25. Loki

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Todavía sostengo la carta hasta que Thor la retira para colocarla sobre el escritorio y sostener mis manos entre las suyas. Me doy cuenta que estaba temblando y que al contacto con él, todo desaparece. Observo la unión para luego verlo a él, Thor se sorprende un poco y no sé la razón, sin embargo, pronto tiene el intento de una sonrisa en sus labios.

—¿Estás bien?

—Sí —miento, estaba lejos de sentirme así. La carta que acabo de leer provocó un remolino de emociones del que todavía estoy aturdido. Odiaba la situación, verme envuelto en temas de desprecio y odio del que no era culpable, pagar consecuencias por sucesos del pasado que mi padre con Odín debieron solucionar en vez de darle prohibiciones a sus hijos que no comprendían nada. Hay un enorme nudo en mi garganta, mis ojos arden y pestañeo repetidas veces para evitar que las lágrimas escapen.

—Loki —No me di cuenta que aún estaba viéndolo, es posible que él haya visto mis intentos por no llorar, no dice nada sobre aquello. Siento su mano libre sobre mi mejilla que se enciende ante su toque, estoy seguro que estoy sonrojado mientras su pulgar traza círculos y líneas sobre la piel—. Sé que no estás bien, puedo sentirlo —dice posando su diestra sobre mi otra mejilla. No digo nada, mucho menos me muevo de mi sitio deseando que aquel momento se extienda por horas, todas las que sean necesarias—. Sé de todas las prohibiciones que nos inculcaron, del odio que nos decían debíamos sentir uno con el otro, pero yo nunca me sentí de esa manera. No pude hacerlo antes y mucho menos ahora, no me importa si Odín se entera, si grita, insulta o cualquier cosa por haber roto la regla que para él era esencial, pero para mí era absurda y más después de saber las razones detrás de su afán por odiarnos. ¿Sabes que no estaríamos aquí de no ser porque un día me invitaste al cine? —Niego con la cabeza, él prosigue—. Me gusta creer que de no haber sucedido, sería yo quien hubiera dado el primer paso. No podía estar más tiempo ignorando el anhelo de tener una amistad contigo, aunque claro, ahora el sentimiento es diferente—Cuando finaliza, pienso que dejará de sostener mi rostro entre sus palmas, pero contrario a eso, Thor besa mi frente, cierro los ojos y él aprovecha para posar sus labios sobre mis párpados, se dirige al puente de mi nariz, a los pómulos y mejillas que se sonrojan aún más al sentirlo.

—Bésame —pido en un susurro cuando ya no siento más contacto. Él luce un poco desconcertado, quizá porque no esperaba que hiciera una petición como esa—. Bésame —repito de la misma manera que antes y esta vez no es necesario una tercera vez porque siento sus labios posarse sobre los míos. Se sentía como si hubieran pasado años desde la última vez que pude experimentar un beso de Thor, mis manos buscan apoyo en su nuca, incrementando la cercanía entre ambos. Nos besamos hasta que se agota el aire en nuestros pulmones y debemos separarnos. Es la primera vez que lo veo sonrojado, sus iris azules brillan tanto que parece hacerle competencia a las estrellas—. Te quiero —digo aún con la respiración agitada por la acción anterior—. No existe día que no lo haga.

—También te quiero, Loki. Te quiero como no tienes idea.

Thor sonríe y se siente como si todo estuviera bien, aún cuando sé que no es así, todavía existen temas que debo enfrentar, como ver a mi madre o conocer a mi hermana, pero por el momento solo somos él y yo.

—¿Quieres cenar?

—¿En tu casa?

—Laufey no está y dudo mucho que venga hasta mañana.

Thor asiente, estamos a punto de dejar la habitación cuando él se detiene en el umbral de la puerta para ver la caja verde con dorado que hay sobre el escritorio.

—¿Ibas a botar esto? —pregunta tocando cada uno de los objetos que hay dentro.

—No, solo quería poner todo en un mismo sitio. Son recuerdos, Thor, no voy a botarlos.

—Puedes añadir la fotografía de los dos cuando teníamos cuatro años —responde con una sonrisa que no tardo en corresponder.

—Sí, pero después. Tengo hambre ahora y estoy seguro que tú también.

○●○

Thor se encarga de lavar los platos y cuando concluye permanece quieto en su sitio tanto tiempo que tengo que preguntar que sucede.

—¿Estás bien?

—Sí, me distraje por un momento. Debería irme a casa, es tarde —No da tiempo de responder, camina hasta llegar a la puerta principal y yo imito su acción para detenerlo antes que se vaya.

—¡Thor! —exclamo aunque no es mucha la distancia que nos separa. Él voltea a verme con confusión—. ¿Quieres quedarte?

—¿Más horas antes de irme?

—No, quedarte a dormir —Siento ardor en mis mejillas de nuevo y me pregunto a mí mismo cuando dejaré de sonrojarme por cualquier mínima cosa que involucre a Thor—. Solo si quieres, no estás en la obligación.

—Me gustaría mucho, Loki —responde retomando su sonrisa radiante, aunque no dejo de pensar que algo lo inquieta.

○●○

—¿Quieres que duerma sobre la alfombra?

—No seas tonto, Thor, puedes dormir en la cama, hay suficiente espacio para ambos.

—¿No será incómodo para ti?

—No.

—¿Estás seguro?

—Thor, sigues con tus preguntas y te mando a dormir con mi perro inexistente —camino hasta colocar seguro a la puerta en caso Laufey retorne y venga a mi habitación para ver si estoy bien. Por más que él no hiciera ese tipo de cosas, no podía estar seguro y prefería prevenir un mal momento con mi padre. Doy media vuelta viendo a Thor indeciso delante de la cama. De los dos soy el único que utiliza pijama. Thor no quiso regresar a casa solo me pidió usar el baño para darse una ducha y ahora no hace más que ver el colchón sin acostarse. Camino hasta quedar frente suyo, tomo su mano entre la mía y para su sorpresa, nos llevo a los dos hacia la cama a mis espaldas. Él coloca su palma libre para evitar caer sobre mí y yo atrapo sus labios en un beso.

—No sabía que tenías tanta fuerza.

—Te agarré desprevenido.

Me muevo hasta quedar debajo de las sábanas y lo invito a hacer lo mismo.

—¿Seguro que no hay nada que te moleste?

—No, Loki, solo es algo extraño estar aquí en vez de hablar cada uno en su habitación y desde nuestras ventanas.

—¿No te gusta?

—Me gusta tanto que tengo miedo que se repita y acostumbrarme a ello.

—¿Por qué?

—Por si nos descubren.

—No me importa, ¿a ti si?

—No mientras estés conmigo.

En medio de la oscuridad que apenas es alumbrada por la tenue luz de la lámpara, busco su mano que sostengo con fuerza, como si tuviera miedo que él se marchara y hasta cierto punto, es así. Thor parece comprender, besa cada uno de mis nudillos y luego posa su mano libre encima de la mía.

—No te preocupes, no pienso alejarme de nuevo.

Sonrío, él también y pronto caemos dormidos.

Forelsket |Thorki|Where stories live. Discover now