Oh, qué bonito. Contesta entonces además sin querer, aun intentando escribir, así que puede que le escuches teclear.

—Angeeeel.

—Ohh... ¡oh! —le cuelga sin querer.

—Ugh —le vuelve a llamar. Vale, esta vez le contesta bien.

—Hello.

—Hombre...

—¿Qué?

—Ha costado.

—Lo mismo digo, te escribí hace hoooooras —medio protesta, aunque se recarga en el archivero y sonríe.

—Estaba dormido... y ahora me has jodido la peli.

Levanta las cejas y Crowley sonríe.

—Uso innecesario de las malas palabras. ¿Por qué habría de haberle hecho... algo así a tu película?

—Porque mientras me hablas no puedo verla.

—¡Tú me hablaste a mí! —protesta un poco—. De hecho ni siquiera debería hablar contigo, estoy sumamente ocupado haciendo una cosa que me ha pedido urgente Gabriel, que además parece estar de un humor de perros.

—Oh, si quieres te cuelgo y te pasas la siguiente hora y media escribiéndome un solo mensaje con la palabra Belcebú.

—No, no... si no he dicho eso. Ugh. Esta porquería no sirve, es el teléfono. ¡Primero lo escribió bien solo sin hacer tonterías! Crowley... necesito información del infierno. ¿Qué tan bien se conocen entre sí?

—¿Quiénes?

—Todos ustedes... y Belcebú a ustedes. ¿Sabe quiénes son todos? O... de repente se encuentran a alguien ahí abajo y no tienen idea de quién es.

—Ehm... ¿Qué? ¿Quieres decir cuando... alguien cae?

—Hmmm no. Quiero decir en general.

—No entiendo a qué te refieres.

—Quiero saber si Belcebú puede reconocer a cualquier demonio o no.

—Sí, claro que puede.

—¿Cómo?

—Pues ve a alguien y sabe si es un demonio.

—¿Cómo lo sabe?

—Pues porque lo sabe ¿Cómo lo sabes tú?

—Pues más bien sé cuando alguien no es un humano propiamente y ayuda... el resto. La cara, los gestos, los ojos... La ropa.

—Pues ahí lo tienes.

—Pero no es eso precisamente lo que te estoy preguntando, my dear boy... Es... ¿Se sabe los nombres de TODOS los demonios del infierno?

—Mmmm... pues no sé si conoce a cada demonio por su nombre.

—O pudiera pasarle, a ella o a cualquiera, que de repente alguno no les fuera familiar pero...

—Si me estas preguntando si reconocería a un demonio por la calle para saber si es un demonio. Sí, si me estás preguntando como para saludarle, no.

—Te estoy preguntando cuando fue la última vez que te encontraste a un demonio que en tu vida habías visto.

—Eh... no lo sé.

—Ugh, no es algo que pasa frecuentemente, entonces.

—No, eso seguro. Ni siquiera somos tantos.

—Cielos...

—¿Qué?

—Eso es un problema.

Sin CityWhere stories live. Discover now