22 | Mis cicatrices

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―Valentino —logré pronunciar el nombre del chico—

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Valentino —logré pronunciar el nombre del chico—. ¿Qué haces aquí?

Mi voz se escuchaba temblorosa, la sonrisa se borró de mis labios en ese instante. Él me miraba con asombro, como si no pudiera creer lo que sus ojos captaban. Por mi parte me paralicé, creo que todo en ese momento se detuvo y dejé de pensar. Valentino tomó aire antes de hablar, la decepción en su rostro era indudable.

—Alguien me dijo que viniera, pero de haber sabido lo que me iba a encontrar ni siquiera me hubiera acercado —escupió, con una mueca de enojo.

Yo no me podía creer sus palabras. ¿Quién mierdas le había dicho que fuera y porque hizo algo así? En definitiva me sentía indignada, pero también asombrada al pensar que existían personas con tan malas intenciones.

Rhea se volteó de inmediato, observándolo sin ninguna expresión en el rostro, dejándole en claro que le importaba una mierda cómo se sentía al respecto por lo que presenció.

Pero en mi caso, no me sentía preparada para que él se enterara de eso y mucho menos para todo lo que vendría después. Un instante fue suficiente para que las cosas se salieran de mis manos, porque no solo Valentino se enteró de aquello, sino casi la mitad del instituto que se encontraba en el teatro.

Ahora todos sabían de lo nuestro, el rumor que correría por todas partes sería como Juleth mantenía una relación con la chica nueva del instituto a la que todo el mundo le temía. Y aunque poco me importaba eso, me daba miedo las consecuencias que podría traerme.

―No quiero volver a verte en mi vida, Juleth ―fue lo último que me dijo Valentino.

Sin dudar, lo que pasó ese día resultó increíble. Valentino se retiró del teatro, él se fue a casa después de presenciar la escena entre Rhea y yo. Entonces la obra de nuestro colegio fue descalificada de la participación, porque no podía ser presentada sin el personaje principal. Lo peor de todo fue que no solo él se molestó conmigo, sino también el resto de las personas que se enteraron de lo ocurrido, porque me acusaban de tener toda la culpa.

Ese día iba de la mierda y aún podía empeorar.

Por si fuera poco otras personas comenzaban a burlarse de nosotras, algunos susurraban cosas a nuestras espaldas cuando nos veían pasar, las risas no faltaban y mucho menos las miradas incómodas. Vivir en un país de Latinoamérica era lidiar con el hecho de que aún no estaban bien vistas las relaciones entre personas del mismo sexo. Nosotras fuimos el centro de atención en aquel lugar, yo solamente podía pensar en que nuevamente se repetirían aquellos momentos tan horribles del año anterior. No quería volver a pasar por eso.

Fueron meses enteros a inicios del año anterior, donde no solo se burlaban de mí por ser lesbiana, sino también por las cosas que me pasaron en aquella época. Esa experiencia se convirtió en un trauma para mí del cual aún me costaba mucho hablar. Si había algo que me daba miedo en la vida, era tener que repetir aquellos momentos.

NavajaWhere stories live. Discover now