35. Thor

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Final 1/2

Nuestra última clase que dio un punto final a nuestra etapa escolar transcurrió hace unas horas. Son casi las seis de la tarde, en las afueras de la escuela hay diversos tipos de automóviles que han utilizado los padres para acudir a la entrega de calificaciones y unos cuantos alumnos que no pueden aguardar más por saber como les ha ido. Caminan impacientes de un lado a otro, nerviosos por el resultado. Distingo a Jane conversando con tranquilidad con Sif, a Sigyn a una corta distancia de ellas mirando hacia la fachada de la escuela, Tony está apoyado en la puerta del auto de su padre mientras se entretiene enviando mensajes y por último, a Loki a un lado de su amigo, pateando una piedra en medio del camino hasta que esta termina en la vereda a mis pies. Me dedica una sonrisa que devuelvo gustoso.

—Basta, ustedes dos —menciona Tony guardando el celular en el bolsillo del pantalón.

—No estábamos haciendo nada.

—Puedo sentir su amor en el aire. Me marea.

—Apuesto que eso dicen los demás cuando estás con Rogers.

Las mejillas de Tony enrojecen ante lo dicho, él quiere protestar, alza el dedo índice dispuesto a hablar en su defensa, pero las puertas de la escuela abriéndose, mandan al olvido su intención. Localizo a Odín entre el grupo de personas, a unos pocos metros detrás viene Laufey agitando con felicidad una hoja entre sus manos. Él se adelanta hasta acudir a nosotros, felicita a su hijo con un abrazo, para mi sorpresa, realiza lo mismo conmigo. Al ser soltado, visualizo a mi padre con los brazos cruzados que luego señalan al auto a su lado.

—Debo irme.

—¿Vendrás a cenar?

—Estaré ahí sin falta, señor Laufey —respondo caminando hacia adelante, agito mi brazo de un lado a otro para despedirme, subo al asiento del copiloto sin saludar o dirigirle la mirada al hombre que espera por mí. Lo último que capto es a Loki viendo con una sonrisa su boleta de calificaciones.

○●○

El regreso a casa es silencioso, tan abrumador e incómodo que, por un instante creo que he desaprobado, sin embargo, un rápido vistazo a la hoja que descansa a un lado y la anterior felicitación de Laufey sirve para descartar mi temor. Odín aprieta con fuerza el timón originando que sus nudillos se tornen blancos por la fuerza empleada. Casi hace caso omiso a una luz roja, acelera la velocidad en más de una ocasión y me hace pensar, por un breve segundo, si no tuvo un encuentro desagradable con el hombre que alguna vez amó. Los minutos transcurren en completo silencio hasta que llegamos a destino. El vecindario esta alumbrado por los faroles públicos, algunas hojas de árboles en la acera se elevan unos centímetros a causa del viento nocturno, papá abre la puerta diciéndome a último momento que realice lo mismo. Entramos a casa sin dirigirnos ni una sola palabra.

—Buen trabajo, conseguiste la beca deportiva.

No hay emoción alguna en su voz, la boleta de calificaciones cae hasta aterrizar en la alfombra y él opta por subir la escalera hasta su habitación donde cierra con un portazo que se oye hasta donde me encuentro. Doy una rápida mirada al papel a mis pies, las notas con tinta negra, las felicitaciones en una esquina. Agarro el objeto entre mis dedos, veo durante minutos, lo doblo en dos y guardo en el bolsillo antes de irme de casa para ir a la de Loki.

○●○

Laufey nos ha permitido ordenar pizza y comer mientras miramos unos de esos programas concurso de televisión. Realizamos comentarios ocasionales y apostamos una rebanada de pizza quien será pronunciado ganador. Loki sonríe amplio al ver que su predicción fue cumplida, extiende su plato esperando las porciones que no tardan en llegar.

—Puedo reconocer el talento cuando lo veo —pronuncia dando una mordida, el queso derretido instalándose en la comisura de sus labios y mis enormes deseos de limpiarlo a base de besos.

○●○

Esa misma noche, llamo a mamá, le cuento sobre mis calificaciones que fueron más favorables de lo que esperaba, le menciono la beca deportiva que conseguí y por supuesto, como deseo irme de casa y vivir con ella. Frigga no presenta objeciones, por el contrario, se disculpa conmigo.

—Creí que estar con tu padre sería lo mejor para ambos.

—Nada ha cambiado entre nosotros. Prefiero vivir contigo, la universidad quedará más cerca.

—¿Qué pasará con el bufete de abogados de tu padre? No puedes…

—Estudiaré derecho solo para darle el gusto, pero no quiero manejar una asociación que no hizo más que separarnos, que creo conflictos entre la familia Laufey y nosotros, es absurdo.

—¿Loki no piensa continuar con el legado de su padre?

—No lo sé. —Y la verdad es esa, que los dos no hemos hablado sobre el futuro de una manera más realista porque sé que, en el fondo, nos aterra—. No lo hemos comentado.

—Está bien. —Madre susurra del otro lado de la línea—. Sabes que eres bienvenido, ¿cuándo será tu graduación?

—Sábado. No faltes, ¿de acuerdo?

—No lo perdería por nada del mundo.

○●○

Pensar por un segundo que estoy a tan solo unas horas de despedirme de una etapa esencial en mi vida, me dan ganas de llorar producto de la nostalgia, sin embargo, me contengo mientras observo mi reflejo en el espejo de mi habitación. Arreglo la corbata que estaba ligeramente torcida, doy una vuelta y visualizo a Loki en su propia habitación, él se coloca el saco encima de la camisa blanca, alza la mirada y se encuentra con mi presencia. Porta lo lentes que acentúan más sus facciones, esos que le molesta usar y que yo amo.

—Hola —musito con un brazo elevado que se mueve de un lado a otro.

Loki realiza una reverencia, una pequeña sonrisa asomándose en sus labios y sé que esa es señal para encontrarnos e ir juntos a la escuela.

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Distintos alumnos pasan delante de nosotros, la voz del director Coulson cerca diciendo que pronto comenzará la ceremonia y todos debemos estar en nuestros asientos. Acelero el paso solo para ser detenido a unos pocos pasos de la entrada, volteo encontrando a Loki atrayéndome hacia él para un beso en los labios.

—Felicitaciones por tu beca. —Es lo único que pronuncia al separarse, se aleja poco a poco hasta encontrar su lugar indicado.

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Los diversos discursos me generan aburrimiento, parece que tardarán horas en concluir, pero para mi buena suerte, el último que toma el micrófono es el entrenador Fury quien nos cuenta cuan orgulloso está de nosotros y espera que el resto de nuestra vida sea próspera. El director vuelve a estar al mando, la suave música instrumental de fondo, los padres con celulares y cámaras en alto ante el anuncio de cambiar la borla del birrete de un lado a otro. Realizamos la acción entre aplausos, vítores, aplausos y algunas lágrimas.

Solo entonces, entre el público, localizo a Farbauti en una esquina con una expresión de seriedad. Busco a Loki, pero él ya está yendo a su encuentro aprovechando la celebración de los demás para pasar desaparecido incluso a ojos de Laufey que conversa con Frigga y le enseña la pantalla de su celular. Quiero moverme, acompañarlo, pero sé que, en un asunto como ese, no soy más que un extra, por eso decido quedarme al margen, atento por si debo intervenir.

 

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