Día 4

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—Me alegra saber que estás recuperándote rápidamente Bridg —dice el doctor mientras checa los monitores y escribe en su expediente. — solo una semana más y podrás volver a casa

—¿De verdad? — un brillo inmenso en mis ojos se manifestó y la amplia sonrisa de mi tía no se hizo esperar

Ella sostuvo de mi mano mientras sus ojos cristalinos retomaban fuerza al mirarme.

—Al fin después de tantos meses regresarás conmigo, Bridg... estoy tan feliz —su voz se entrecorta

Era algo extraño, a pesar de que sonreía con firmeza, pude sentir ese dolor en su pecho a través del tacto de su mano.

—¿Estás bien? —pregunté angustiada

Lentamente el doctor miró hacia ella, parecía preocupado y dudoso de dirigirle la palabra, pero finalmente lo hizo.

—Rachel, ¿estás bien?

Me asombré ligeramente al escucharlo por primera vez llamarle así, sin su típico señora o señorita. No me disgustaba, contrario a eso, me agradaba que se hicieran cercanos y más si mi tía estaba atravesando una etapa difícil conmigo. Ella se limpió las lágrimas de sus ojos y sonrió, él carraspeó nervioso y de nuevo replicó.

—Quiero decir... eh

—Está bien John, no tienes que ser tan formal

—Es que me preocupas mujer, tienes que descansar también

—Lo haré cuando mi querida vuelva a casa

Él frunce los labios.

—A tu sobrina no le agradaría verte tan mal... no podrás animarla si tú también te enfermas —alzó la ceja — así que, por favor, cuídate de igual manera

—John — ella dice con capricho — te aseguro que estoy en perfectas condiciones, me preocupo más por ella y sus comidas diarias, la alimentación, sin afán de ofender... es terrible, por eso le traje galletas

—Esa no es una comida sana

—¿Quién dice? Al menos la hace feliz, mira lo delgada que está, necesita carbohidratos

—Bueno Rachel, está bien que te preocupes, pero haz caso a mis palabras, no me gustaría verte tan mal

—Yo sol-

—Hazle caso, tía... —expresé en un hilo de voz y con una tenue sonrisa. Eso la hizo enarcar las cejas y llorar

Es la primera vez que la llamo así desde que desperté. Asiente y John sonríe con ternura, se aproxima a ella tomándola por los hombros desde atrás sin disipar su sonrisa.

—Rachel, por favor... no llores, las cosas ya van mejorando, ¿lo ves?

Ella asiente tomando de su mano.

—Gracias John, te agradezco todo, absolutamente todo

—Hey... —él me mira apenado y se aparta con lentitud de ella. —estaba pensando, ya sabes... bueno, si es que no es ninguna molestia..., si yo...

Le miré confusa, John parecía tan nervioso que ni siquiera podía articular adecuadamente las palabras. Su sonrojo poco a poco incrementó, me pareció adorable, tanto que no pude evitar sonreír y soltar risillas.

—¿Si tú?

—B-Bueno... es que, estoy preocupado de que tengas complicaciones una vez salgas de este sitio, necesitas cuidados y... ah, ya sabes, sería o pensé que era buena idea si..., si...

—¿Ibas a casa a cuidarme? —alcé la ceja, calló en seco con las mejillas coloradas. Reí, es una muy buena excusa para seguir viendo a mi tía, una muy buena jugada debo decir. Asiento, cosa que le hace relajar el semblante — por mí no hay problema

35 días contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora