Autismo. || PARK JIMIN

012

“ Tener autismo no significa no ser humano, sino ser diferente. ”

— Jim Sinclair.

—¿Que lees?

—Un libro. —Respondí y el peliazul rodó los ojos. —Es sobre el orgullo autista. —Dije ya después de haber reído por la irritada reacción de Jimin.

—Realmente no sé porque deberíamos sentirnos orgullosos. —Murmuró sentándose en sofá verde limón que está en la esquina de la oficina de su madre, miró por la ventana un segundo y después regresó su mirada evasiva hacia mi dirección. —Yo no me siento orgulloso. Por mucho tiempo hasta odiaba serlo; había veces en las que no sabía si odiaba la escuela o si odiaba ser autista.
Mamá siempre decía que no era ningún tonto ni un discapacitado como para que las personas me traten como uno, pero también iba con todos mis maestros y pedía que tuvieran “consideración” conmigo. Cosa que por cierto hacía que muchos de ellos me trataran como un consentido.

Los brazos de Jimin se cruzaron, echó su cabeza para atrás y soltó aire por su boca. El libro pasó de estar en mis manos a estar en el escritorio, me levanté de mi asiento y esperando a que algo más saliera de los labios del chico de cabellos azules, me acomodé a su lado: —Lamento escuchar eso, Minnie. —Dije.

Él levantó los hombros y al segundo los dejó caer: —Es difícil ser autista. —Soltó. —Sé que hay mucho más allá afuera y que hay grados mayores al mío; grados en los que hablar hasta es imposible. Pero no deja de ser difícil, escuchar tan solo los ladridos de un perro durante la noche me asusta tanto que taparme los oídos no es suficiente.
A veces hablo mucho y muy claro, otras ni un hola puedo pronunciar por los nervios que de repente llegan a mí. Quiero tener muchos amigos, pero no sé de qué manera hacerlos.
Cosas como las matemáticas, la ortografía o leer en voz alta me agobian, por eso odio tener que ser yo el que debe pagar en una tienda. Lo más seguro es que tuve más faltas que asistencias en toda mi vida en la escuela, pero no podía dejar de sentirme enfermo cada que el lunes llegaba. —Jimin detuvo sus palabras y mordió sus labios mientras parpadeaba rápidamente a causa de lo cristalinos que comenzaban a estar. —Ser autista no hace que me sienta orgulloso. —Repitió secando sus lágrimas con el suéter rojo que trae puesto.

Los abrazos aún parecían ser un imposible para mí y Jimin, pero no podía mirar sus lágrimas sin evitar sentir como las mías comenzaban a nacer. Con delicadeza me acerqué más él, mi mano cayó sobre la suya y dió pequeñas palmadas en ella; ante tal movimiento, su dedo meñique comenzó a moverse un poco. Recuerdo que hizo lo mismo la primera vez que me miró a los ojos por más de un segundo.
Es la primera vez que veo a Jimin llorar, cosa que realmente creí que sería demasiado constante, por alguna razón que ahora que la recuerdo es absurda.

Al final, no se pudo llegar a un abrazo. Yo creo que con nuestras manos juntas ha sido suficiente, tanto para él como para mí.

—Gracias, Yeon. —Musitó Jimin en medio del silencio.

—No he hecho nada.

—Eres mi amiga. —Sonrió con los labios juntos. —Siempre creí que no tendría una amiga de verdad. Una tan real que hiciera cosas como leer libros o ver documentales aburridos para intentar comprenderme.

—Jamás hice eso en la escuela porque lo odiaba y ahora lo hago hasta por diversión. —Ambos reímos. Las dos líneas que tiene por ojos miraron nuestras manos aún juntas y sus mejillas comenzaron a tomar el color del suéter que tiene puesto. —Yo tampoco creí tener un amigo tan bueno como tú. —Hablé tratando de hacerle olvidar su sonrojo. —Todos los que tuve eran unos tontos, nunca supe elegir buenos amigos.

—Ni novios. —Rió agachando la cabeza.

—Ni novios. —Confirmé asintiendo y riendo, pero después le miré confundida. —¿Y tú como sabes eso?

Su risa se detuvo al escucharme, apretó sus labios y se meció un poco hacia adelante: —¿Saber que? —Preguntó con falso desconocimiento.

—No finjas no saber de lo que hablábamos.

—Hablabamos de tus amigos, no de Jungkook. —Al terminar, chocó fuertemente la palma de su mano en su rostro. —Ya no quiero seguir hablando. —Soltó frustrado.

—¿Cómo es que sabes su nombre? —Pregunté mirando como el solo se delata. —Yo jamás lo he mencionado.

Rendido, Jimin suspiró y ladeó la cabeza un poco: —El día que fuimos al centro comercial y regresamos al baño, salí y quise asustarte. —Levantó sus labios haciendo que pareciera un patito. —Peeero, él estaba ahí y dijiste Jungkook, por eso sé su nombre; nunca dijiste novio, pero supuse que pudo ser así, porque hablabas molesta, como cuando me dices que levante mi ropa del suelo. —Rió debajo de sus labios. —Entonces, mejor decidí esperarte frente a los baños.

—Creí que no sabías donde estaba. —Levanté las cejas.

Jimin negó: —Mamá siempre me dice que no es bueno meterse en conversaciones de otros. —Contestó.

—Mi madre igual. —Mi mano regresó a mí espacio después de que esta comenzara a sudar, la sequé en mi ropa y escuché al peliazul seguir hablando.

—¿Y?

—¿Y? —Pregunté.

—¿Si fué tu novio?

—Lo fué. —Asentí. —Y fué muy malo. Pero no malo en el sentido físico, jamás me lastimó de esa forma; pero si era un gran manipulador.
Me metí en muchos problemas solo porque él me hizo pensar que podía ser divertido, sin mencionar que todas esas veces creí que estaría conmigo. Al final solo me daba toda la culpa.

—Parece ser un mal chico. —Paseó sus ojos por el lugar.

—Tal vez llegará el momento en el que pueda cambiar. —Yo también comenzaba a pasear la mirada por el lugar, solo que yo ponía mi atención en todos los libros de la señora Park que aún me faltan terminar. —Así como me llegó a mí; llega el momento en el que te das cuenta de tus errores y ahí es cuando buscas cambiar.
Esta es básicamente mi oportunidad de mejorar las cosas que yo misma he arruinado.

Esos ojos divagantes cayeron sobre mí, sus labios sonrieron y con voz tierna dijo: —Lo haces bien, Yeonji. —Me dijo con sinceridad.

Si les interesa saber cómo se ve un corazón roto desde mis ojos, les invito a leer el nuevo shot de Song Request. Esta vez, Jungkook es el protagonista ahí. 💙

𝖊𝖚𝖕𝖍𝖔𝖗𝖎𝖆