18. Loki

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Existen ocasiones en las que Thor es el mismo, es alegre en clases, me brinda sonrisas amables dirigidas y se  escabulle de su casa para ingresar a mi habitación por las noches. Hay días en los que es una persona distinta donde permanece en silencio la gran parte del tiempo que compartimos y evita mirarme a los ojos como si ocultara un secreto que puede ser revelado en cuanto me mire una sola vez. He sabido preguntarle que sucede, que puede confiar en mí y contarme aquello que lo angustia pero la respuesta siempre es la misma.

"Solo es un mal día, estoy bien".

Y a la mañana siguiente, es el mismo de nuevo.

Existen pocas oportunidades en las que puedo estar en su habitación durante el día, como ahora que estoy sentado sobre la alfombra con cuadernos y libros abiertos a mi alrededor. Suelto un suspiro y retomo la lectura. Thor está a unos cuantos pasos, cambiando las canciones desde su celular.

—¿Sabes? —Empiezo bajando el libro hasta posarlo sobre mi regazo—. Deberías estar estudiando, los exámenes finales serán en una semana y parece que la única nota sobresaliente que vas a obtener será en deportes.

—¿Cuál es la prisa? Apenas es lunes.

—La prisa es porque conociéndote me pedirás ayuda a último momento. —Aparte de una reprimenda, pretendo generar una risa, pero Thor no emite sonido alguno. Todavía me está dando la espalda y harto de la situación voy a confrontarlo—. Thor—menciono poniéndome delante suyo—. ¿Puedo saber que demonios te sucede?

—Un mal día, te lo expliqué varias veces —responde sin apartar la mirada del celular.

—Estoy hablando en serio. —Tomo el celular entre mis manos y después de bloquear la pantalla, coloco el objeto sobre el escritorio cerca a nosotros—. Te dije que puedes confiar en mí porque esto ya ha dejado de parecer un mal día como tanto te empeñas en hacerme creer.

—Pero es la verdad. —Thor me brinda una mirada con la que intenta decirme que todo está bien—. Solo estoy cansado de ir a la escuela, visitar a mi madre en otra ciudad, fingir que mi padre no desaparece gran parte del día producto del trabajo, estudiar para los exámenes, —se mantiene callado unos segundos y prosigue con el final de su oración—. Obtener el único sobresaliente en deportes para poder aspirar a una beca en una universidad.

—No sabía que…

—No te preocupes, no se lo he dicho a nadie.

—Lo siento.

Sin saber que más decir, busco la unión de nuestros tactos, Thor ha vuelto a mirarme con aquel brillo en los ojos que tanto me gusta y una diminuta pero significativa sonrisa dibujada en los labios. Siguen sin existir palabras, sin embargo, el momento no lo amerita, él me quita las gafas y estas terminan encima del escritorio, sus manos ahora suben por mis brazos erizando la piel a su paso, se detiene en mi rostro y ofrece caricias con los pulgares sobre mis mejillas ya sonrojadas.

—Sé que decir esto es inesperado, pero, nunca olvides que te quiero, Loki.

Sin darme tiempo de darle una respuesta, une nuestros labios en un suave beso, su diestra se posa en mi cuello generando más contacto entre nosotros y podría pensar que el instante es eterno de no ser por el sonido de la puerta que anuncia la llegada de alguien. Nos separamos con rapidez, Thor no tarda en salir de la habitación no sin antes cerrar la puerta.
Puedo escuchar sus pasos bajando la escalera y a los minutos volviendo a subir acompañado de Odín, diferencio sus voces y la conversación que mantienen porque se han detenido en medio del pasillo.

—Tu madre llamó esta mañana, preguntó por ti y por alguna razón también por el hijo de Laufey.

—¿Loki? ¿Por qué lo haría?

—No lo sé, Thor, quizá porque siempre tuvo debilidad por ese muchacho. La verdad que ahora no tengo tiempo para hablar sobre eso, iré a descansar, ¿puedes pedir pizza para cenar?

—Seguro, no hay problema.

Distingo el sonido de una puerta cerrándose y segundos después veo a Thor ingresar a la habitación y soltar un suspiro de alivio.

—Este es buen momento para irse.

Me ayuda a recoger mis pertenencias y como en ocasiones anteriores, me acompaña hasta la entrada. No ingresa a su casa hasta asegurarse que esté en la mía. El resto de la noche nos comunicamos por mensajes hasta que es momento de despedirnos.






•••

Ha pasado mucho, una disculpa por haber desaparecido durante algunos meses.

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