¡Es un milagro!

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 ¡Es un milagro!

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Escucharlo cantar es un privilegio, Rafael demuestra que en verdad quiere convertirse en alguien grande y verlo esforzándose por dedicarse a lo que más ama es fantástico. Sus esfuerzos por cumplir sus sueños no son sencillos, ambos sabemos que el proceso de convertirse en un especialista artístico es complicado, sobre todo cuando el mundo no le da importancia a las artes como lo hacen con el deporte y de alguna manera me da coraje.

Sin embargo, ninguno de los dos se mantiene con los brazos cruzados ante la idea de hacer el cambio ante estos pensamientos.

De nuevo me concentro en Rafael que sigue deleitándome con su composición y esa maravillosa letra, las personas deberían escucharlo, a puesto que también les encantaría. Le miro detenidamente admirando las facciones marcadas de su rostro, él es condenadamente lindo y esos rizos que le caen encima de la frente lo hacen más atractivo. Sinceramente veo más allá de la belleza de una persona, lo más importante es su verdadero brillo que hay en el interior de cada quien. Pero aquí entre nosotros, él se ha sacado la lotería con ambas. No me juzguen, ¿de acuerdo? Tengo que reconocer lo que veo de una persona, se me es imposible guardármelo para mí mismo.

Para mi suerte no he sido pillada ya que él ha mantenido cerrado los ojos desde que comenzó. El corazón comienza a latirme desenfrenadamente cuando toca los últimos acordes y el silencio se propaga por toda la habitación. Me ha dejado sin habla, no busco las palabras adecuadas ante maravillosa obra. Ahora nuestras miradas se enfrentan, de seguro trata de adivinar lo que estoy pensando en estos momentos, otro mechón de cabello le cae en la frente e instintivamente me acerco para acomodárselo detrás de la oreja, esta acción ocasiona que mis mejillas comiencen arder, sin embargo, él me sigue observando. Me echo hacia atrás regresando a la orilla de la cama y lo que hago es aplaudir y alabarlo como si se tratara de un cantante famoso.

—¿Qué te pareció?, le faltan algunos arreglos, pero hoy en la noche los tengo listos.

—Eso ha sido fantástico, sin duda dejarás anonadado a los que te escuchen. Es un gran trabajo, ¿y sabes qué? Necesitas celebrarlo.

Él se echa a reír mientras abraza la guitarra.

—Pero ni siquiera sabemos el resultado.

—Oh, vamos —su comentario me saca de órbita y acto seguido me pongo de pie para dirigirme a su ventana que da al patio del vecino para luego voltearlo a ver—sé que nadie lo sabe, pero, ¿no puedes celebrar tu esfuerzo? Solamente detente a pensar cuanto tiempo te llevó escribirlo, cuantas horas de sueño perdiste al estar con tu guitarra por terminarlo.

Rafael deja escapar un suspiro y asiente con la cabeza, acompañado de una sonrisa en el rostro. Seguidamente se pone de pie para guardar su guitarra.

—De acuerdo, pero esto hay que celebrarlo con emparedados de queso crema y mermelada de fresa, ¿te parece?

Asiento con la cabeza y ambos nos dirigimos a la puerta para salir de la habitación. Fred aparece en mi campo de visión y me saluda con una gran sonrisa.

Y del caos nacen las estrellas #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora