Rafael Valtersen, no está preparado para poner en riesgo su vida por un partido de fútbol americano. Sabe que es más hueso que carne y su mundo gira en su vía de escape: la música, donde puede viajar a otro espacio y tiempo.
Lara Foster, no es la pe...
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En el interior de los vestidores, resuena el eco de los instrumentos siendo tocados por la banda de la preparatoria Hartvig Nissen, con el propósito de alegrar a los espectadores presentes esta noche. Hoy es un juego importante para el entrenador del equipo de futbol americano y sus jugadores, pero no para mí. Empezando con la incongruencia de que nosotros no somos americanos, sino noruegos.
Como sea. No sé en que demonios estaba pasando por mi cabeza cuando acepté cubrir el lugar de mi mejor amigo para ser por el día de hoy la mascota del equipo. Daryl me imploró haciendo ojitos de perrito más unos tentativos billetes para que él pudiera salir con la chica que le gusta.
Con terror, le echo un vistazo a la cabeza de lince descansando sobre mi regazo con una sonrisa espeluznante. Me estoy arrepintiendo de ponerme esta cosa asfixiante y asquerosa con olor a queso.
¿Qué haré si no logro zafármelo del traje? ¿Y si me quedo atorada de por vida?
¡Qué horror!, quiero estar ahora mismo en mi casa disfrutando de alguna película de comedia, no que yo me convierta en una.
—¡Oh, por todos los cielos! —Verónica dispara las cejas hacia el cielo, al verme —¿Pero tú que haces aquí?, ¿en qué lío te has metido —lleva los brazos hacia los costados de su cintura. Viste el uniforme de las porristas de color rojo con blanco en una sola pieza, es bonito, no es nada insinuante y sexy, gracias a la coordinadora de deportes que no quiere exponer a sus alumnas al acoso.
Mi respuesta es una mueca. La chica de cabello oscuro niega con la cabeza a modo de desaprobación.
—Debí escusarme que tenía demasiada tarea —respondo de mala gana.
—Me han dado ganas de ahorcar a Daryl cuando lo vea, querida, no entiendo como dejaste convencer. ¡Los jugadores pueden taclearte o hacerte una de sus estúpidas bromas!
Mi quijada se tensa al escuchar esa última oración. Miércoles, hoy voy a morir y no le dije a mis padres lo mucho que los amo.
—¿Q-Qué dijiste? —el pánico se adueña de mi cuerpo. Que tarde o temprano me dará un colapso del susto —no creo que sean capaces, ¿o sí?
Sus orbes color chocolate se clavan en los míos con la expresión de preocupación. Si llego a salir de este partido con vida, le aumentaré la cuota por el cuádruple de lo acordado.
—Lo siento, Lara, pero, tu mejor amigo siempre es golpeado y aplastado en cada juego. La semana pasada terminó en un bote de basura.
Ahora comprendo porque la botarga tiene aroma a putrefacción. Que asco.
Lo mío no es estar en un campo moviendo el trasero, sino, en un escenario donde los reflectores me iluminas mientras protagonizo un personaje de ficción. Me encanta la actuación y espero algún día lograr ese sueño.
