EXTRA: La inspectora Aurelia Espinosa.

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Escuchó a esos hombres decir que había sido una sobredosis de heroína con una pureza increíble y vio la mirada culpable del forense cuando bajó la cabeza asintiendo.


Pudiera ser que la causa de la muerte hubiese sido una sobredosis, sí. Pero no podía creer que fuesen a pasar por alto de una manera tan jodidamente intencionada que a ese chico le habían desfigurado la cara a golpes, que le habían roto varias costillas y los brazos; joder, eso no lo hace la heroína por fuerte que sea el chute.


El joven de prácticas miró el informe forense, tal vez pensando lo mismo que ella. 


Viendo su gesto de profunda extrañeza el comisario se adelantó para decirle:


—Es claramente un ajuste de cuentas entre drogadictos. Se pelearía con otro, es lo que hacen los yonkis, quedándose en este estado lamentable se metería un pico fuerte para el dolor y... ¡Caput! Murió por la sobredosis. Sus amigos le encontraron, se asustaron y le tiraron al río para no meterse en un problema. Esta será la versión oficial, informad a los medios. Buen trabajo, señores. Hemos acabado.


"Vaya puta patraña" pensó Aurelia.


—Pe-pero... —Se atrevió a decir el chaval de prácticas. El rostro severo del comisario se le encaró y aunque parecía realmente arrepentido de haber comenzado a hablar siguió diciendo—: ¿No vamos a... Investigar para asegurarnos de que...?


—Sería una investigación infructuosa de manual —Fue interrumpido con tal intransigencia que todos asintieron como acto reflejo.


"Lo que es de manual es que os han pagado para hacer la vista gorda".


Porque el informe del forense no lo dejaba tan claro. El análisis de tóxicos decía que ese joven no solía consumir nada más fuerte que el THC de la marihuana y solo habían encontrado restos de MDMA y opiáceos en muy poca cantidad, tan leve que todo apuntaba a que fue consumida por primera y última vez días antes de morir.


Aurelia se mordió el labio. Los análisis de drogas en sangre y orina eran realmente útiles y exactos para determinar la cantidad del consumo en el momento de la muerte. Pero Aurelia adoraba el test de cabello, la gente no solía ser consciente de que el cabello no era otra cosa que queratina acumulada unida por proteínas que eran regadas por vasos sanguíneos en el folículo antes de expandirse hacia arriba, cuando esa piel crecía... ese pequeño fragmento de tiempo se quedaba ahí como un precioso mapa cronológico, con toda la información sanguínea bien estática en el tiempo. Analizando un cabello se podía saber si una persona era consumidora de drogas de forma habitual, o esporádica. 


En su mente negó aunque su rostro no mostrase nada. Ese chaval no era consumidor habitual. También su cuerpo lo corroboraba.


Uno; solo tenía un pinchazo. Pudiera ser que tomase opiáceos en pastillas o esnifado... pero eso seguía sin cuadrar con el informe.


Dos; de ser su primer coqueteo con la heroína inyectada se preguntó de dónde había sacado un niñato mierda de tal pureza. La calidad se paga, un yonki huérfano huido con lo puesto de un hogar tutelar no ahorraría para pagar por un chute, se metería de peor pureza porque es más sencillo de comprar en la calle. Lo primero que encontrase barato, vaya.


A ese chico le había sucedido algo terrible.

Algo horrible que debía estar relacionado con sus brutales desgarros anales, de los que, al parecer, nadie en esa sala quería hablar.

Algo que todos querían ocultar.


Y fue en ese momento, en ese justo instante mientras ella miraba la cara de su jefe fingiendo creerse su cuento, que decidió llevarse el trabajo a casa. 


IF IT HADN'T BEEN FOR LOVEWhere stories live. Discover now