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Sus ojos divagantes paseaban por toda la sala de estar antes de responder, sus dedos a veces se movían como si estuviera contando algo y al mismo tiempo llegaba a mecer su cuerpo.

—Azul. —Respondió decidido.

—¿Tardaste tanto tiempo para decir solo azul? —Su sonrisa salió en un segundo y negando con la cabeza también reía: —Ya sabía que responder.

—¿Entonces?

—Solo quería asegurarme.

Después de que Jimin y yo hiciéramos el trato de intentar ser amigos, hemos probado conversar algunos días. Saber que le gusta y que le disgusta, saber sobre lo que piensa sobre algunas cosas y el porque no piensa en otras. Sobre las amistades que tiene y las que jamás ha considerado.

Hemos avanzado un poco, me atrevería a decir.

Al principio un cuestionario solo para él, le resultaba incómodo. Decía que no quería ser el único interrogado, por lo que aceptamos a qué después de alguna pregunta mía, él podría hacerme una.
Aunque la mayoría de veces terminaba siendo la misma que yo le hice.

—¿Cuál es tu mayor deseo? —A excepción de esta. Su pregunta fué como si alguna señora imprudente me haya pisado con sus pequeños zapatos de tacón, ¿Cuál es mi mayor deseo?

Ni siquiera recuerdo cuando fué la última vez que deseé algo o en la que al menos soñé con querer algo.
Los ojos de Jimin comenzaban a pasar un poco más de tiempo en los míos por lo que, con esos pequeños ojos que tiene me pedía que respondiera.

—Creo que no tengo ningún deseo. —Respondí haciendo una mueca. —¿Tú tienes algún deseo? —Jimin asintió en seguida con sus labios sonrientes, pero no dijo palabra alguna. —¿Me dirás cuál es?

—No, es secreto. —Dijo riendo. —Incluso si tú tienes uno, no deberías decirle a nadie.

—¿Por qué?

—Porque solo así se cumplen. —Su rostro sonriente salió. Sus ojos se hicieron pequeños, demasiado, sus labios sonrieron e hicieron que la parte de arriba de sus dientes se asomaran junto a su encía.
Esa sonrisa dejó de ser nueva desde hace unos días, pero seguía siendo linda. Era la manera más tierna que creo que tiene para decirme que nuestra amistad tiene un futuro en su mente.

Su cabello tenía solo rastros del aquel color rosado que portaba cuando llegué, ahora lucía rubio con graciosos pedazos rosas descoloridos. Su madre lleva días diciéndole que debe buscar un color nuevo para su cabello sino quiere que lo mande a la peluquería y salga de ella calvo.
Su expresión fué más que divertida, sus ojos parecían querer salir de su rostro, sus labios repetían varias veces no y sus manos tocaban su cabello, como si le pidiera que no se fuera; se levantó del sofá y en seguida corrió a su habitación para después bajar con un verde gorro en su cabeza.

—Entonces, ve al centro comercial a buscar un nuevo tinte. —Le dijo después de reír vario tiempo. Jimin asintió pero al mismo tiempo hizo una mueca que decía que la razón por la que no pintaba su cabello era esa, debía salir a comprar; cosa que la señora Park describe como su actividad menos preferida.

Cuando las altas temperaturas del día bajaron, por fin pudimos salir al centro comercial. Jimin miraba por la ventanilla del autobús todo, desde los árboles hasta los pequeños perros que paseaban algunas personas; sus ojos parecían querer perderse en todo pero también concentrarse en una sola cosa.

El camino no fué largo, tardamos si quiera unos 15 minutos en llegar a las puertas del enorme lugar lleno de personas.

Cuando la señora Park me pidió acompañar a Jimin al centro comercial, entré en un cierto tipo de pánico; las personas autistas suelen estresarse cuando hay muchas personas rodeandolos, o es lo que he leído, ¿Cómo controlaría a Jimin si llega a entrar en algún tipo de crisis?
Pero no fué hasta que ella y Jimin con voz propia me hicieron saber que no es su caso, ni el de muchos; —Un caso escrito en un libro no debe ser generalizado, todos son completamente diferentes. —Me dijo con tanta seguridad que la calma era excesiva.

Autismo. || PARK JIMIN Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang