4 | Es una maldita diosa.

48.9K 4.4K 4.1K
                                    

Desde que la chica nos descubrió hablando de ella, no me sentía para nada tranquila

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desde que la chica nos descubrió hablando de ella, no me sentía para nada tranquila. Era como ese suspenso de que en cualquier momento haría algo contra mí, eso estaba comenzando a enloquecerme.

Por esa misma razón me ausenté a clases el día siguiente, esperando tener un día tranquilo para hacer lo que quisiera en mi casa, dormir hasta más tarde, poner música a todo volumen y no hacer los quehaceres, más que todo por el hecho de que mamá no estaba en casa y mi padrastro se encontraba trabajando.

Sin embargo, todos mis planes se vinieron abajo cuando me topé con él a mitad de la sala. Mi sorpresa fue más grande que la suya, pero inmediatamente se transformó en el usual miedo. Él arrugó sus cejas y carraspeó, esperando alguna explicación de mi parte.

—¿No se supone que deberías estar trabajando? —le pregunté, con un tono de voz tembloroso.

—¿Y no se supone que tú deberías estar en el instituto? —me cuestionó también, con algo de amargura y cansancio—. ¿Qué haces aquí?

—Me sentía mal, no pensaba ir a clases hoy —mentí, retrocediendo un poco porque él comenzaba acercase.

—Pues yo te veo bastante bien —dijo con sarcasmo, pasando una mano por su desagradable barba.

—Sí, ya me siento mejor —traté de retractarme—. Me iré al instituto porque tengo algunos trabajos que entregar.

Él asintió, dándome una mirada amenazante de que si no me quitaba de su camino me iba a arrepentir. Lo observé por última vez con desagrado, aún andaba vestido con ropa de dormir y el cabello desastroso.

Preferí regresarme a mi habitación, para luego cerrar con llave y darme una ducha. Era mil veces mejor estar en el instituto que tener que soportar un día entero a solas con él en mi casa. Me enfurecí porque se suponía que debía estar en su trabajo, pero tampoco podía hacer nada ante ello. Solamente marcharme de allí, porque después de lo que pasó el año anterior le tenía muchísimo miedo a ese hombre.

Salí de casa tan pronto como me duché y alisté mis cosas, iba tardísimo pero ya inventaría alguna excusa creíble. El día estaba bastante oscuro, las nubes grises anunciaban una lluvia y el viento helado me hacía tiritar. Caminé hasta el instituto, las calles estaban repletas de personas, yo iba ajena a mi alrededor escuchando en mis auriculares la playlist de mi cantante favorita.

Por suerte llegué justo a tiempo para la tercera clase de la mañana, aunque ya todos estaban dentro del salón la profesora de Química me permitió pasar. Lo primero que observé fue a Holden y Valentino compartiendo mesa, mientras hablaban de cualquier cosa sin importancia, ninguno se percató de mi presencia porque se veían demasiado distraídos. Sentarme junto a alguna de las chicas no era una opción, porque ya el espacio estaba lleno.

Yo siempre compartía mesa con mi mejor amigo Holden, pero ese día ya Valentino ocupaba mi lugar. Por esa razón tuve que buscar otro asiento, pero no lo encontré hasta el fondo del salón...con ella.

NavajaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora