Deberías ser menos gruñona.

Start from the beginning
                                    

Es ahí cuando él forma una o con los labios y termina estrechando su mano. Le susurro un: Buena suerte, cuando mamá también se une. Daryl se da cuenta de mis ánimos y encoge los hombros.

—Todo está de maravilla —le digo —no es para tanto.

—Tal vez entró en pánico, Lara. No hay que ser tan duros.

—Me siento mal.

—No, no, sonríe y baila con nosotros, por favor —me extiende una mano y termino aceptándola. Mi amigo me da vueltas por la pista improvisada que se ha formado en la sala y bailamos al ritmo de Everybody wants to rule the world. Lo disfruto, bastante, a decir verdad, aun así, no puedo evitar echarles un vistazo a mis padres y a..., ¿dónde está él?

Lo busco con la mirada mientras le sigo el rollo a mis amigos. Al final me doy cuenta que él tiene la vista clavada en mí con una sonrisa pequeña, él está acolchonado en la pared y me saluda con un gesto de cabeza.

Va vestido con unos pantalones de mezclilla, una camisa de botones azul marino y encima un saco color beige.

—Ve ya —anima Maise aun bailando —se te cae la baba.

Pongo los ojos en blanco mientras le sonrío a mi amiga, porque esta vez puede ser que tenga la razón. Entro en pánico cuando me alejo de los chicos para hacerle compañía.

—Hey, ¿por qué no estás bailando?

—Sigo sintiendo el estómago revuelto, ya sabes, los viajes en avión no son mis favoritos, así que tuve que hacer un esfuerzo por no entrar en pánico —suspira. Me acomodó a su lado ocasionando que nuestros hombros choquen —aprecio todo esto —prosigue mientras observa lo que hay frente a nosotros. Acto seguido sus dedos se cuelan entre los míos hasta quedar entrelazadas, trago saliva instantáneamente. —Apuesto que no dejaste de pensar en mí.

Le miro de reojo y me doy cuenta que trata de realizar una sonrisa coqueta.

—Vaya, te estás convirtiendo en un engreído, Valtersen.

Mi comentario le ocasiona risa y niega con la cabeza.

—Solamente trataba de impresionarte, lo siento.

Presiono con ligereza nuestras manos.

—Lo has logrado, bueno, siempre lo haces siendo tú mismo —suelto con franqueza. Carraspeo la garganta —y dime, ¿cómo es la escuela?

Rafael no responde de inmediato, porque comienza a tirar de mi brazo para que salgamos del bullicio, a pesar de que se está poniendo buenísimo adentro, -ya que Fred ha comenzado a bailar sobre la mesa —salimos a tomar aire fresco. Lo cual no nos sienta nada mal.

El clima es fresco y eso es bueno, porque no nos estamos congelando como en otros días.

—Volviendo a tu pregunta; es un campus impresionante, donde volteara a ver había árboles frondosos y edificios antiguos. Las aulas tienen algo de clase —presiona los labios y hace un gesto pensativo —los profesores dan algo de miedo y sus estudiantes son amigables, tanto, que estoy seguro que mi hermana terminó teniendo un flechazo ante un estudiante de danza clásica.

—No inventes, ¿hablas en serio?

—¡Sí! Era muy evidente.

—¿Cómo te sientes con respecto a lo que pasó?

—Fue como un sueño, Lara, cielos, me sentí capaz de dejar mi huella ese día. Mis dedos se apoderaron del instrumento y sentí por un momento que no era yo el que estaba cantando. Sentí la adrenalina en todo mi cuerpo.

Y del caos nacen las estrellas #1 ✔Where stories live. Discover now