02. Thor

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El viaje concluye y tenemos que pretender ser la familia feliz que no somos. Mamá no está en casa, hace una semana que mamá se ha ido. Papá asegura que volverá, que solo es cuestión de tiempo y muy en el fondo, quiero creerle. Él también se marcha apenas algunos minutos después de haber llegado, dice que son asuntos pendientes del trabajo. Promete que estará de regreso antes de la cena pero yo dudo mucho que suceda. Optó por subir mi maleta hasta mi habitación donde termina sobre el colchón, no me molesto en vaciar el contenido. Me marcho de ahí porque odio estar solo, prefiero estar rodeado de personas, conversando y no quedarme encerrado en cuatro frías paredes. Reviso mi celular donde ya contesté todos los mensajes, he esperado alguna respuesta mientras miro el círculo verde que indica que la persona está conectada, pero nadie envía una contestación. Suspiro y sin saber que hacer, dejo mi casa tal y como hizo primero mi madre y mi padre hace poco tiempo, con la diferencia que yo no voy demasiado lejos, me siento en la vereda pateando una piedra hasta que esta termina al otro lado de la calle. Loki ha interrumpido su trayecto, su porte es misterioso, su piel pálida le hace lucir como un vampiro aunque dudo mucho que estos usen alguna camiseta de color verde. Él camina hasta mí después de darme de regreso la piedra que termina delante de mis zapatillas. Extiende los boletos de cine y me limito a darle una mirada de confusión.

–Solo si quieres ver una película conmigo, iba a ir con papá pero se fue al trabajo. Y sería un desperdicio de dinero no darle el uso apropiado a lo que compró, así que, ¿aceptas mi oferta o empiezo a caminar hacia el cine y observo una probable película mediocre yo solo?

Quiero reír por su manera tan apresurada de decir las cosas, es como si le temiera al rechazo, la mayoría de las veces utiliza el sarcasmo como un escudo, lo sé porque lo he escuchado discutir con Laufey en esas pocas ocasiones que ambos se dirigen palabras hirientes en la calle brindándole un espectáculo a los vecinos y a papá que utiliza eso a su favor para volverme a decir el mal ejemplo que es Loki.
Me doy cuenta que llevo mucho tiempo en silencio y me apresuro a responder antes que la oferta sea eliminada.

—Me encantaría —digo sonriendo pero, él no me devuelve el gesto. Es quizá la única persona que conozco que no me sonríe cuando yo lo hago.

—Perfecto. Vámonos —me entrega uno de los dos boletos—. Es una película de terror, espero no te moleste —añade y empieza a irse sin esperarme.

Tengo que caminar a paso veloz para alcanzarlo y poder ir a su ritmo. Le digo que no hay tanta prisa, la función inicia en más de media hora y podemos llegar a tiempo incluso si es caminando porque vivimos cerca, no obstante, él no me escucha, de hecho, no dice algo al respecto, continúa en lo suyo y me sorprendo de lo rápido que puede ir. Llegamos mucho antes de lo esperado, Loki sube las escaleras eléctricas sin oír mi sugerencia de usar el ascensor.

—Odio el ascensor —dice una vez que llegamos al segundo piso del centro comercial—. ¿Te imaginas quedarte encerrado y que ocurra un accidente? —Se aproxima a una tienda de libros e ingresa para darle una ojeada a las distintas obras que hay.

De pie en una esquina, no le digo que el cine queda del otro lado, lo observo en silencio, maravillado por todas las veces que Loki encuentra algún libro que es de su agrado porque esboza una pequeña sonrisa. Vuelve a dejar el objeto en su lugar y prosigue con lo suyo. Se mueve como si conociera cada rincón de la pequeña tienda, encuentra libros en oferta, a mitad de precio y algunos de edición limitada. Hay uno en especial que provoca que verifique el dinero que posee en su bolsillo, su sonrisa se borra al instante. El libro termina en el sitio de antes y Loki regresa a mí para decirme que es hora de irse.

—Creí que comprarías algo.

—No, tal vez mañana —responde y cruza la puerta luego de haberse despedido del trabajador.

Lo sigo una vez más. Ahora si terminamos en la fila que lleva a la sala respectiva de cine. Loki vuelve a comprobar su dinero, frunce los labios en una mueca de la cual me hubiera reído si tuviéramos la suficiente confianza.

—Esperame aquí. No tardo —anuncia dando media vuelta.

Doy por hecho que fue por otro libro que se encuentre dentro de su presupuesto, pero al volver lo que lleva en las manos es una bandeja repleta de comida. Me ofrezco a ayudarle, él se niega y me pide que consiga el boleto dentro de su chaqueta. Es nuestro turno de ingresar, le doy las entradas al encargado y ambos ingresamos a la sala que tiene las luces prendidas. No tardamos en encontrar asientos adecuados, ni tan atrás, ni adelante. Estamos en el medio en la posición adecuada para observar la enorme pantalla. Loki se coloca los anteojos que obtuvo de su bolsillo y lo observo un momento ante la nueva imagen que tengo ante mí. No recuerdo haberlo visto en la escuela de esa manera.

—¿Me estás viendo porque quieres tu porción de palomitas de maíz? —interroga extiéndome la comida junto con el vaso con gaseosa. En la bandeja solo han quedado los dulces.

—¿Usas lentes? Antes no te vi con ellos.

—Evito utilizarlos en la escuela. Por algo me siento adelante.

—¿Por qué? Te ves bien —Y en cuanto lo digo me apresuro a llevar un gran puñado de palomitas a mi boca.

—Porque no me gustan —confiesa al mismo tiempo que las luces se apagan para dar comienzo a la función.

Loki realiza comentarios en el transcurso de la película. Todas son quejas respecto a la trama, los personajes y la carencia de terror. Las otras personas gritan en determinados momentos provocando que las palomitas salten de su envases y terminen en el suelo. Loki permanece sereno y hasta aburrido limitándose a desaparecer la comida.

○●○

—Le diré a papá que no valió la pena —comenta una vez que salimos—. Aburrida, sin sentido y provocador de sueños —añade deteniéndose en el inicio de la escalera que llevará al primer piso.

—Debo llamar a mi padre para que venga por mí. Y no creo que sea conveniente que nos vea...

—Comprendo —interrumpe. Solo mueve su mano derecha a manera de despedida y se va.

Me aseguro que Loki no vuelve y solo entonces, doy media vuelta para ingresar a una tienda. El empleado me saluda al reconocerme de hace unas dos horas atrás. Asiento con la cabeza, me aproximo al sitio exacto donde estuvo Loki y busco el libro que él sostuvo entre sus manos. Al conseguirlo, voy de nuevo hacia el mostrador donde pago sin dudar ni un segundo. El trabajador me desea una buena noche y una estupenda lectura, pero lo que llevo todo el camino hasta casa no es para mí.

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