008

14.9K 1.6K 218
                                    

No me sorprendió el saber que Jimin disfruta de los días soleados como el que hoy ha salido. Ni tampoco me pareció sorpresa el que su madre haya decidido que pasáramos el día con su familia; por lo que, en cuanto llegó el medio día, subimos al auto.

Aún si solo fueron 20 minutos de viaje en auto, yo sentí como si hubiéramos pasado horas escuchando el como los perros pueden expresar su tristeza al mover la cola hacia la izquierda y su felicidad al moverla hacia la derecha. Si, Jimin me agrada y hasta haría lo que fuera porque se sienta feliz, pero esos pequeños momentos en los que parece que sus labios no pueden detenerse, me hacen querer ponerle una cinta en la boca.

Y no solo son esos momentos de habla extrema y desenfrenada, también son las veces en las que todo lo que dice comienza a repetirse una y otra vez.

—Jimin.

—¿Recuerdas cuando teníamos a Fanny? Ella siempre meneaba la cola hacia la derecha, lo que quiere decir que era feliz.

—Jimin. —Volvió a hablar su mamá.

—Pero, es que acuérdate; cuando llegamos a casa, Fanny inmediatamente saltaba y su colita se movía hacía la derecha, yo creo que eso quería decir que era feliz. Si te acuerdas, ¿No?

—¡Jimin! —Repitió su madre, ahora con más fuerza, haciendo que el nombrado por fin la escuchara. —Si la recuerdo, ya entendimos. ¿Nos dejas continuar a Yeonji y a mi con nuestro tema de conversación?

El peliazul había pasado tanto tiempo hablando que incluso había olvidado que interrumpió la conversación que la señora Park y yo teníamos.

Jimin juntó los labios y miró por la ventana quedándose en silencio.

La primera vez que algo así sucedió, pensé que la señora Park no era muy tolerante con Jimin, incluso pensé que fué grosera la manera en la que hizo que se callara. Hasta que pasó por segunda y tercera vez, y sucedió lo mismo; Jimin alzó los hombros y se calló. Después volvió a hablar, sin escucharse enojado o molesto por la manera en la que le habló su madre.
En ese momento entendí que puede que Jimin a veces necesita que alguien le ponga un freno, no porque fuera desesperante, sino porque puede perder el fin y ahí comenzar a ser fastidioso.

Cuando llegamos, los tres bajamos del auto y estirandonos, escuchamos una voz alegre detrás de nosotros.
Jimin, corrió sonriente de inmediato a su abuela y esta con mas felicidad lo guardó entre sus brazos.

—¡Que lindo color de cabello! —Dijo la mujer de cabellos blancos separándose de Jimin. —Me gusta más este, el rosa a veces se veía medio apagado y no podías lucirlo bien.

Jimin sonrió mostrando parte de su encía y desapareciendo sus pequeños ojos, habló: —Gracias, Dae.

Susurrando en su oído, su abuela hizo que Jimin pasara dentro de la casa. Después, con la misma sonrisa, nos dió la bienvenida a nosotras; la señora Park recibió un cálido abrazo de su madre, seguido de un beso: —Estoy muy feliz de verlos de nuevo. —Expresó juntando sus manos y colocándolas en su pecho.

Comenzaron a pasar unos segundos de conversación entre madre e hija, teniendome a mi a un lado, esperando en silencio. Un incómodo silencio.

—Estoy segura de que tú eres Yeonji. —Si la señora Park no me hubiera dado golpesito en el hombro, hubiera seguido mirando a la nada, pensando en el gran hambre que tengo. —Halin habla mucho de ti cuando estamos al teléfono, ¿Cómo es tratar con Jimin? Difícil, eh.

—Muy difícil. —Reí sonrojada. —Pero creo que ya le he tomado el ritmo, señora.

La abuela de Jimin rió conmigo y después se acercó más a mí: —Llámame Dae, que los honoríficos los dejé de conocer desde que Jimin aprendió a hablar. —Volvió a reír.

Autismo. || PARK JIMIN Where stories live. Discover now