21 | Ay, atrapadaaas, ayudaaa.

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No pude leer la escena en la que el Señor Darcy le declaraba su amor a Elizabeth Bennet, aunque fuese por quinta vez, debido a que la electricidad falló

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No pude leer la escena en la que el Señor Darcy le declaraba su amor a Elizabeth Bennet, aunque fuese por quinta vez, debido a que la electricidad falló. Mi habitación quedó en completa oscuridad, por lo que pude percatarme de que el único sonido que se escuchaba a lo lejos era el del viento en el exterior.

Los clásicos de la literatura siempre eran mis favoritos, me gustaba leerlos sin interrupciones y justo por esa razón me molesté tanto cuando la luz se fue. Quizás se debía a algún fallo o tormenta cercana. Sin embargo, de no haber sido por eso, no me hubiera percatado de las intenciones de mi madre.

Me escabullí con cuidado de mi habitación, tratando de no tropezar con los muebles, mientras alumbraba mis pasos con la linterna del celular. La oscuridad me impedía ver con claridad a mi alrededor, solo podía limitarme a caminar en dirección al sonido proveniente de la planta baja de la casa, pues se escuchaba como si alguien allá abajo estuviese revolcando cosas.

El pasillo estaba aún más oscuro, pero seguí la dirección que me llevaba hasta las escaleras. Sin embargo, cuando estuve a un paso de comenzar a bajar, un golpe me detuvo. Al principio creí que choqué contra algún mueble, pero pronto supe que tuve un impacto contra mi madre tan fuerte que casi acaba llevándonos al suelo a ambas. Alumbré su rostro con la linterna, ella entrecerró sus ojos debido a la molestia de la luz. También escuché como su respiración estaba más agitada de lo normal, maldiciendo en voz baja.

—Juleth —susurró, empujándome hacia atrás para alejarme de las escaleras—. No hagas ruido y apaga esa luz.

Ni siquiera terminó de pronunciar esas palabras cuando me arrebató el celular para apagar la linterna, dejándonos completamente a oscuras. No supe cómo se las arregló para adentrarnos hasta el interior de su habitación sin tropezar, pero tan pronto como estuvimos allí la escuché respirar con alivio.

—¿Qué sucede? —pregunté extrañada, porque su actitud me parecía muy extraña y poco común.

Por alguna razón, también tenía un mal presentimiento.

—Le puse seguro a todas las puertas de la casa —me informó con algo de temor en su voz—. No salgas de aquí y tampoco enciendas las luces.

Entonces supe que la electricidad no falló, fue mamá quien apagó todas las luces de la casa.

Quise buscarla con mi mirada, para saber qué estaba pasando, pero tanta oscuridad me lo impedía y a duras penas podía visualizar su sombra asomándose por la ventana. Era de noche, comenzaba a estar nerviosa y la extraña forma de actuar de mamá me intranquilizaba.

—¿Qué es lo que pasa, mamá?

No oculté mi temor, me aferraba con fuerza a las sábanas de la cama y mi corazón palpitaba con rapidez. Ella no se apartó de la ventana cuando me respondió en voz baja;

—Tengo miedo de lo que Frederick pueda hacer.

Sentí escalofríos cuanto escuché ese nombre.

—¿De qué hablas? —Me acerqué para sentirme protegida a su lado.

NavajaWhere stories live. Discover now