29 | Mereces a alguien mejor.

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Elenth Walters

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Elenth Walters

Mi corazón estaba destrozado al ver como Rhea Morgans no solo me había dañado a mí, sino a otra chica que ni siquiera se lo merecía.

Juleth Gallur nos vio en el auto, porque Rhea me llevó casi a rastras para suplicarme que volviera con ella. En ese instante su rostro mostró un montón de expresiones que solo reflejan lo destruida que estaba. Supuse que ni siquiera tenía una idea de quién era realmente la persona con la que estuvo saliendo todo ese tiempo, ni siquiera tenía una idea de quien era yo en la vida de Rhea.

Cuando Rhea me contó que andaba con una chica de su nuevo instituto, solo deseé que fuera una broma de mal gusto porque en verdad no dudaba que eso lo hacía únicamente para desquitarse conmigo, para que yo me arrepintiera, sintiera celos y le pidiera regresar.

Pero no fue así, porque yo no deseaba volver a estar nunca más con ella.

También me imaginé que estaba llenando a Juleth de mentiras, pintándole una imagen sobre ella que no existía. Rhea no era lo que parecía, era mucho peor. Y me dolía saber que estaba con una chica inocente, que realmente le quería, y al mismo tiempo seguía buscándome cada que podía, me suplicaba volver a estar juntas y me juraba que yo siempre sería el amor de su vida.

En verdad me dolió darme cuenta de la forma en la que jugó con ella, cómo supo enamorarla para después destrozarla. Hubiese deseado ser un poco más fuerte para contarle toda la verdad a Juleth antes de fuera demasiado tarde, pero la verdad era que ni siquiera tenía esa valentía para hacerlo. Me daba miedo lo que Rhea podía hacer contra mí, porque ya lo había hecho y no dudaba en que se volvería a repetir.

Juleth se encontraba en mi casa, sentada en un sofá con la mirada perdida en algún lugar. En sus manos sostenía un té tranquilizante, mientras que las lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

Después de confesarle toda la historia de Rhea ella quedó inmóvil, no supo qué decir o hacer, solo se dedicó a llorar de manera desconsolada como si en verdad estuviera destruida por completo. Pero yo podía comprenderla, nunca estaría preparada para darse cuenta de todo lo que conté en esa noche.

Rhea Morgans fue abandonada desde muy pequeña por sus padres, ella ni siquiera podía recordarlos. Marie, su abuela materna, fue quien se hizo cargo de ella y al mismo tiempo de Fyodor. Creo que ambos, a pesar de ser primos, se vieron siempre como hermanos.

Rhea siempre decía que ella desde niña fue rebelde, hasta lo admitía, se metía en muchos problemas y peleaba con todos sus compañeros de la escuela. Eso nunca cambió, pero cuando entró al instituto empeoró; tuvo que repetir el primer año por contantes faltas, mal comportamiento, conflictos relacionados con drogas y alcohol.

Yo la conocí en nuestro tercer año, cuando coincidimos en varias clases. Desde que la vi supe que acabaría gustándome, y aquello fue mutuo. Comenzamos a salir, íbamos a fiestas juntas y nos saltábamos las clases. Estando conmigo se alejó de las drogas por un buen tiempo, pero nunca lo dejó, y aun así yo estaba completamente enamorada de ella. Pero todo cambió cuando, poco después, ella comenzó a venderlas.

NavajaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant