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—Yeonji. —Sonó en medio de mi sueño. —Yeonji. —Volvió a sonar, solo que mis ojos comenzaban a abrirse. —Yeonji.

—¿Que? —Adormilada abrí la puerta y miré a Jimin.

—El desayuno está listo. No tardes en bajar. —Soltó y se fué sin decir más.

—¡Son las 8 de la mañana! —Lloriqué cerrando la puerta. Sin pena alguna habría bajado en pijama, pero al ver que Jimin tocó mi puerta arreglado como si fuera a salir, creí que yo también debía hacerlo.

—¡Que linda! —Exclamó la señora Park en cuanto llegué a la cocina. —Creí que tú serías de mi equipo y estarías aún en pijama. —Rió después de pasar el bocado que tenía en la boca.

La señora Park no solo tenía la pijama aún puesta, sino que también tenía el cabello hecho un desastre y su rostro sin una gota de maquillaje; hubiera bajado cómo estaba antes.

—Ven, siéntate. —Me invitó. —¿Te gustan los huevos o quieres que haga otra cosa? —Preguntó con el plato vacío en sus manos.

—Los huevos están bien. —Sonreí y dejé que la mujer de la casa me sirviera.

El desayuno era muy silencioso.
La señora Park miraba su celular de vez en cuando y después bebía un poco de su café; Jimin no quitaba sus ojos de su cereal. El cual por cierto, hubiera pedido en lugar de los huevos revueltos que hay en mi plato porque se ve mucho más indicado para un desayuno.

—¿P-puedo comer un poco de cereal? —Pregunté. La mujer frente a mí, antes de contestar miró a Jimin y él la miró a ella: —¿Puede Yeonji comer un poco de tu cereal? —Preguntó sonriendo pero no recibió respuesta. —Solo un poco, ¿Si?

El chico de cabellos rosados formó una mueca y en silencio expulsó aire por sus fosas nasales como si le hubieran quitado el que tiene en su plato.

Jimin, solo es cereal.

El desayuno terminó un rato después, Jimin sin muchas palabras levantó la mesa; y en lo que discutía con la señora Park para que dejara que yo lavara los trastes, él subió a su habitación; en la cual pasó horas dentro.

Su madre después de arreglarse, tocó la puerta y se despidió de él para después ir al trabajo.

Ahora, la casa estaba más callada.

Después de hacer mi cama, volví a bajar al primer piso en busca de algo que pudiera hacer, no puedo quedarme sin hacer ni una cosa. Se supone que estoy aquí para apoyar, pero ¿Cómo lo hago si la casa es el sinónimo de impecable?

—¿Que harás de comer? —La voz de Jimin detrás de mi hizo que sufriera un pequeño paro cardíaco.

—¿No estabas en tu habitación? —Pregunté con la mano en el pecho.

—¿Que harás de comer? —Volvió a preguntar.

Miré el reloj en la pared frente a mí: —¿Ya tienes hambre? —Jimin negó.

—No, pero quiero saber que harás de comer. —Levantó los hombros. Al notar que el chico de mirada ausente frente a mí está firme con el querer saber que es lo que habrá de comer, me levanté y caminé a la cocina con él.

—¿Quieres pasta? —Le pregunté y el negó con una mueca de disgusto. —Bien, que tal, ¿Croquetas de pescado? —Volvió a negar más disgustado. —¿Tteokbokki? —De nuevo no. —¿Entonces?

Jimin se sentó en una de las sillas de la barra que está frente a mí y movió las manos: —¿Por qué estás aquí? —Preguntó con mucha curiosidad. —Mamá dijo que no estudias.

Autismo. || PARK JIMIN Where stories live. Discover now