Día 26

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V E R A N O

Fue cuestión de un parpadeo para que el calor golpeara las hojas de una nueva época. Si con una palabra podía describirse el panorama entero, sería... abrazador.

Sin duda alguna, los colores de cada atardecer eran cálidos, y los rayos del sol se expandían hasta la tierra como si dijeran "ven aquí, te protegeré con mi vida entera". Un abrazo visto como algo efímero en lo común, pero eterno para aquello visto con el corazón.

Eso era lo que el pequeño narciso imaginaba al ver al distante pero cálido girasol. Tan apacible que daban ganas de correr hacia él y abrazarlo. Hundirse en sus pétalos fragantes y mantener la esencia de su risa, resguardándola en un cascabel.

Solo así, podría escucharla por toda la eternidad.

El pequeño narciso, deseoso por una mirada suya se movió de un lado a otro con el vaivén del viento. Haciendo de todo por capturar su atención.

"Soy hermoso, mírame por favor."

Sin embargo, el girasol no hizo otra cosa más que mantenerse intacto. Desesperado, el narciso volvió a bailar, volvió a mover sus pétalos y hojas, pero nada de eso logró que ella girara. Pronto, ve como todos los tulipanes le miran con recelo, cómo se encargan de burlarse de ella.

"Ella se ve espantosa de noche, ella pierde su gracia, es simple, aburrida... nada simpática, ella... simplemente no pertenece aquí."

Es lo que susurran los tulipanes entre sus hojas. Sus raíces incluso le dicen al girasol que no es lugar para que esté ahí, que ella no pertenece a ese sitio y que debería marcharse. Pero que si no puede hacerlo, que es mejor que se marchite y en su lugar crezca otro tulipán digno del sitio.

Como consecuencia, aquel pequeño girasol inclina sus pétalos, tratando de evadir esos susurros de desprecio. Sin embargo, desde la lejanía el pequeño narciso exclama...

"¡No es verdad! no es cierto lo que dicen.

Eres digna, admirada y la más hermosa flor que he visto en toda mi vida... sigue alzando tus pétalos por favor... sigue haciéndolo, especialmente ahora... que es verano." Y ese pequeño girasol volvió a alzarse, dedicando una pequeña mirada hacia el narciso, como agradecimiento. Ese detalle, fue suficiente para que las hojas del narciso se agitaran, como su corazón.

En un principio creyó que tan solo la admiraba por ser distinta... sin embargo, ya no era así. No era admiración, lo sabía bien...

Él realmente...

La quería.

Abrazador... así es el verano.

Así es el amor...

~*~

Desperté de golpe, mi corazón se entumeció apenas respiré. El sudor frío resbaló por mi frente y solté jadeos desesperados.

—¡Yadiel! ¡Yadiel! —miré a todos lados, mis pupilas se encogieron al darme cuenta de que me encontraba en mi habitación, frente a mi cama estaba Jof, con los brazos cruzados. No podía ver sus facciones debido a que todo estaba completamente oscuro, sin embargo, por su silueta supe deducir que era él. —¡Tú! ¡Tú! ¿¡Qué has-

—No intentes ponerte en pie... Hal tiende a ser muy brusco y podrías marearte

—¡No me importa! ¡No me importa! ¿¡Dónde está Yadiel!? ¿¡Qué le han hecho!? Necesito verlo, ¡Necesito-

—Verlos a ustedes me traen tantos recuerdos... —dijo en un hilo de voz. —tantas memorias que creí que olvidaría... cielos

—¿De qué hablas? ¡Responde! Dime el paradero de Yadiel, ¡No está bien de salud! Y tengo-

—A eso vine Bridget. Sé cuán importante eres para él como él para ti, tengo prohibido siquiera venir contigo, pero dadas las circunstancias... y que Yadiel apenas está recuperándose, he decidido venir por cuenta propia. No sé cuánto tiempo le tomará despertar... o siquiera sanarse, pero...

—¿¡Cómo pueden ser tan inhumanos!? ¿¡Cómo podían verle a los ojos y no hacer nada al respecto cuando agonizaba!? ¡Son unos monstruos! ¡Tú y Hal son unos completos monstruos! Su corazón es una bomba de tiempo, ¡En cualquier momento podría morir!

Jof hundió los labios y bajó la mirada. Pude percatarme de sus expresiones tensas.

—No está siendo honesto contigo Bridget... y es por eso que Hal está muy molesto. Sé que ahora puedes odiarnos y estás en tu derecho... pero las cosas son más complejas de lo que aparentan. Sé cuán enojada estás con Yadiel por ocultarte la verdad, pero si supieras todo lo que él piensa, no dirías lo mismo. Comprendo tu rabia e impotencia, lo sé porque ya lo viví... sin embargo, sigue siendo un martirio

—¿Y a qué viniste entonces? —dije llorosa. —¿A decirme todo esto cuando sabes que Yadiel la está pasando mal? ¿Qué clase de amigo eres?

Él suspiró, alzando la mirada.

—Te diré en dónde encontrarlo...

Abrí los ojos de par en par, esperando por su respuesta.

—En las cajas ocultas sobre tu ropero, ahí encontrarás a Yadiel

—Pero qué...

—No balbucees y busca, da las gracias porque tu tía jamás lo encontró... sino, lo hubiera hecho pedazos. Y otra cosa Bridget... cuando encuentres la última lista de música... lee las iniciales de cada canción... a ver si ahora sí comprendes lo que es amar tiernamente a un narciso

Miré hacia el ropero, incrédula por sus palabras, pero cuando volví hacia Jof, ya no estaba. Quedé helada, ¿había sido una alucinación? No pude imaginarme a Jof... él estaba aquí, juro que estaba aquí.

Me puse de pie, tomé la silla de mi tocador y la arrastré para subir. Si era una alucinación mía, lo que acababa de decir no era cierto, pero grande fue mi sorpresa al sentir en las yemas de mis dedos una textura rugosa. Me levanté de puntillas hasta que finalmente alcancé el objeto frente a mí. Una caja enorme, envuelta en papel decorativo. Tenía un listón rojo encima, la sostuve contra mi pecho y limpié la cubierta. Estaba muy sucia. Al abrirla sentí más sorpresa, pues estaba llena de muchos papelitos cortados, pero había una hoja entera de color lila, en la cual tenía por título "Espero tu respuesta, si es la misma... entonces ama tiernamente a este narciso"

Por debajo de todos esos papeles había una libreta de portada color rosa, la tomé y limpié donde estaban las letras.

"Diario"

Abrí los ojos de par en par, bajé con caja en mano y me senté en mi escritorio, deslizando mis dedos por la primera página de la libreta. Esta sería por fin, la respuesta a todas mis preguntas. Lo que fui, aquello que perdí. Sentí el sudor frío en mi frente, tenía sentimientos encontrados, pero estaba dispuesta a saber la verdad.

35 días contigoWhere stories live. Discover now