011

13.1K 1.6K 240
                                    

Mirar una película con Jimin es todo un reto. Mientras tratas de mirar lo que sucede, también tienes que estar atenta a lo que dice el chico a tu lado.

—Siempre odio esta parte. —Habló por milésima vez Jimin. —Ojalá haya una manera de regresar el tiempo y rescatarla, ¿No crees?

—No creo que pueda ser posible. —Me adelanté a decir y Jimin solo hizo una pequeña mueca.
Mirar Avengers: End Game por décima vez no hacía que la emoción de Jimin fuera menos; ni que sus aplausos fueran menos fuertes cuando todos regresan después del chasquido que Hulk con trabajo dió. Cada vez entiendo más el porque Seokjin prefiere hacer otra cosa en lugar de mirar una película con Jimin.

Y eso no lo hace un mal primo, o un mal amigo; ni a mí me hace una buena amiga por aceptar estar ahí aún cuando él habla sin parar. Es solo que a veces tenemos más paciencia que otros.
Seokjin siempre me ha dicho que no soporta que Jimin haga muchas preguntas durante la película, porque siente que se está perdiendo de algo por prestarle atención; en cambio, yo me he dado cuenta de que escuchar al peliazul hace que note más detalles en las películas.
No hay ni mejor ni peor acompañante para mirar una película, solo hay diferentes formas de querer hacerlo.

—De verdad es mi película favorita. —Sonrió después de decir algo que ya sabía. —No puedo evitar emocionarme con todo. —También sabía eso. Jimin apagó la televisión al terminar la película y después cambió su posición para estar sentado con las piernas cruzadas frente a mi. —¿Qué? —Preguntó después de que le mirara más de lo normal.

—Nada. —Me apresuré a decir y después desvíe la mirada. —Cre-creo que ya es hora de dormir, ¿No piensas lo mismo?

—Creí que aún no tenías sueño. —Levantó una ceja al mirar lo rápido que llegué a la puerta. —Pero, bueno. Descansa. —Jimin se hundió en las sábanas de su cama y desbloqueó la pantalla de su celular. Le sonreí una vez más sin necesidad de que me mirara y abrí la puerta para salir.

No era muy tarde, pero tampoco temprano, así que evitando hacer algún ruido que despierte a la señora Park, caminé hasta mi habitación. Lo que no sabía es que ella también seguía despierta; después de dar un grito ahogado y de tratar de saber si mi corazón sigue latiendo, reí un poco con la mujer que estaba detrás de mí.

—Ustedes dos duermen cada vez más tarde. —Me dijo cuando el susto que me provocó comenzó a irse.

—Lo siento. —Me disculpé con una mueca. —Queríamos ver una película. —Traté de excusarme.

—¿Al menos terminaron de verla?

—De hecho, vimos 3. —Me reí y ella también.
La señora Park, o también Halin, es una mujer y madre tan común como otras; cuando no está en el trabajo, hace algún labor de casa y prepara comida que disfruta compartir con nosotros. Muchas veces me ha recordado a mi madre.
Pero tiene algo diferente, algo que no encontré ni siquiera en mi madre, su atención y comprensión extrema. Bien mi madre pudo haberme mandado a mi habitación después de haberle dicho que vimos 3 películas y que por eso seguimos despiertos; pero no, Halin solo rió y negó con la cabeza mientras dice « ¿Que voy a hacer con estos niños, Dios? » en medio de una risa.

La mujer de piel blanca me acompañó hasta mi habitación con tal de esperar a que realmente vaya a dormir, cosa que me causó risa porque creí que iba a arroparme incluso: —Hasta mañana, Yeonji. —Dijo apagando la luz.

—Necesito hablar de algo con usted. —Ese impulso de decir las cosas antes de si quiera pensarlas, de nuevo me atacó.

Después de voltear a verme, Halin levantó las cejas haciendo que sus ojos se abrieran un poco más: —¿Sobre que? —Preguntó mientras se acercaba a mi de nuevo.

—Sobre lo mismo de siempre. —Respondí.

—Jimin. —Contestó y yo reí en silencio. —¿Le has manchado de nuevo la frente con tinte? Porque si es así, solo espero que no sea un color tan fuerte como el azul. —Su risa comenzó a sonar después de recordar tan complicada semana que pasamos esa vez. Azul era una palabra que por nada del mundo queríamos mencionar en ese entonces.

—No, no, no. —Reí. —Espero que nunca más vuelva a pasar.

—Estoy segura de que Jimin piensa igual. —Levantó las palmas de sus manos y después me sonrió con los ojos. —Pero bueno, ¿De que quieres hablar a las 2:49 de la mañana? —Al escuchar lo último, levanté la mirada y miré el reloj que está en la pared.

Ay, si es muy tarde.

De un momento a otro, me encontré sin palabras, ni un solo pensamiento; no sé si es el sueño o simplemente no sé cómo decirlo, ni porque me he obligado a decirlo.
Pero ahora tenía que.

—¿Las personas autistas pueden enamorarse? —Apesar de que mi madre me ha dicho que ellos pueden ser personas tan comunes como nosotros, no puedo dejar de preguntarme eso. La señora Park siempre ha dicho que no es una experta en el tema, pero tal vez por el hecho de que su hijo es autista, tenga otra respuesta.

El rostro de Halin giró hacia mí y abrió los labios un par de veces: —Si pueden. —Ladeó la cabeza. Al escuchar el suspiro que salió de su pecho me hace pensar que lo que sigue va a ser mucho más difícil de comprender. —Pero no es fácil. —Siguió. —El amor es complicado en general, el estar enamorados no siempre sale como nosotros quisiéramos; a veces no somos ni la mitad de correspondidos, y cuando lo somos debemos entender que tenemos una responsabilidad con el amor de la otra parte.
Con una persona autista también hay responsabilidades, no solo de su amor, también está la responsabilidad de convertirse en una clase de traductor de sentimientos. Ellos necesitan las cosas claras y directas, por lo que será muy difícil para ellos adivinar que necesitas un abrazo cuando estás triste, o que te gustaría que te preguntaran sobre tu día al llegar la noche. La clave de una buena relación es la comunicación, haya o no una persona autista. —Sus ojos estaban sobre el pantalón de su pijama, parecía que es la primera vez que habla sobre esto. Su voz tiene un tono dudoso, pero también lo dice con confianza; sabe lo que dice, pero tal vez no ha sido total testigo. —Un autista tiene sentimientos, de ningún manera debería dudarse sobre eso; porque aunque no muchos lo saben, ellos llegan a tener tantos que se sienten abrumados. Tienen sentimientos y emociones al doble que nosotros, expresarlos es un reto de todos los días.

Cuando Halin terminó de hablar, yo me quedé en silencio junto a ella.
El canto que sobrepasa la ventana de algunos grillos y las manecillas del reloj son lo único que evita que estemos en un silencio completo, en donde ambas buscamos que decir ahora.

Hasta que una risilla escapó de los labios de la mujer a mi lado: —¿Él sabe que los quieres de esa manera? —Preguntó y traté de hacer como si no comprendiera al fruncir el ceño, pero por su mirada supe que no funcionó.

—No... No lo sé. —Respondí. —Últimamente he pensado en de que manera le diría que siento esto, ¿Que podría decir? ¿Que podría hacer yo después de eso?
Estar enamorada jamás me ha había confundido. De hecho, creo que jamás había estado enamorada.

—Puedes hacer algo. —Dijo rascando su barbilla. —O bueno, ya lo haces.

—¿Qué?

—Tus atenciones, tu forma de apoyarlo y la forma en la que le haces ver qué realmente eres su amiga, de alguna manera hará que comience a ser más cercano a ti.
Los casos que he conocido de matrimonios con una persona autista siempre hablan sobre la forma en que vieron a su pareja como la única que siempre estuvo ahí. No digo que debas casarte con él, claro. —Rió junto a mis sonrojadas mejillas. —Pero me refiero a que puede que ese sentimiento inquietante no solo viva en ti.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Autismo. || PARK JIMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora