Nuevito

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Nuevito

Nuevito

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Golpeo continuamente con la goma del lápiz la mesa mientras observo a cada segundo el reloj que se encuentra arriba de la pizarra, por otro lado, la profesora de Historia continúa explicando el tema que sigo sin prestarle la mínima atención, aunque en serio debo hacerlo sino quiero irme a los extras.

Mi cabeza da vueltas en torno al club de música, les mentiría si les digo que no estoy nervioso. ¿Qué tal si no soy tan bueno como esos chicos?

Sé que para otras personas es solo eso, un club. Pero para mí tiene un significado diferente que va más allá de leer partituras y tocar un instrumento. ¿Ya lo había mencionado antes, ¿no?

Ha sido importante para mí desempeño desde muy pequeño y una forma de liberación del mundo. Hasta este punto he tomado una decisión para la universidad, solo espero el momento de planteárselos a mis padres y lo acepten, estudiar en una escuela de artes sería lo mejor.

Cuando el timbre al fin suena, recojo mis cosas de la mesa para llevarlos a la mochila. La estampida de alumnos se detiene en la puerta tratando de salir entre empujones, tengo que esperar a que todos salgan para no recibir algún golpe de a gratis.

—¿A dónde vas con prisa? —Fred me mira extrañado.

—A la clase de música —le sonrío con alegría.

Mi mejor amigo forma un o con labios ates de seguir hablando.

—Oh, cierto. Había olvidado que irías hacer cosas de nerds —me da unas palmadas en el hombro y niego ligeramente al poner los ojos al frente.

—Y tú a conquistar chicas en la clase de natación.

—Bueno, en eso no hay duda querido amigo.

Fred Nass, es mi mejor amigo, le falta una que otra tuerca dentro de la cabeza, pero eso no le impide ser una persona genial y un poco fiestero.

Ambos somos totalmente diferentes: él arriesga, yo soy más cuidadoso, él hace amistad con el primero que se le interponga en su camino, yo... yo trato. Al fin y al cabo, nos entendemos a nuestra manera muy disfuncional.

Sé que puedo confiar en él y él sabe que puede confiar en mí.

—Richard debe estar entrenando justo en este momento, así que no creo que venga a molestarte —le miro con la expresión horrorizada. He estado evitando a esos mastodontes a tal punto de esconderme en los asquerosos baños —si es eso lo que te preocupa.

—Qué suerte —tuerzo la boca.

—¿Te parece ir por hamburguesas después?

—Eso sí me interesa —luego de pasar por varios pasillos, llego al aula 23 —te veo luego, hermano.

Y del caos nacen las estrellas #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora