24. Thor

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Padre acude a las siete de la noche a mi habitación, de la cual no he salido en las últimas horas, él avisa que ha surgido una emergencia y debe irse con prisa.

—Ahora que sé lo de Hela, no es necesario que me mientas o uses excusas —respondo sabiendo a donde quiere dirigirse.

—Sí, lo siento. Dejé comida en el microondas.

Asiento, padre desaparece de mi vista y pronto escucho la puerta de la cochera abrirse y la marcha del auto unos minutos después. Debería ingerir alimento, pero lo que menos siento en momentos como este es hambre y aún si llevara bocado a mi boca el enorme nudo en mi garganta me impediría comer. Alzo el celular a la altura de mi vista siendo recibido por la conversación con Loki. Escribo un mensaje y espero que él responda.

“¿Laufey está en casa?”

“No.”

“Odín se fue hace apenas unos minutos, no va a volver hasta mañana en la tarde"

“¿Y eso me afecta en algo? Deberías ser directo desde el comienzo, si no tienes nada interesante por escribir, mejor no lo hagas”

“Tu caja, Loki, le dije a alguien que la devolvería a quien pertenece. Puedo ir yo a tu casa o venir tú, no tengo problema”

“Ven tú, no pienso moverme".

No respondo, dejo mi posición sobre la cama, me coloco la primera casaca que encuentro en el armario, subo el cierre para luego buscar y tomar entre mis manos la caja que me entregó Hela. Hay un extenso suspiro que escapa de mis labios y pronto mis pasos dejan la casa, apenas salgo veo a Loki afuera de la suya esperando por mí. No hay expresión que pueda reconocer en su rostro, nada que me indique que tipo de emoción lo embarga en este momento. Me aproximo, él cierra la puerta a nuestras espaldas y señala las escaleras hacia su habitación.

Él va uno o dos peldaños más adelante y yo cuento los lunares que adornan su nuca, son cuatro porque otro parece perderse debajo de la camiseta negra que lleva puesta donde me imagino que existen más de ellos escondidos por la prenda. Detiene sus pasos y de forma abrupta por estar perdido en mis pensamientos, realizo lo mismo, abre la habitación junto con un gesto para ser el primero en ingresar.
Quedo de pie por más que él repite que puedo sentarme si deseo, pero mis anhelos van mucho más allá de eso, quería abrazarlo, besar cada centímetro de su rostro, su frente, encima de sus ojos cerrados, los pómulos sonrojados, el puente de su nariz, sus mejillas y por último sus labios. Quería contar su lunares y trazar cada uno con mis dedos, decirle lo mucho que lo quiero en medio de caricias, sin embargo, aquello parecía una idea muy lejana, una fantasía que me gustaba conservar aún sabiendo las circunstancias y causa de nuestro distanciamiento.

—Loki… —comienzo a hablar originando que volteé a  verme. El nudo en mi garganta no desaparece, me esfuerzo por pronunciar palabra a pesar del inconveniente—. Esto es tuyo —extiendo la caja que él toma entre sus manos, apenas rozando la mía en el proceso. Lleva el objeto hasta el escritorio donde veo una caja más pequeña forrada de verde y dorado mientras él inspecciona la nueva. Procuro ser discreto y acorto los pocos pasos que me permitirán ver el contenido, veo el cuaderno personalizado que le regalé en su décimo cumpleaños, el libro que le compré junto con la nota adhesiva con un rayo en ella, el papel con el que vino envuelto el girasol que hice llegar por medio de Jane y junto a este, los boletos de la primera y única vez que fuimos al cine. Me pregunto entonces si los objetos están todos juntos para ser llevados a la basura o mantenerse guardados en un sitio que Loki pronto olvidará.

—¿Por qué —No continúa su frase. Sostiene una fotografía de él junto a su madre—. Casi no recordaba como era —El susurro apenas es escuchado, quizá lo dijo solo para él y por lo mismo, no digo comentario alguno. Sus manos tiemblan conforme indaga más dentro de la caja que hasta hace unos minutos era un misterioso para él. No abre ninguna de las cartas que lleva su nombre, en su lugar bota cada fotografía con enojo, rompe algunas donde sale Laufey y Farbauti hasta que se detiene en el último de los recuerdos—. Esto —Me esta viendo y ganado por la curiosidad diferencio a detalle lo que sostiene llevándome una sorpresa—, ¿acaso no somos tú y yo?

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