PAULA, pero las prácticas. Estoy en el último periodo y no puedo... ─
PAULA📞: Ya hablaremos de eso más tarde. ─interrumpió ─Ahora despreocúpate.
Se formó un pequeño silencio en el que solamente se escuchó un suspiro por mi parte. En realidad, las prácticas no son mi mayor preocupación en este momento. Y por algún motivo, tengo miedo de preguntar... ─
Ya se lo entregué ─comentó, como si hubiera escuchado mis pensamientos ─En cuanto te fuiste, fui a llevarle tu regalo y le di la nota.
POCHE📞: ¿Te dijo algo?
PAULA📞: Nada. Probablemente ni siquiera me esperaba a esa hora. Pero... la noté distinta. POCHE📞: ¿Distinta en qué sentido?
PAULA📞: En su aspecto físico y su expresión. Había un brillo en sus ojos... No sé cómo explicarlo, pero parecía una DANIELA completamente distinta.
POCHE📞: Esa es la verdadera DANIELA ─sonreí orgullosa. ─¿Sería demasiado pedir que me dejaras hablar con ella?
PAULA📞: En realidad, sí. Porque no sólo me estás pidiendo que le lleve mi teléfono personal a una paciente, para que pueda recibir una llamada personal de una de nuestras doctoras, sino que además, para ello tengo que levantarme de mi cómoda silla.
POCHE📞: Por favor... PAULA📞: Odio cuando pones esa cara de cachorro desvalido ─se quejó.
POCHE📞: No me estás viendo.
PAULA📞: ¡Pero te imagino! ─exclamó ─Y eso es peor. Dame un minuto.
POCHE📞: Gracias... ─susurré con una sonrisa. Se volvió a crear un instante de silencio, pero sentía movimiento al otro lado.
PAULA📞: No la veo en el jardín ─informó ─Tal vez aún siga en su habitación. Supongo que ahora que no estás tú, no tendrá mucha prisa por bajar. Voy a mirar.
POCHE📞: Gracias ─repetí.
PAULA📞: Bueno y cuéntame; ¿Qué edad me habías dicho que tiene tu hermano?
POCHE📞: Pequeño ─informé frunciendo el ceño ─es muy pequeño. Y muy mujeriego.
PAULA📞: Yo también soy muy mujeriega ─se rio ─y "hombreriega", que es peor.
POCHE📞: Ni siquiera existe esa palabra.
Un pequeño sonido al otro lado del teléfono, me advirtió de que seguramente, PAULA estaría llamando ya a la puerta de DANIELA. Acto seguido, un chirrido y nuevamente su voz. PAULA📞: No hay nadie en su habitación ─informó, provocándome una automática decepción
Tal vez esté en la biblioteca. En seguida bajo. POCHE📞: No ─me apresuré ─No te preocupes. Más tarde lo vuelvo a intentar. Tú ya has hecho bastante y puede estar en cualquier parte. PAULA📞: ¿Segura? No me importa.
POCHE📞: Sí, ─mentí ─No voy a quitarte más tiempo. Además, tengo que llevar a RAMON a la casa de mis padres. Aún lo tengo en el coche y como siga haciéndolo esperar, me voy a quedar sin sillones, sin tapicería, sin volante y sin nada.
PAULA📞: Está bien ─la escuché reírse ─Vete a llevar al trasto y más tarde hablamos. POCHE📞: Gracias por todo, PAULA.
PAULA📞: No hay de qué. Avísame cuando tu padre salga de la operación y trata de descansar un poco. Estás teniendo un día muy pesado.
POCHE📞: Lo haré. En un rato te vuelvo a llamar. Terminamos de despedirnos y colgué el teléfono para comenzar a dirigirme hacia el coche. Encontré a RAMON tumbado en el asiento trasero, donde mismo lo había dejado, completamente tranquilo y empezando a mover la cola en cuanto me sintió llegar.

El susto no fue más allá de un amago de infarto y una apendicetomía, pero aun así, los médicos han decidido mantenerlo ingresado para realizarle diversas pruebas que creen necesarias y para controlar un poco su proceso de recuperación tras la operación. Y yo, con la insistencia de PAULA, decidí quedarme hasta que le den el alta médica. Aunque ya no hay demasiado peligro, este estrés diario es demasiado para que mi madre y mi hermano lo afronten solos. Ella se niega a que su marido permanezca solo en esta habitación ni un segundo. Y en el fondo, esa dedicación y amor repentino hacia él, me resulta graciosa e incluso entrañable. Probablemente, esta sea la primera vez en la que nos siento como una verdadera familia. Y eso me gusta. No obstante, a pesar de estar a kilómetros de distancia, contacto diariamente con PAULA por correo electrónico para seguir con mi proceso de prácticas. Ella se encarga de enviarme expedientes y casos, solicitando mi opinión o punto de vista, y después de estudiarlo a fondo, redacto un informe con alguna conclusión que la mayoría de las veces coincide con la suya. En realidad, sólo lo hace para que no me sienta tan culpable por haber abandonado mi trabajo durante tanto tiempo, y lo que es peor, en el último periodo del mismo. Además de eso, cada dos días hago una llamada telefónica al centro, para que ella misma me ponga al tanto de las novedades e intentar hablar con DANIELA. Pero esa segunda parte, todavía no ha sido posible en ninguna ocasión.

REGRESA A MI.Where stories live. Discover now