Ardiendo

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Mi primera hora de clases ha sido un desastre. He tenido que mandar al delegado de esa clase una notificación indicando que usaran la clase para repasar, ya que el lunes pondría un examen.

Todo mi cuerpo arde y no me atrevo a seguir poniéndome más inyectables. Es obvio que no sirven de nada, o puede que sí. Tal vez el haber abusado tanto de ellos en los últimos días, me esté haciendo un efecto rebote y por eso soy incapaz de controlarme o de pensar con claridad. Puede que me haya provocado sin querer el celo más fuerte de todos los que he tenido hasta ahora.

Incluso he tenido que encerrarme en los servicios de profesores, al no soportar el dolor en mi vientre y en mi propio sexo tan duro que hasta el roce con la ropa me hace jadear. Abro mis pantalones y libero mi erección masajeándome durante unos segundos antes de sentir como me corro, salpicando hacia el inodoro.

-Mmmmm... ah... ah...- Tomo aire intentando aclarar mi mente, pero el sudor no deja de correr por mi rostro, nuca, espalda...

Apenas he terminado de correrme y mi mano no se detiene buscando algo más de satisfacción y alivio. Oh, por los Dioses... el dolor en mi interior me hace morderme el labio hasta sentir el sabor de la sangre, mientras mi mano se mueve tan rápido sobre mi excitada carne que de nuevo me corro dándome un par de minutos de leve alivio.

Tengo que marcharme de la universidad. Tengo que llegar como sea a la pension y...

-¿Kuchiki sensei?- Abro los ojos ante la voz totalmente reconocible de Mugetsu.- Kuchiki sensei, sé que está aquí dentro.

-Vete...- Digo intentando que la voz no me tiemble demasiado.

-Sensei, está totalmente descontrolado.- Dice acercándose hasta detenerse frente a la puerta del cubículo donde estoy.- Puedo olerlo, sensei. Su celo. Su semen. Su excitación...- Esa ultima palabra la gruñe empujando levemente la puerta y siento como un nuevo dolor me hace doblarme y gemir.

-Ah... vete... por fa... vor... ah...

Escucho varios ruidos hasta que de repente, algo cae a mi espalda. En cuanto giro el rostro lo veo frente a mi, vestido con unos pantalones vaqueros y una camiseta rojo sangre... casi del mismo color que sus ojos.

-No puedo simplemente marcharme, sensei. Yo podría ayudarte.- Dice antes de tirar de mi para acorralarme contra la pared del cubículo y besarme.

Sus labios se apoderan del los mios degustándolos y haciéndome quejar un poco cuando su fogosidad me roza demasiado fuerte el labio dañado. Él se aparta mirándome con esos ojos rojos tan hermosos tildados de preocupación y algo de enojo.

-Deberías tener más cuidado, sensei.- Dice rozando una llema de su dedo sobre mis labios hinchados antes de sacar su lengua y lamer la sangre que él mismo me ha provocado de nuevo con su toque.- Realmente no tienes ni idea de lo delicioso que eres, sensei y mucho menos de lo increíblemente que huele tu excitación.- Dice apretando su cuerpo contra el mio y haciéndome abrir los ojos al notar su dureza contra la mia.

-Ah... ah...- los gemidos escapan de mis labios sobre los suyos conforme la aspera tela vaquera roza mi piel sensible.

-¿Cómo de fuerte es el dolor?- Me dice mirándome intensamente.

-Duele...- aprieto los dientes.- Mucho...

Antes de que pueda reaccionar, desaparece de delante de mi para agacharse delante de mi entrepierna. Jadeo en cuanto siento su rostro hundido contra mi sexo sin poder evitar enterrar mis manos en sus suaves cabellos negros.

-Oh... tan húmedo...- susurra rozando su nariz por mis testículos y empujando con ella hacia arriba, cosa que los empuja y me hace gemir por más.- Tan dulce...- Dice cuando pasa su lengua por toda la longitud de mi polla recogiendo restos de mis corridas anteriores y parte del liquido que estoy segregando de nuevo.

Tres x Tres (omegaverse)Where stories live. Discover now