07. Loki

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Contrario a lo que pensaba, papá no me ha visto con Thor o sospecha que entre nosotros está naciendo una amistad. Él conduce por el camino que lleva a casa, la radio está encendida y sus facciones son relajadas. Ha intentado iniciar una plática, pero debido a los monosílabos y falta de interés que doy como respuestas, se ha dado por vencido optando por concentrarse en la autopista. Su amplia sonrisa me lleva a cuestionar lo que está planeando y no es hasta llegar a casa, ingresar y ver a la invitada sentada en el sofá de la sala que lo entiendo. Han pasado años desde la última vez que conversé con ella, unos siete para ser exactos. Papá carraspea para darnos a entender que sigue ahí, su sonrisa no se ha borrado y hasta cierto punto, me genera escalofríos.

—Muchas gracias por recibirme, señor Laufey —menciona la joven con un poco de timidez y sonrojo en las mejillas.

—Los voy a dejar solos para que puedan conversar —responde papá dejando el lugar. Sube las escaleras a un ritmo rápido y escucho la puerta de su habitación cerrarse.

Un suspiro escapa de mis labios, lanzo mi mochila hacia el sofá y mis brazos se cruzan a la altura de mi torso.

—Loki…

—Sigyn.

—Ha pasado mucho, ¿no crees?

—¿Por qué estás aquí?

—Siento no haber asistido a tu décimo cumpleaños y luego desaparecer. Sé que de nada vale explicar mis razones cuando han pasado siete años, pero aún así quiero que las escuches y con suerte, podrás entenderlas.

—Adelante. Te escucho.

Sigyn juega con un mechón de cabello rubio, este se enrieda entre los dedos de su diestra, segundos después, libera el cabello que se mezcla con los demás rizos que caen sobre sus hombros. Sus palmas se mueven inquietas hasta capturar el cierre de su chaqueta. Todo en  ella es una perfecta definición del nerviosismo. Cuando suspira cierra sus párpados y la escucho contar hasta tres en un murmullo. Observo sus movimientos y como soy recibido por el azul intenso de su mirada al termino del conteo.

—No quise irme, pero debes comprender que era un asunto que escapaba de mis manos. Le rogé a papá no cambiarnos de ciudad, no obstante, él no escuchó el pedido de una niña de diez años. Las maletas estaban hechas y nos iríamos el mismo día de tu cumpleaños. Lo único que él me dio fue tiempo para despedirme. No lo hice, no pude venir y decirte adiós porque temía que fuera la última vez. No quería que... —se detiene en medio de la explicación. Sus mejillas han vuelto a colorearse de rosado—. Para mí despedirme era de forma definitiva, significaba que no volveríamos a encontrarnos y en mi mente, creí que lo mejor era irse sin decir nada. Lo siento, Loki. Han pasado siete años y la verdad es que jamás imaginé ser recibida con los brazos abiertos porque no es tu estilo, ¿no es así? Nunca lo fue, era yo quien plasmaba besos en tus pálidas mejillas y te abrazaba como si fueras un oso de peluche.—Agacha la cabeza viendo sus zapatos blancos como lo más interesante del universo.

Quiero creer que los sollozos son producto de mi imaginación, pero ellos están ahí taladrando mis oídos y quebrando mi corazón en diminutos pedazos.

—Pequeña Sigyn —comienzo haciendo alusión a la forma en que solía llamarla por ser menor por algunos meses—. ¿No te dije una vez que si quieres llorar mis brazos te recibirían gustosos? —agrego extendiendo las extremidades a mis lados y recibiendo el peso extra que por poco me hace caer. Recupero el equilibrio y envuelvo mis brazos alrededor del cuerpo de Sigyn que incrementa su llanto incapaz de creer lo que sucede. Lágrimas empapan mi camisa blanca del uniforme. Al separarse, ella se disculpa por el desastre—. ¿Te sientes mejor?

—Sí, gracias —responde. Utiliza el dorso de su mano para limpiar el rastro de lágrimas en su rostro. Me sonríe como en los viejos tiempos cuando nuestra amistad era inseparable. Con un simple gesto puede llevarme al pasado—. No quiero seguir molestando, lo mejor será irme.

Forelsket |Thorki|Où les histoires vivent. Découvrez maintenant