CAPITULO 25

3.3K 178 0
                                    

· Me detuve unos segundos a pensar para analizar con cuidado cada palabra que acaba de decir PAULA, y aunque mi cerebro las comprenda a la perfección, algo dentro de mí es incapaz de aceptarlo, ni asimilarlo.
POCHE: Pero... Pero eso no se controla ¿No? Quiero decir, ella no puede controlar lo que siente y lo que no siente. Es más, me resulta imposible creer que no sienta absolutamente nada, aunque sea en cuanto a sí misma.
PAULA: POCHE, en este momento, es como si DANIELA no estuviera en el mismo plano que nosotras. Puede que físicamente lo esté, pero emocionalmente, es como si hubiera fallecido en vida. Los médicos consiguieron reanimarla y hacer que su corazón volviera a latir, pero ella no se tiene ningún aprecio a sí misma, ni a nada de lo que la rodea. Simplemente se desconectó... Se desconectó del mundo y lo que es peor... de la vida.
Aparté la mirada de la doctora, volviéndola a dirigir hacia la pantalla del ordenador, en la cual, seguía estando ella. Permanecí así unos segundos, observándola. DANIELA es una de las chicas más bonitas que he visto en mi vida. Incluso el verde de sus ojos, es diferente al de cualquier otra persona que haya conocido con ojos CAFES CLAROS. De hecho, creo que solamente hay una cosa más en el mundo que lleva ese color y que brille con tanta intensidad. No lo entiendo...Definitivamente, observando esta imagen, no soy capaz de entender qué pudo llevarla hasta ese extremo. Qué era aquello que la había convertido, en la mujer apagada que a día de hoy, camina sin rumbo por los pasillos de un centro de salud mental. Dejé de observar la fotografía por un momento y descendí la mirada hacia mis propias manos, que permanecen apoyadas sobre el escritorio. Siento un extraño escalofrío recorrer mi piel, fruto de un sentimiento de tristeza y miedo desconocidos. Algo que no recuerdo haber sentido nunca. Al menos no por una persona a la que ni siquiera conozco, con la que jamás he cruzado una palabra. Siento una especie de impotencia y rabia, que me hacen suspirar mientras niego ligeramente con la cabeza.. PAULA: ¿Te puedo dar un consejo? ─Volvió de pronto la voz de la doctora, cosa que me hizo ascender la mirada nuevamente. POCHE: Claro... PAULA: No comiences a dejarte afectar por los problemas de los demás, POCHE. Porque si decides dedicarte a esto para siempre, tendrás que escuchar muchísimas historias tristes a diario. Y no me gustaría en un futuro, verme en la obligación de reservarte una plaza en La cascada porque te hayas vuelto completamente loca... Dijo esto último guiñándome un ojo con complicidad y yo no pude hacer más que sonreír y asentir. Al fin y al cabo, ella tenía razón. Esto no ha hecho más que empezar, y yo ya me estoy sintiendo mal por una persona a la que no conozco. Pero lamentablemente, no puedo evitarlo y aunque no la conozca, hay algo...algo en DANIELA, que no soy capaz de explicar.
PAULA: ¡Ey! ─exclamó, sobresaltándome ─
Me va a resultar más complicado de lo que creía mantener una conversación contigo. No pasan ni dos minutos y ya estás ausente de nuevo, pensando en quien sabe qué.· Me detuve unos segundos a pensar para analizar con cuidado cada palabra que acaba de decir PAULA, y aunque mi cerebro las comprenda a la perfección, algo dentro de mí es incapaz de aceptarlo, ni asimilarlo.

REGRESA A MI.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang