Algo magico

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Los primeros meses del año son los peores, el calor es tan insoportable que podría andar desnuda, pero las noches son frescas, tal vez para reconfortarnos del infierno diurno, Daniela a pasado los últimos dos días en mi departamento a petición de mis padres, no me moleta en absoluto... Su compañía siempre cae bien, Lana paso el día anterior aquí, cocinamos, vimos películas y se fue muy tarde, aun que le ofrecí quedarse, Daniela ocuparía la habitación de invitados y ella podía fácilmente quedarse en mi habitación platicando como mujeres, pero extrañamente estaba desesperada por irse, Alex llamo un par de veces y tuve que rechazar las citas que proponía, aun que si seguía negándome probablemente pensaría que lo rechazo por una razón y finalmente no le seria muy difícil adivinar la razón.

- ¿a donde irán? - pregunta Daniela, recostada en mi sofá.

- a dar un paseo.- respondo sonriendo.

- aja... Un paseo, a mi también me encanta dar paseos con Jhon.- ríe.

- solo que yo si daré un paseo, mal pensada.- suelto entre risas.

- quien quiere dar un paseo estando a lado de ese semental, eres una suertuda.- dice, bromeando, inmediatamente se me quita la emoción recordando mi problema de salir con Alex.

- un semental que viene con su poni incluido.- murmuro

- ¿qué? - pregunta Daniela.

- Nada, ya me voy... Esta abajo.- digo alisando mi falda, beso su frente y salgo de allí.

- hola.- sonríe Ángel...

- hola ¿como estas? - repondo nerviosa.

- bien gracias, te ves muy linda hoy.- dice.

- gracias, debo irme, nos vemos me despido.- besando su mejilla, por accidente una milésima de sus labios chocan con los mios.

- nos vemos.- responde mientras me alejo, el elevador llega y este aun esta allí, se despide agitando su mano, no puede ser mas incómodo.

Mis zapatos de tacón resuenan en el piso de la planta baja de camino a la salida, veo a Alex apoyado en su coche, me ve y se para.

- hola.- sonrió, puedo tener mil cosas en la mente, malestares y confusiones, pero su presencia siempre me provoca mariposas en el estomago, mis mejillas enrojecen por como me recorre con la mirada.

- ¿hola? Ven aquí.- tira de mi mano y me abraza.

- tu cabello huele a chocolate.- me susurra.

- lo se.- susurro, sonríe... Me abre la puerta de coche.

- me lo has puesto difícil Beck, dos días sin verte, ha parecido una eternidad.- suelta con una sonrisa angelical, sus ojos verdes lucen mas brillantes y mi corazón late como si no hubiera mañana, no puedo controlarme y antes de subir rodeo su cuello con ambos brazos y lo atraigo a mi, lo beso despacio, saboreando su sabor a menta, frio...

- Lo siento.- murmuro, sonríe y se inclina hacia mi cuello.

- estas perdonada, por esta vez.- sonríe y yo entro a su coche con una sonrisa de punta a punta.

De sube y arranca...

Enciende la radio y va cambiando hasta que sintoniza "Don't let me down"

- déjala ahi. - pido... él sonríe y lo deja.

- no creí que te gustara.- comenta.

- es enserio ¿existe alguien que no ame a los Beatles? - respondo riendo.

- espero que no.- responde.

Estaciona en un bonito restaurante, el valet se lleva el coche.

- este es mi lugar favorito en toda la ciudad.- comenta tomando mi mano.- la únicas personas a las que traje aquí, fueron mi madre y Matti.- dice tranquilo, no quiero pensar.

- ¿por que? - cuestiono, nos detenemos en medio del pasaje jardín.

- por que solo les enseño las cosas que me importan a las personas que de verdad son importantes para mi.- responde erizandome la piel.

El lugar es hermoso y acogedor, pero e conocido lugares mas...

- ya se, parece un lugar como cualquier otro.- dice sonriente.- pero aun no has visto la verdadera magia de este sitio, dice guiándome a unas escaleras, subimos dos pisos y ya no le veo ni una pisca de magia hasta que...

- woow, es...

- ¡es hermoso! - dice mirandome fijamente.

- es precioso.- respondo agitada, una terraza preciosa con las paredes adornadas con macetitas y flores fluorescentes, mesas y sillas de madera con el centro en bonitas lamparas en miniatura, nos sentamos en una mesa del centro, el garzón se acerca.

- buenas noches.- saluda.

- buena noche, queremos dos capuchinos y el postre especial.- pide, el joven anota y se retira, el lugar parece simplemente mágico.

- quiero que pruebes lo que me gusta.- toma mi mano y la besa, mi corazón esta al borde de un colapso, esto es simplemente maravilloso, me siento tan conmovida que me pondría a llorar si no hubiera gente aquí.

- Gracias.- murmuro.

- ¿por que, mi amor? - besa mi mano de nuevo, mi sangre se coagula... Es la segunda vez que me dice "mi amor"

- por confiarme esto, es casi mágico.- suspiro

- espera un poco y sera aun mucho mas mágico.- dice  acercando su silla hasta mi.- estoy loco por ti, Rebekah...- acorta toda la distancia y roza mis labios, los humedece lento y termina de juntarnos, me besa con algo que definitivamente no es a lo que estoy acostumbrada, algo parecido al cariño, el joven aparece con nuestro pedido, lo acomoda y se retira, sonríe y me observa comer.

- esta exquisito.- respondo con un trozo del postre en mi boca, humedece su pulgar y limpia el borde de mi boca y lo lleva a la suya... Lo observo un par de segundos embelesada, no se me ocurre nada mejor que decir que...

- eso es tan antihigiénico .- suelta una carcajada y toma mi rostro entre sus manos y me besa con tanta dulzura y no lo digo por el postre, no es que siga pensando en Ángel, pero me hace pensar que él nunca fue tan afectivo, los besos eran cortos o salvajes, el sexo era monótono, pero no podría llamarse hacer el amor, en lo que a mi respecta cogíamos por costumbre y necesidad, no lo culpo, tal vez el tampoco sabe que es hacer el amor, nunca me enseño que se siente estar enamorada y quiero creer que la presión en mi abdomen, mi corazón latiendo al doble de velocidad y mis manos húmedas no son indicios de que estoy enamorándome.

- mira al cielo Beck.- susurra contra mis labios, suena un estallido y miles de luces empiezan a iluminar el cielo, de todos los colores del arcoiris.

- feliz San Valentin, princesa Rebekah.

Sr. ManciniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora