28 | El amor de su vida.

30.4K 2.6K 7.2K
                                    

Decían que la fiesta en el lago después de la graduación era una total locura, porque no solo se reunían personas de mi colegios, sino también universitarios y de otras colegios cercanos, incluso llegaba gente de las provincias vecinas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Decían que la fiesta en el lago después de la graduación era una total locura, porque no solo se reunían personas de mi colegios, sino también universitarios y de otras colegios cercanos, incluso llegaba gente de las provincias vecinas. En el lugar no faltaba el alcohol, esas sustancias que yo prefería no consumir, también había parlantes reproduciendo música a todo volumen y varios DJ reconocidos.

Íbamos en el auto de la rubia, que conducía a altas velocidades por la carretera, tratando de llegar a la fiesta lo más pronto posible. Liz y Holden también nos acompañaban, porque ir a ese lugar les pareció un plan genial. Cuando salimos del salón en donde fue la graduación, Rhea nos llevó a su casa para cambiarnos de ropa por una más cómoda.

Ahora que íbamos hacia el lago, el auto parecía que iba a estallar por el fuerte sonido de una de las muchas canciones que se reproducían de nuestra cantante favorita. Se había convertido en una buena costumbre escuchar canciones de LP mientras andábamos en su auto, pues aquello transmitía una paz inigualable.

Mis amigos iban bastante emocionados en la parte trasera del auto, uniéndose a la letra de las canciones, también haciendo videos para las redes sociales en donde no dejaban de mencionar que acabábamos de graduarnos y pronto seríamos universitarios.

Ya el vodka nos estaba haciendo efecto en el interior, pues esa botella no pasaría como si nada en nuestros organismos. No debí dejar que Rhea comprara tanto alcohol, tampoco fue buena idea beber tanto. Estuvimos en su casa apenas una hora, pero eso fue suficiente para bebernos una botella y varias cervezas.

A ese punto ya la preocupación por estrellarnos contra otro auto había abandonado mi cuerpo. Todo me daba vueltas, cualquier cosa me parecía extremadamente graciosa, un ligero y molesto ardor se presentaba en mi estómago y el sabor del licor aún estaba en mi boca. Pero, ignoraba todo aquello y me disponía a cantar a todo pulmón las letras de las canciones para disfrutar ese día como nunca.

—¡Qué se joda todo el mundo! —gritó Rhea al aire mientras sacaba la cabeza por la ventana e intentaba mantener el control del auto.

Ni siquiera me parecía descabellado que Rhea, quien más había bebido alcohol, estuviera siendo la conductora esa noche. Tan solo unas gotas de alcohol fueron suficientes para perder el miedo a cualquier cosa.

—¡Qué se jodan! —repetimos los demás al unísono, siguiendo sus locuras.

Liz, en medio de la risa, le pidió a Rhea que dijera algunas palabras mientras la grababa con su celular para subirla a sus historias de Instagram. Rhea no tardó ni dos segundos en hablar;

—¡Nos vamos a lago!soltó seguido de una carcajada, Liz trataba de grabarla—. ¡Vamos a celebrar que nos graduamos y a joderle la noche al imbécil de Fyodor!

Yo me reí, porque ella aún estaba enojada con su primo y parecía guardarle mucho rencor desde que estuvo en el hospital. La razón no la conocía, pero en ese instante no le presté mucha atención. En cambio, a Liz pareció importarle más;

NavajaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora