Confianza.

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Confianza.

Confianza

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No puedo creer lo que ha pasado.

Tengo la sensación de que he recuperado totalmente mi confianza y ya puedo sentirme tranquilo conmigo mismo. Admito que no estaba en mis planes soltarle todo lo que siento a Lara, normalmente las cosas suceden a su debido tiempo, sin embargo, he tenido la necesidad de hacerlo esta noche. De tan solo tenerla cara a cara me había quedado anonadado, por supuesto, ella se ha terminado llevando una parte del crédito al pedirme la oportunidad de ser parte de mi vida.

Hacernos felices es una gran oportunidad que no desperdiciaré. Por otro lado, he tenido que contener las ganas de besarla al momento. ¿Cómo la enfrentaría al siguiente día si lo hubiera hecho? Y es que solamente su mera presencia, su tacto, esa mirada que me roba el alma, me pone de los nervios de punta. Uf, ya después se lo reclamaría.

Por el momento me quedo sentado en el pórtico al llegar a casa, sé que, si entro ahora, toda la atención va a repercutir en mí. Por otro lado, no cabe duda que Julie se muerde de ganas por saber al igual que Fred. Ambos están al pendiente de lo que me sucede.

Analizo mis alrededores; algunos postes de luz tintinean avisando que en cualquier momento ya no servirán, me gustaría decir que aquí afuera está todo en silencio, pero la verdad es que a cada segundo los autos no dejan de pasar ocasionando ráfagas de viento que levantan las hojas secas acumuladas en la acera y polvo de la calle.

Me toma de sorpresa cuando escucho la puerta abrirse a mis espaldas y termino girando la cabeza encontrándome con un Julie sorprendida, enseguida me percato que lleva en ambas manos bolsas negras de basura.

—Oh, hola, por un segundo creí que llegarías hasta más tarde —me levanto para ayudarla y me da una bolsa.

—Solo quería un poco de aire fresco antes de entrar —me rio y ambos caminamos con dirección a los contendedores de basura que compartimos con el vecino de al lado.

—¿Cómo te fue? —me pregunta mientras dejo la bolsa y ella la siguiente. La miro con la mejor sonrisa y se da cuenta que es lo que quiero darle entender —¡¿La has besado!?

Chist..., nunca sabes si los vecinos están al pendiente —Julie rueda los ojos —y no, no la besé, no por ahora.

Con ese comentario he logrado sacarle una enorme y escalofriante sonrisa. Volvemos al pórtico y nos sentamos.

Entonces aprovecho la compañía de mi melliza para hacerle una pregunta.

—Julie, ¿te has enamorado enserio? —estoy preparado para ver alguna reacción de sorpresa de su parte, sin embargo, no la hay. Julie toma una bocanada de aire y arruga la nariz cómo si mi comentario no le diera importancia.

—La verdad es que no. Hay chicos muy lindos en mi salón y tengo amigos que son un amor de persona, sin embargo, nunca he visto a alguien con otros ojos, con esa sensación de enamoramiento. De seguro que cuando eso me pase, no sabré qué hacer, de seguro perdería los estribos o algo parecido.

Y del caos nacen las estrellas #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora