Ganadora del Watty 2022 en la categoría juvenil✨
«Una carta de amor, una chica con aroma a coco y un verano inolvidable».
***
Luego de una experiencia cercana a la muerte, Astrid es forzada a pasar el verano de 1999 con sus tíos en un pequeño pueblo...
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¿Estoy soñando? ¿Es así como deben sentirse los sueños?
Una voz dijo: ven a la fiesta.
La voz me tomó del brazo, la ira se fue disipando y me dejé llevar.
Desde ese momento todo se volvió extraño.
Había música, pero me costaba entender la letra de las canciones.
Había luces, pero eran halos que se movían a mi alrededor.
Había bebida, pero ya no podía sentir el alcohol en mi boca.
Había personas, pero sus rostros eran borrosos y sus voces distantes.
Me sentí mareada, así que decidí salir hacia la parte trasera de esa casa y me acosté sobre el pasto, fijando mi mirada en el cielo nocturno.
Ante mí había un hermoso cuadro, un profundo lienzo oscuro destellos intensos y la luna coronaba la escena con su brillo fantasmal. Aferré mis manos al pasto hasta que sentí la húmeda y fría tierra entre mis dedos.
¿Estoy soñando? ¿Es así como deben sentirse los sueños?
Poco a poco me hundía, como si estuviera acostada sobre arenas movedizas. Me costaba mantener los ojos abiertos, me costaba estar en mis cinco sentidos, darme cuenta de lo que pasaba a mi alrededor.
Un plácido sueño a la luz de la luna (vaya manera tan romantizada de decir que estaba muriendo).
Intenté mantener la poca consciencia que me quedaba en las estrellas, en el titilar luminiscente y en el leve vaho de aire que brotaba de mis labios. Mis sentidos se desconectaban uno a uno y por alguna razón aquello no me molestaba.
¿Estoy soñando? ¿Es así como deben sentirse los sueños?
Una serie de recuerdos empezaron aparecer de golpe. Algunos eran felices, otros tristes y por último estaban los dolorosos recuerdos de ese año.
Me di cuenta que aquello no era un sueño, pero tampoco era una pesadilla.
No podía mover los brazos ni las piernas, como si estuviera entrando en un estado de descanso luego de un largo viaje. Tal vez eso era todo, era mi merecido descanso de toda la mierda que había sucedido en mi vida.
Sentí que cargaba el peso del mundo en mis párpados.
Intenté luchar un poco, pero era algo sin sentido. No podía moverme, no podía hablar, no podía oler, no podía inhalar o exhalar.
Y por alguna razón aquello se sentía bien.
¿Por qué me costaba tanto cerrar los párpados y finalmente descansar?
La tierra, el cielo, las estrellas estaban cayendo sobre mí para empujarme más y más hasta que todo simplemente desapareció.
¿Es el fin del mundo? ¿Así debe sentirse el fin del mundo?
